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No se puede amar más que Dios

Cuando mi hijo Xavier estaba en jardín de infantes, extendió ampliamente los brazos y dijo: «Te amo así de grande». Yo extendí mis brazos aún más y dije: «Yo te amo así de grande». Con los puños en la cintura, dijo: «Yo te amé primero». Sacudí la cabeza y dije: «Yo te amé cuando Dios te puso en mi panza». Xavier abrió grande los ojos… «Ganaste». «Los dos ganamos —dije—, porque Jesús nos amó primero a ambos».

Orar y velar

Cuando tienen luchas espirituales, los creyentes en Jesús deberían tomar seriamente la oración. Sin embargo, una mujer descubrió que podría ser peligroso practicarlo de manera insensata. Cuando oraba, cerraba los ojos. Pero un día, mientras conducía y oraba (¡con los ojos cerrados!), no se detuvo en un semáforo, pasó volando el cruce y terminó en el patio de una casa. Aunque salió ilesa, le hicieron una multa por conducir imprudentemente y dañar una propiedad. Esta guerrera de oración no consideró una parte clave de Efesios 6:18: mantenerse alerta.

Compañeros angelicales

Cuando un examen médico tras otro llenó la agenda de Bev, su preocupación y agotamiento fueron aumentando. Se alarmó cuando los médicos le dijeron que estaban buscando un cáncer en alguna parte de su cuerpo. Cada día, cuando oraba o leía la Biblia, Dios la alentaba con las promesas de su presencia y paz. Una mañana, se cruzó con un versículo en Éxodo 23, que saltó de la hoja a su corazón antes de una cirugía importante: «He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino» (v. 20).

Arrancar la maleza de la preocupación

Después de enterrar unas semillas en el jardín de mi casa, esperé para ver los resultados. Había leído que brotarían entre diez y catorce días, así que las revisaba con frecuencia al regarlas. Pronto, vi que unas hojas verdes se abrían paso por el suelo. Pero se me pinchó el globo de inmediato cuando mi esposo me dijo que eran malezas. Me instó a que las sacara enseguida, para que no ahogaran las plantas que intentaba cultivar.

Servir juntos en Jesús

Un grupo de rescate ayudó a dos hombres perdidos en una isla de Micronesia. Fue necesario trabajar en equipo porque una crisis de salud exigía que limitaran el contacto unos con otros. Un piloto que los detectó se comunicó con un barco de la marina australiana. El barco envió dos helicópteros que les llevaron comida, agua y ayuda médica. Luego, los guardacostas estadounidenses llegaron para evaluar cómo estaban y emitieron un comunicado. Por último, un bote patrulla micronesio los llevó a su destino.

Dios es mi ayudador

¡Mi amigo Raleigh se acerca rápidamente a cumplir 85 años! Desde que conversé con él por primera vez, hace 35 años, ha sido una fuente de inspiración. Cuando mencionó que, desde que se había jubilado, había terminado el manuscrito de un libro y comenzado otro proyecto de ministerio, quedé intrigado, pero no sorprendido.

Diversidad unida en Cristo

En su libro On the Spectrum [Sobre el espectro], en el capítulo sobre el servicio, Daniel Bowman Jr. escribe sobre la dificultad de decidir cómo servir en su iglesia, siendo autista. Explica que los autistas forjan un nuevo sendero a cada instante; un sendero único que requiere energía mental, emocional y física, aportes sensoriales y niveles de comodidad; valoración de las fortalezas y las necesidades, sin exclusión por déficits manifiestos; y mucho más. Agrega que, para muchos, estas decisiones reorientan su tiempo y sus energías, pero no los exasperan; aunque en el caso de él, esas mismas decisiones sí podrían anularlo.

Jesús: el verdadero pacificador

El 30 de diciembre de 1862 se desató la Guerra Civil Estadounidense. Las tropas de la Unión y de los Confederados acamparon a unos 650 metros de distancia a ambos lados del río Stones, en Tennessee. Mientras se calentaban junto a fogatas, los soldados de la Unión tomaron sus flautas y armónicas, y comenzaron a tocar Yankee Doodle. En respuesta, los Confederados tocaron Dixie. Lo maravilloso fue que todos se unieron para un final, tocando juntos Home, Sweet Home. Sin embargo, la tregua melódica duró poco. Por la mañana, dejaron sus instrumentos y tomaron sus armas, y 24.645 soldados murieron.

Comunidad en Cristo

«Sabía que la única manera de triunfar era olvidarme de casa, de mi esposa, mi hijo y mi hija —dijo Javier—. Descubrí que no puedo hacerlo. Están entretejidos en la trama de mi corazón y alma». Solo, en una región lejana, Javier participaba en un programa de telerrealidad, donde debían sobrevivir al aire libre, con la menor cantidad de provisiones, el mayor tiempo posible. Lo que lo forzó a abandonar no fueron los osos pardos, las temperaturas heladas, las heridas ni el hambre, sino la soledad abrumadora y el deseo de estar con su familia.

Amargura de dulces robados

En Alemania, unos ladrones robaron un camión refrigerante con más de 20 toneladas de chocolate. El valor estimado de la dulzura robada era de 80.000 dólares. La policía local pidió a quienes se les ofrecieran grandes cantidades de chocolate por canales inusuales que lo reportaran de inmediato. ¡Sin duda, los que robaron esa enorme cantidad de dulces enfrentarán consecuencias amargas si son capturados y sentenciados!