Categoría  |  Nuestro Pan Diario

¡Qué gran amigo!

Mi madre y la Sra. Sánchez, vecinas y buenas amigas, y que por más de diez años nuestras casas se conectaban por el patio trasero, se convirtieron en amistosas rivales. Todos los lunes, competían para ser la primera en colgar al aire libre la ropa recién lavada. «¡Me volvió a ganar!», decía mi madre. Pero a la semana siguiente, mamá sería la ganadora. Y ambas disfrutaban su amistosa competición semanal. Pero, además de eso, compartían su sabiduría, historias y esperanza.

Enseñanza loca

Sophia Roberts tenía once años cuando presenció por primera vez una cirugía a corazón abierto. Aunque podría parecer que era muy pequeña para ver semejante procedimiento, hay que saber que su papá, el Dr. Harold Roberts, es cirujano cardiovascular. En 2022, Sophia (que ahora tiene 30 años y es médica cirujana residente) realizó con su papá un reemplazo de la válvula aórtica. Harold dijo: «¿Qué mejor? Le enseñé a esta niña a andar en bicicleta […]. Ahora, enseñarle a operar un corazón humano es bastante loco».

Juntos en Jesús

La mayoría de los 300 residentes de Whittier, Alaska, viven en un gran complejo de apartamentos. Por eso, a Whittier se lo llama «un pueblo bajo un mismo techo». Amie, una exresidente, dice: «No tenía que salir del edificio; la tienda de alimentos, la escuela y el correo estaban en la planta baja… ¡solo bajar en el ascensor!».

Ya no más un extranjero

«No perteneces a acá». Estas palabras aplastaron el corazón de una niña de ocho años, y el dolor permaneció en ella. Su familia había emigrado de una nación destruida por la guerra a un nuevo país, y su tarjeta de migraciones estaba sellada con la palabra extranjero. Ella sentía que no pertenecía a ese lugar.

Regreso real

Con una audiencia mundial estimada en miles de millones, el funeral de la reina Isabel II fue posiblemente lo más visto en los medios de comunicación en la historia. Un millón de personas se alinearon por las calles de Londres ese día, y 250.000 hicieron fila esa semana para ver su féretro. Una histórica asistencia de 500 reyes, reinas, presidentes y otros jefes de estado fue a honrar a una mujer famosa por su fortaleza y carácter.

Los altibajos de la vida

En Facebook, me apareció un recuerdo de una foto de mi victoriosa hijita de cinco años cuando ganó un divertido juego de Escaleras y Toboganes. Había etiquetado a mis hermanos en la publicación porque solíamos jugarlo cuando éramos niños. Se basa en un juego que se ha jugado durante siglos, que enseña a contar y genera el entusiasmo de poder subir una escalera hasta llegar lo más rápido posible al 100. Pero ¡cuidado! Si aterrizas en el lugar 98, te deslizas por el tobogán, lo cual retrasa —o incluso impide— alcanzar la victoria.

La justicia y la gracia de Dios

El pintor inglés John Martin es conocido por sus paisajes apocalípticos sobre destrucción de civilizaciones. En esas escenas fantásticas, los humanos quedan pasmados ante la magnitud de la catástrofe y su falta de poder ante el juicio que se avecina. En La caída de Nínive, describe a personas que huyen de olas crecientes debajo de nubes arrolladoras.

Encontrar un gozo sabio

La pandemia estaba ganando. Esto pensaba Jason Persoff, un médico de emergencias en un hospital dedicado a salvar a enfermos de Covid. ¿Cómo podía ayudar mejor? Durante su tiempo libre, se relajaba tomando fotos ampliadas de cosas pequeñas: copos de nieve. «Suena loco» dice Persoff. Pero disfrutar de algo pequeño pero hermoso es «una oportunidad de vincularme con mi Creador y ver el mundo como pocos tienen tiempo de verlo».

El amor paciente de Dios

Cuando le acaricio la panza a nuestra hermosa y peluda gata de bosque de noruego, Mystique, y juego con ella, o cuando se duerme sobre mi falda por las noches, a veces es difícil creer que sea la misma que encontramos hace años. Mystique solía vivir en las calles, con poco peso y miedosa. Pero eso fue cambiando a medida que comencé a ponerle comida todos los días. Finalmente, un día me dejó acariciarla, y el resto es historia.

Injertado en la familia de Dios

Hace unos años, cuando fui a visitar con mi padre su amado Ecuador, fuimos a la granja donde se crio. Noté un grupo de árboles extraños. Mi papá contó que, cuando era chico y travieso, tomaba una rama desechada de un árbol frutal, hacía hendiduras en otro tipo de árbol y ataba la rama al tronco, como hacían los grandes. Sus travesuras pasaron inadvertidas hasta que esos árboles comenzaron a dar un fruto diferente al esperado.