Legado de amor en Jesús
En Suecia, hay un concepto que se conoce como döstädning, que significa literalmente «limpieza de la muerte». La idea es que, a medida que envejecemos, debemos dejar de acumular «cosas» y empezar a deshacernos del desorden que acumulamos durante la vida. Esta limpieza es en realidad un regalo de amor para hijos y amigos, porque les simplifica la dura tarea de revisar todo lo que uno deja.
Volver a levantarse
De joven, me fascinaba el patinaje artístico sobre hielo, con sus giros, saltos y poses perfectas. Después de ver patinar a muchos profesionales, por fin tuve la oportunidad de tomar una lección grupal de patinaje. Además de aprender a deslizarme y detenerme, lo más importante que enseñaron fue cómo caer y volver a levantarse enseguida. Luego aprendí más en clases privadas, pero siempre tuve que aferrarme al principio básico de cómo levantarse después de una caída.
La simple verdad
Cuando mi esposa y yo salimos a andar en bicicleta, nos gusta saber cuántos kilómetros pedaleamos. Entonces, fui a una tienda de bicicletas a comprar un odómetro, y volví a casa con una minicomputadora que descubrí que era bastante complicada de programar.
Encontrar amor en Dios
Cuando era niño y le preguntaban: «¿Qué quieres ser cuando seas grande?», Ben decía: «Quiero ser como David». Su hermano era deportista, sociable y muy buen alumno. Por el contrario, Ben dice: «Yo era malo para los deportes, tímido y con problemas de aprendizaje. Siempre quería tener una relación cercana con David, pero él no. Me llamaba “el aburrido”».
Sin calificaciones falsas
Un cliente de viajes compartidos contó que había tenido que soportar a un conductor que comía la fruta más hedionda del mundo, otro que se peleaba con su novia, y otro que trató de hacerlo invertir en un esquema Ponzi. En cada caso, en lugar de calificarlos mal, les otorgó cinco estrellas. Explicó: «Todos parecían agradables. No quería que los despidieran por mis malas calificaciones». Hizo reseñas falsas, ocultando la verdad a los conductores… y a los demás.
Control sabio en Dios
Luego de la catastrófica derrota del Sur en Gettysburg, en la Guerra Civil Estadounidense, el general Robert E. Lee condujo a sus maltrechas tropas de regreso a su territorio. El río Potomac estaba desbordado por las fuertes lluvias e impedía la retirada. El presidente Abraham Lincoln instó al general George Meade a atacar. Pero los hombres de Meade estaban tan agotados como los de Lee, así que les dio descanso.
Control sabio en Dios
Luego de la catastrófica derrota del Sur en Gettysburg, en la Guerra Civil Estadounidense, el general Robert E. Lee condujo a sus maltrechas tropas de regreso a su territorio. El río Potomac estaba desbordado por las fuertes lluvias e impedía la retirada. El presidente Abraham Lincoln instó al general George Meade a atacar. Pero los hombres de Meade estaban tan agotados como los de Lee, así que les dio descanso.
Reflejar la misericordia de Dios
En la Guerra de invierno contra Rusia, en 1939, un soldado finlandés yacía herido en el campo de batalla. Un soldado ruso pasó a su lado, apuntando con su rifle. El final del finlandés era seguro. Pero el ruso le dio un kit médico y siguió avanzando. Lo notable fue que, más tarde, el finlandés se encontró en una situación similar, pero con los roles invertidos: un soldado ruso yacía herido e indefenso. El finlandés le dio los suministros médicos y se fue.
Perfectamente imperfecto en Cristo
El diseñador de interiores en el programa de mejoras del hogar elogió los cerámicos hechos a mano para la nueva ducha de la casa. A diferencia de los de fabricación comercial, que eran todos idénticos, estas artesanías eran «imperfectamente perfectas». Las imperfecciones le daban una belleza única, agregando encanto y estilo a un espacio de simple practicidad.
Comprometido a amar
En la boda de Mercedes, su madre leyó un pasaje hermoso de 1 Corintios. El capítulo 13, «el capítulo del amor», sonaba perfecto para la ocasión: «El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece» (v. 4). Mientras escuchaba, me pregunté si las parejas modernas sabían qué impulsó al apóstol a escribir estas palabras conmovedoras. Pablo no estaba escribiendo un poema de amor, sino un ruego a una iglesia dividida para que sanara sus profundas grietas.