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Agentes de paz de Dios

Nora fue a una protesta pacífica porque le importaba mucho el tema de la justicia. La manifestación era silenciosa y las personas caminaban tranquilas por el centro de la ciudad.

Praderas cantantes

A menudo, bromeamos con mi suegra sobre su habilidad para hablarles a sus perros. Responde a sus ladridos de manera amorosamente comprensiva. Quizá ahora, ella y otros dueños de perros también escuchen que sus amigos caninos ríen. Los científicos han descubierto que muchos animales —incluidos perros, vacas, zorros, focas y loros— tienen «signos vocales juguetones», conocidos también como risa. Identificar estos sonidos ayuda a distinguir este tipo de comportamiento de un animal de lo que podría parecer un ataque.

Ojos para ver

Genevieve tenía que ser los «ojos» de sus tres hijos, todos con cataratas congénitas. Dondequiera que los llevaba, en su aldea de la República de Benín, en África Occidental, sujetaba a uno de su espalda y sostenía el brazo y la mano de los otros dos, previendo peligros. En una cultura que considera que la ceguera es provocada por la brujería, Genevieve, desesperada, clamó a Dios por ayuda.

Vestido en Cristo

Estaba tan emocionada de ponerme mis gafas nuevas por primera vez, pero después de unas horas, quería desecharlas. Los ojos me dolían y la cabeza me daba vueltas mientras me adaptaba a la nueva prescripción. Las orejas me dolían por el marco diferente. Al día siguiente, renegué al pensar que tenía que usarlas. Tuve que esforzarme para ponérmelas todos los días para que mi cuerpo se acostumbrara. Llevó varias semanas, pero finalmente ni me daba cuenta de que las tenía.

Alegría en la ciudad

Cuando Argentina y Francia se enfrentaron en la final de la Copa del Mundo en 2022, muchos consideraron que ese partido increíble fue «el mejor en la historia de los mundiales de fútbol». Luego de terminar empatados 3 a 3, tuvieron que definir con penaltis. Cuando Argentina logró el gol del triunfo, toda la nación saltó para celebrar. Más de un millón de argentinos se concentraron en Buenos Aires. Las imágenes de los drones se difundieron en las redes sociales, mostrando esas escenas estridentes de alegría. Un informe de la BBC lo describió como «una explosión de alegría”.

Cinco cosas buenas

Según una investigación, las personas agradecidas duermen mejor, tienen menos síntomas de enfermedad y son más felices. ¡Qué beneficios impresionantes! Los psicólogos incluso sugieren escribir en un «diario de agradecimiento» cinco cosas por las que estamos agradecidos cada semana, para favorecer nuestro bienestar.

Nuestra nueva naturaleza en Cristo

A nuestra pícea azul se le caían las piñas y las agujas. El experto en árboles la miró y dijo: «Las píceas son así». Había esperado una explicación mejor… o un remedio. Pero el hombre se encogió de hombros y volvió a decir: «Las píceas son así». Por naturaleza, los árboles dejan caer agujas. No se puede cambiar.

La presencia de Dios ahora y siempre

Mónica estaba luchando. Tenía amigos que eran creyentes en Jesús, y respetaba su manera de manejar las luchas de la vida. Incluso les tenía un poco de celos. Pero no creía que pudiera vivir como ellos; pensaba que tener fe en Cristo era seguir reglas. Por fin, una compañera de estudios la ayudó a ver que Dios no quería arruinar su vida, sino que deseaba lo mejor para ella en medio de sus vaivenes. Cuando entendió esto, estuvo dispuesta a aceptar a Jesús como su Salvador y abrazó la magnífica verdad del amor de Dios por ella.

En los brazos de Dios

El sonido del torno aterrorizó a Sara, de cinco años de edad. Saltó de la silla del dentista y no quiso volver a sentarse. Entendiendo la situación, el dentista le dijo al papá: «Papá, siéntate tú». Julio pensó que quería mostrarle a su hija qué fácil era. Pero el dentista miró a la niña y le dijo: «Ahora, sube y siéntate en el regazo de papá». Entonces, acunada por los brazos confiables de su papá, Sara se relajó completamente y el dentista pudo continuar.

¡Te oigo, Dios!

El bebé Gabriel se movía y se quejaba mientras su madre lo sostenía para que los doctores le colocaran su primer audífono. En cuanto el médico encendió el artefacto, Gabriel dejó de llorar. Abrió grande los ojos y sonrió. Podía oír la voz de su mamá que lo consolaba, lo alentaba y decía su nombre.