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Ayuda mutua

Cuando el equipo de básquet de la Universidad Fairleigh Dickinson entró en la cancha para el torneo universitario, los aficionados comenzaron a alentarlos desde las tribunas. Supuestamente, no iban a pasar la primera ronda, pero lo hicieron. Y ahora oían su canto de guerra, aunque no tenían banda. Minutos antes, la banda del otro equipo lo había aprendido, y aunque simplemente podrían haber tocado las canciones que sabían, decidieron aprenderlo para ayudar a otra escuela y otro equipo.

Más que familia

Jon fue nombrado profesor titular en una prestigiosa universidad. Su hermano mayor, David, estaba contento, pero, como hacen los hermanos, no podía resistir bromear sobre la vez que le había ganado luchando cuando eran niños. Jon había progresado mucho en la vida, pero siempre sería el «hermanito» de David.

Convencido y liberado

«¡Yo no fui!». Era mentira, y casi me salgo con la mía, hasta que Dios me detuvo. En la escuela secundaria, formé parte de un grupo que disparaba pelotitas de papel detrás de la banda durante un acto. El director era un exmarino, famoso por la disciplina, y le tenía mucho miedo. Por eso, cuando mis compañeros me implicaron, le mentí. Y después le mentí a mi papá también.

Amor generoso de Dios

Se lo conoce como el militar cuyo discurso de graduación sobre tender la cama todos los días tuvo más de 100 millones de reproducciones en línea. Pero el retirado almirante William McRaven comparte otra lección cautivadora. Durante una operación militar en Medio Oriente, admite que varios miembros de una familia inocente fueron asesinados por error. Convencido de que la familia merecía una disculpa, se atrevió a pedirle perdón a un padre desconsolado.

Tras las rejas

Una estrella del fútbol americano subió a un escenario que no estaba en un estadio de deportes y compartió palabras de Isaías a 300 presos en una cárcel en Miami, Florida. Aquella ocasión no se trató del espectáculo de un deportista famoso sino de un mar de almas rotas y sufrientes. Dios se manifestó detrás de las rejas. Un asistente publicó que «la capilla comenzó a estallar en adoración y alabanza». Los hombres lloraban y oraban juntos. Al final, 27 presos aceptaron a Cristo como Salvador.

Tapete de bienvenida

Mientras revisaba los tapetes para puertas en una tienda local, observé los mensajes impresos: «¡Hola!»; «Hogar», con un corazón en lugar de la «o»; y el más común: «Bienvenidos». Imaginándolo en mi casa, evalué mi corazón. ¿Daba mi casa la bienvenida como Dios quería? ¿A un vecino necesitado? ¿A un familiar que venía de otra ciudad y llamaba inesperadamente?

Amantes de las Escrituras

La hermosa novia, tomada del brazo de su orgulloso padre, estaba lista para caminar hacia el altar, pero no antes de que entrara su sobrino de trece meses, el cual, en lugar de tener el habitual «anillo», llevaba una Biblia. Así, esta pareja de consagrados creyentes en Jesús quería testificar de su amor a las Escrituras. Casi sin distraerse, el niño se hizo paso hasta el frente de la iglesia. Lo ilustrativo fue que las marcas de sus dientes quedaron grabadas en la tapa de cuero de la Biblia. ¡Qué cuadro apropiado de los creyentes en Cristo que desean conocerlo: gustar y asimilar las Escrituras!

Aferrarse a Dios

Cuando Joni Eareckson Tada habla de Rika, destaca la «profunda y probada fe en Dios de su amiga» y la perseverancia que ha desarrollado al vivir en un estado de debilidad crónica. Por más de 15 años, Rika ha estado postrada, sin siquiera la posibilidad de ver la luna desde la pequeña ventana de su habitación. Pero no ha perdido la esperanza; confía en Dios, lee y estudia la Biblia, y como Joni lo describe: «Ella sabe cómo permanecer firme durante las duras batallas contra el desánimo».

Amor en acción

Hacía más de cinco años que la madre soltera vivía al lado de un señor mayor. Un día, preocupado por ella, él llamó a la puerta. «No la he visto por alrededor de una semana —le dijo—. Solo quería saber que estuviera bien». Esa «verificación de bienestar» la alentó. Al haber perdido a su padre cuando era pequeña, valoró que el amable hombre estuviera atento a ella y su familia.

Confesión limpiadora

Hay un hombre al que algunas personas contratan cuando están por morir, y le pagan para que vaya a sus funerales y revele secretos que nunca compartieron en vida. Ha interrumpido elogios, pidiéndoles a los atónitos participantes que se sentaran cuando comenzaban a protestar. Una vez, explicó que el fallecido había ganado la lotería, pero que nunca se lo dijo a nadie y había simulado ser un empresario exitoso. Varias veces ha confesado infidelidad a cónyuges viudos. Cualquiera que haya sido el objetivo buscado, es obvio que la gente está ávida de ser absuelta de pecados pasados.