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Articles by Adam R. Holz

Agentes de paz

En 2015, ministerios locales de Colorado Springs, en Estados Unidos, se unieron para servir en la ciudad, y así nació COSILoveYou. Cada otoño, en un evento llamado CityServe, se envían creyentes para ayudar en la comunidad.

¡Excelsior!

A veces, mensajes espirituales sorprendentes aparecen en lugares inesperados, como por ejemplo, en una historieta. El editor de Marvel Comics, Stan Lee, murió en 2018, dejando un legado de héroes icónicos como Spiderman, Iron Man, Los 4 Fantásticos, Hulk y muchos otros.

Soy solo el chofer

«Papá, ¿puedo quedarme a dormir en lo de mi amiga?», preguntó mi hija, mientras subía al auto después de entrenar. «Querida —dije—, yo soy solo el chofer. No sé si hay algo que hacer. Hablemos con mamá».

Jesús quita la mancha

«¡¿Será… posible?!», grité mientras revolvía buscando mi camisa en la secarropas. Cuando la encontré, había algo más… estaba manchada con tinta. En realidad, parecía la piel de un jaguar: manchas de tinta por todos lados. Era evidente que no había revisado los bolsillos, y un bolígrafo que goteaba había manchado toda la carga.

Dios me ama y le gusto

Pareciera que los «me gusta» —esos pulgares hacia arriba en Facebook— siempre han estado con nosotros, pero este símbolo virtual de afirmación solo existe desde 2009.

Personalidad y dones dados por Dios

Hace décadas, fui a un retiro universitario donde todos hablaban de un test de personalidad. «¡Yo soy ISTJ!», dijo uno. «Yo, ENFP», dijo otro. Estaba desconcertado… y dije en chiste: «Yo soy ABCXYZ».

«Ayuda mi incredulidad»

«¿Dónde está mi fe?… incluso en el fondo, no hay nada sino vacío y oscuridad […]. Si Dios existe, por favor, perdóname».

Tranquila fidelidad en Cristo

Al principio no lo noté.

Apetito de distracción

Dejé mi teléfono a un lado, cansado del bombardeo de imágenes y notificaciones. Después, lo levanté y volví a encenderlo. ¿Por qué?

Sin recuerdo de los pecados

Nunca vi el hielo. Pero lo sentí. La parte trasera de la camioneta que estaba conduciendo —de mi abuelo— derrapó. Un giro, dos, tres… y volé hacia un terraplén de 4,5 metros. Recuerdo haber pensado: Esto sería maravilloso si no estuviera por morirme. Al instante, la camioneta rodó por la profunda ladera hasta el fondo. Salí como pude de la cabina, sin un rasguño.