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Articles by Karen Pimpo

Compañero leal

En la película El espía inglés, el personaje principal, Greville, se enfrenta a una difícil decisión. Se entera de que un amigo será detenido y encarcelado. Él puede salvarse del mismo destino si huye del país y niega su relación con su amigo. Movido a compasión, Greville no se va y es encarcelado, y sufre la misma agonía que su amigo. Ninguno de los dos traiciona al otro. Al final, Greville es liberado como un hombre roto, pero fiel y leal.

Palabras preciadas de la Biblia

Mi papá llevó su amada Biblia durante más de 30 años, hasta que la gastada encuadernación se partió en dos. Cuando la llevamos a un profesional para restaurarla, el artesano tuvo curiosidad respecto a qué hacía tan especial el libro. No era una antigüedad costosa y estaba llena de anotaciones manuscritas. Sus preguntas generaron una oportunidad para que le compartiéramos el evangelio y oráramos por él.

Plantado junto a la corriente

Bill es jubilado, vive solo y, hace poco, tuvo que dejar de conducir. Necesita ayuda para buscar alimentos, prescripciones médicas e ir a la iglesia los domingos. «Pero ¿sabes? —dice—; me encanta estar en casa. Escucho música cristiana en línea y enseñanzas bíblicas por televisión todo el día». Bill vive rodeado de las Escrituras, la oración y la alabanza.

Volverse santo

Luego de ver esculturas cerámicas de nivel mundial en un museo de arte, me invitaron a crear mi propia «olla de pellizco» de arcilla. Pasé dos horas moldeando un pequeño cuenco, tallando estampados y pintando. El resultado de mi arduo trabajo fue decepcionante: una vasija pequeña y deformada con color desparejo. Nunca iba a terminar en un museo.

Paso de fe

Juan quedó devastado cuando perdió su trabajo. Cerca del final de su carrera, sabía que sería difícil empezar de nuevo. Comenzó a orar por el trabajo correcto. Luego, actualizó su currículum, leyó consejos sobre entrevistas e hizo muchas llamadas telefónicas. Semanas después, aceptó un nuevo trabajo, con un horario excelente y una ubicación accesible. Su obediencia fiel y la provisión de Dios se entrecruzaron perfectamente.

Escoger la vida

Natán creció en una familia cristiana, pero en la universidad, empezó a alejarse de su fe de la infancia. «Sin merecerlo, Dios me trajo de regreso a Él», dijo. Al tiempo, dedicó un verano para testificar de Jesús en las calles de una ciudad importante en Estados Unidos, y ahora, está terminando una residencia en ministerio juvenil en su iglesia. Su meta es ayudar a los jóvenes a no desperdiciar su tiempo viviendo lejos de Cristo.

Dios nos ve

Hay catorce mil millones de árboles en Michigan, Estados Unidos, y la mayoría son bastante comunes, pero el estado realiza una competición anual, «Búsqueda del gran árbol», para identificar los más antiguos y grandes, y honrarlos como hitos vivientes. Así, árboles comunes son elevados a otro nivel. Dentro de cualquier bosque puede haber un ganador; solo aguarda ser visto.

Dios de justicia

De adolescente, Ryan perdió a su mamá por cáncer. Se encontró sin hogar y pronto dejó la escuela. Se sentía desesperado y a menudo con hambre. Años después, fundó una organización que capacita a otros para cultivar su propia huerta. La fundación sostiene que nadie debería carecer de alimentos y que los que tienen algo deben ocuparse de los que no tienen. El interés de Ryan por los demás refleja el sentir del corazón de Dios por justicia y misericordia.

El rey invisible

Peregrino es un musical basado en El progreso del peregrino, una alegoría de la vida de un creyente en Jesús. En la historia, todas las fuerzas invisibles del mundo espiritual se hacen visibles a la audiencia. El personaje del Rey, que representa a Dios, está en el escenario durante casi toda la obra. Vestido de blanco y bloqueando los ataques del enemigo, sostiene tiernamente a los afligidos e impulsa a otros a hacer el bien. A pesar de su papel indispensable, los principales personajes humanos no pueden verlo físicamente; solo los efectos de lo que hace.

Rico en buenas obras

Después de siete décadas de arduo trabajo como lavandera —fregando, escurriendo y secando ropa a mano—, Oseola McCarty estaba lista para jubilarse a los 86 años. Todo ese tiempo, había ahorrado cuidadosamente sus magras ganancias, y para asombro de su comunidad, donó 150.000 dólares a una universidad para ofrecer becas a estudiantes necesitados. Su donación altruista inspiró a cientos de personas, y su inversión se triplicó.