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Reflexionar en el carácter de Dios

Tras un período de servicio difícil en Afganistán, Scott, un sargento del ejército británico, colapsó. Recordaba: «Estaba en un lugar oscuro». Pero cuando descubrió a Jesús y comenzó a seguirlo, su vida cambió radicalmente. Ahora procura hablarles a otros del amor de Cristo; en especial, a veteranos con quienes compite en las Juegos Invictus, un evento internacional para miembros y veteranos enfermos o heridos de las fuerzas armadas.

Protección provista por Dios

Mi esposa y yo recorremos cientos de kilómetros en bicicleta todos los años. Para mejorar la experiencia, agregamos algunos accesorios a las bicicletas. Sue tiene luces delanteras y traseras, odómetro y candado. Yo tengo un envase para botellas de agua. En realidad, podríamos recorrer nuestra ruta exitosamente todos los días y acumular todos esos kilómetros sin esos adicionales. Son útiles, pero opcionales.

Milagros «pequeños»

En nuestra despedida de solteros, nuestro tímido amigo Dave estaba en un rincón, sosteniendo un objeto envuelto en papel tisú. Cuando llegó su turno, nos dio el regalo, y Evan y yo lo abrimos. Era un trozo de madera tallada, con perfectos círculos concéntricos y una frase: «Algunos de los milagros de Dios son pequeños». Esa placa ha estado colgada en casa durante 45 años, recordándonos una y otra vez que Dios obra incluso en las cosas pequeñas: pagar una cuenta, proveer comida, curar un resfrío. Todo sumado a un registro impresionante de la provisión divina.

Corazón saludable

El corazón humano es un órgano asombroso. Esta estación de bombeo del tamaño de un puño pesa entre 200 y 350 gramos. Diariamente, ¡late unas 100.000 veces y bombea 7.500 litros de sangre a través de alrededor de 100.000 kilómetros de arterias y venas! Con semejante tarea estratégica y carga de trabajo tan pesada, es comprensible que la salud cardíaca sea vital para el bienestar de todo el cuerpo. La ciencia médica nos alienta a procurar hábitos saludables porque la condición de nuestro corazón y la calidad de nuestra salud van de la mano.

Búsqueda y rescate

Unos amigos salieron a navegar por el Canal de la Mancha, con la esperanza de que el pronóstico de tormentas cambiara. Pero el viento aumentó y el mar se picó, poniendo en peligro la embarcación. Entonces, pidieron ayuda por radio a la RNLI (Real Institución Nacional de Botes Salvavidas). Después de momentos tensos, vieron a lo lejos a sus rescatadores y supieron, aliviados, que pronto estarían a salvo. Agradecido, mi amigo reflexionó: «Aunque la gente ignore las reglas del mar, la RNLI igual viene al rescate».

Imprudente y descuidado

Lindisfarne, conocida también como Isla Santa, es una isla mareal en Inglaterra, conectada al continente por un camino angosto. Dos veces al día, el agua cubre el vado. Unos carteles advierten del peligro de cruzar durante la marea alta. Pero, por lo general, los turistas no prestan atención a las advertencias y terminan sentados en el techo de autos sumergidos o nadando a refugios donde puedan ser rescatados. La marea es predecible, tal como la salida del sol. Y las advertencias están en todas partes; es imposible no verlas. Pero, como describió alguien, Lindisfarne es «donde los imprudentes tratan de ganarle a la marea».

¡Qué gran amigo!

Mi madre y la Sra. Sánchez, vecinas y buenas amigas, y que por más de diez años nuestras casas se conectaban por el patio trasero, se convirtieron en amistosas rivales. Todos los lunes, competían para ser la primera en colgar al aire libre la ropa recién lavada. «¡Me volvió a ganar!», decía mi madre. Pero a la semana siguiente, mamá sería la ganadora. Y ambas disfrutaban su amistosa competición semanal. Pero, además de eso, compartían su sabiduría, historias y esperanza.

Enseñanza loca

Sophia Roberts tenía once años cuando presenció por primera vez una cirugía a corazón abierto. Aunque podría parecer que era muy pequeña para ver semejante procedimiento, hay que saber que su papá, el Dr. Harold Roberts, es cirujano cardiovascular. En 2022, Sophia (que ahora tiene 30 años y es médica cirujana residente) realizó con su papá un reemplazo de la válvula aórtica. Harold dijo: «¿Qué mejor? Le enseñé a esta niña a andar en bicicleta […]. Ahora, enseñarle a operar un corazón humano es bastante loco».

Juntos en Jesús

La mayoría de los 300 residentes de Whittier, Alaska, viven en un gran complejo de apartamentos. Por eso, a Whittier se lo llama «un pueblo bajo un mismo techo». Amie, una exresidente, dice: «No tenía que salir del edificio; la tienda de alimentos, la escuela y el correo estaban en la planta baja… ¡solo bajar en el ascensor!».

Ya no más un extranjero

«No perteneces a acá». Estas palabras aplastaron el corazón de una niña de ocho años, y el dolor permaneció en ella. Su familia había emigrado de una nación destruida por la guerra a un nuevo país, y su tarjeta de migraciones estaba sellada con la palabra extranjero. Ella sentía que no pertenecía a ese lugar.