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Amor extravagante

Mi compañera de asiento en un vuelo me dijo que no era religiosa y que había emigrado a un pueblo donde había muchos cristianos. Cuando mencionó que la mayoría de sus vecinos iba a la iglesia, pregunté cómo la habían recibido, y dijo que nunca podría retribuir su generosidad. Cuando trajo a su padre discapacitado a su nuevo país, le construyeron una rampa en su casa, y le donaron una cama ortopédica y artículos médicos. Dijo: «Si ser cristiano hace a uno tan bueno, todos deberían ser cristianos».

Siguiente paso de amor

¿Qué haría que alguien ayude a un competidor? Para Adolfo, el dueño de un restaurante, fue la oportunidad de alentar a otros en su mismo oficio a adaptarse a las regulaciones por el Covid. Conocía personalmente los desafíos de operar un negocio durante una pandemia. Alentado por la generosidad de otro negocio local, Adolfo gastó su propio dinero para comprar más de 2.000 dólares en tarjetas de regalo para darles a sus clientes para que las usaran en otros restaurantes. Esta sí que es una expresión de amor, no solo en palabras sino en acción.

Ayudar como Dios nos ayuda

A Ole Kassow, de Copenhague, le encantaba andar en bicicleta. Una mañana, vio a un anciano sentado solo con su andador en el parque, y pensó en por qué no ofrecerles a los ancianos la alegría y la libertad de un paseo en bicicleta. Un día soleado, fue a un hogar de ancianos con una bicicleta de tres ruedas y ofreció llevarlos a pasear. Le encantó cuando un miembro del personal y un residente fueron los primeros participantes de Cycling Without Age [Ciclistas sin edad].

Confianza feliz

Una mujer rescató a Rudy de un refugio de animales y el perro se volvió su compañero. Durante diez años, durmió tranquilamente junto a la cama de Linda, pero luego, empezó a saltar a su lado y lamerle la cara. Linda lo regañaba, pero todas las noches, Rudy hacía lo mismo. «Poco después, saltaba sobre mi falda y me lamía la cara cada vez que me sentaba», dijo ella.

Amo en los cielos

En 2022, el Ministerio de Trabajo de Singapur anunció que todas las empleadas domésticas inmigrantes debían tener al menos un día de descanso al mes. Sin embargo, a los empleadores les preocupaba no tener a nadie que cuidara a sus seres queridos durante ese día. Aunque la logística para resolver este asunto implicaría arreglos alternativos, la actitud en cuanto a no ver la necesidad de descanso no fue fácil de solucionar.

«YO SOY»

Jack, un profesor de filosofía y literatura, tenía una mente brillante. Se había declarado ateo a los quince años, y de adulto, defendía rotundamente su «fe atea». Sus amigos cristianos trataban de persuadirlo. Jack comentó: «Todos y todo se unieron del lado opuesto». Pero tuvo que admitir que la Biblia era diferente a toda otra literatura y mitos. Escribió sobre el evangelio: «Si un mito tuviera alguna vez que volverse cierto, encarnado, sería este».

Liderazgo enfocado en el reino

Cuando me uní a un grupo de autores cristianos de libros para niños, que oraban unos por otros y se ayudaban para promocionar los materiales, algunos dijeron que éramos «tontos por trabajar con competidores». Pero nuestro grupo estaba dedicado a un liderazgo enfocado en la obra de Dios; y en la comunión, no la competencia. Compartíamos la misma meta: difundir el evangelio. Servíamos al mismo Rey: Jesús. Juntos, estamos alcanzando a más personas con nuestro testimonio de Cristo.

Comparte tu fe

En 1701, la Iglesia Anglicana fundó la Sociedad para la Propagación del Evangelio, a fin de enviar misioneros a todo el mundo. El lema que escogieron fue transiens adiuva nos, una frase en latín que significa: «¡Pasen y ayúdennos!». Este ha sido el llamamiento a los embajadores del evangelio desde el primer siglo, cuando los seguidores de Jesús llevan el mensaje del amor y el perdón de Dios a un mundo que lo necesita desesperadamente.

Legado eterno

Cuando las tormentas de arena Dust Bowl azotaron los Estados Unidos durante la Gran Depresión, John M. David, un residente de Hiawatha, Kansas, decidió hacerse famoso. Millonario y sin hijos, podría haber invertido en obras de caridad o desarrollo económico, pero prefirió gastar una gran cantidad de dinero en construir once estatuas de tamaño real de él y su fallecida esposa en el cementerio local.

Dios solo puede satisfacer

A un hombre le entregaron en su casa comida por mil dólares, pero no estaba por tener una fiesta. En realidad, él no había hecho ese pedido, sino su hijo de seis años. ¿Cómo fue? El padre lo había dejado jugar con su teléfono y el niño lo usó para pedir platos caros de varios restaurantes. «¿Por qué hiciste eso?», le preguntó el padre, mientras el niño se escondía bajo el cobertor. El niño respondió: «Tenía hambre». Su apetito e inmadurez lo llevaron a un costoso resultado.