Hablar con la ayuda de Dios
Por lo general, uno piensa que las mariposas no son criaturas ruidosas; después de todo, el aleteo de una simple mariposa monarca es casi inaudible. Pero en la selva mejicana, su aleteo grupal es sorprendentemente ruidoso. Cuando millones de monarcas aletean al mismo tiempo, suena como una catarata rugiente.
¿Dueño o administrador?
«¿Soy dueño o administrador?». El CEO de una compañía multimillonaria se preguntó esto mientras evaluaba qué era mejor para su familia. Preocupado por las potenciales tentaciones de una vasta riqueza, no quería cargar a sus herederos con ese desafío. Entonces, dejó su participación como dueño y colocó el 100 % de las acciones en un fideicomiso. Reconocer que todo le pertenece a Dios lo ayudó a tomar esa decisión, y a permitir que su familia se ganara la vida trabajando y usara los beneficios futuros para la obra de Dios.
Incluso Levítico
El tema era Levítico, y tuve que confesar algo a mi grupo de estudio bíblico: «Pasé por alto gran parte del texto. No volveré a leer sobre enfermedades de la piel».
«Ayuda mi incredulidad»
«¿Dónde está mi fe?… incluso en el fondo, no hay nada sino vacío y oscuridad […]. Si Dios existe, por favor, perdóname».
Cuando Jesús se detiene
Durante varios días, el gato enfermizo no dejaba de llorar, acurrucado en una caja cerca de mi lugar de trabajo. Abandonado en la calle, muchos de los que pasaban no le prestaron atención… hasta que llegó Julio. El barrendero municipal lo llevó a su casa, donde vivía con dos perros anteriormente callejeros.
Dulce sueño
Recuerdos malos y acusadores inundaban la mente de Seba. El sueño lo eludía mientras el miedo llenaba su corazón y el sudor cubría su piel. Era la noche antes de su bautismo, y no podía detener la avalancha de pensamientos oscuros. Había recibido a Jesús como Salvador y sabía que sus pecados habían sido perdonados, pero la batalla espiritual continuaba. En ese momento, su esposa lo tomó de la mano y oró por él. Poco después, la paz desplazó su temor. Entonces, se levantó y escribió las palabras que diría antes de ser bautizado. Luego, pudo experimentar un dulce sueño.
No es la suerte, sino Cristo
La revista Discover sugiere que hay alrededor de 700 trillones de planetas en el universo, pero ninguno como el planeta Tierra. El astrofísico Erik Zackrisson dijo que uno de los requisitos para el mantenimiento de la vida es girar por la órbita en la zona de habitabilidad, donde la temperatura es justo la correcta y el agua puede existir. De todos esos planetas, la Tierra parece ser el único con las condiciones apropiadas. Zackrisson concluye que, de alguna manera, nuestro planeta «tuvo la suerte de su lado».
Es mejor juntos
Søren Solkær pasó años fotografiando estorninos y su impactante espectáculo: las murmuraciones, donde cientos de miles de estas aves se mueven con fluidez por el cielo. Observar esta maravilla es como sentarse bajo una ola ondulante y orquestada o una pincelada oscura con un caleidoscopio de formas. En Dinamarca, a esta experiencia asombrosa la llaman Sol negro (como el libro de Solkær). Lo más notorio es cómo los estorninos siguen instintivamente a sus compañeros más próximos, volando tan cerca que, si uno aleteara mal, sería calamitoso. Sin embargo, usan murmuraciones para protegerse entre sí. Cuando aparece un halcón, estrechan la formación y se mueven de forma colectiva, haciendo retroceder al predador que los atraparía fácilmente si estuvieran solos.
Recibir bien al extranjero
En Todo lo triste es mentira, Daniel Nayeri describe su horrorosa huida de la persecución con su madre y su hermana, pasando por un campamento de refugiados y llegando a un lugar seguro en los Estados Unidos. Una pareja de ancianos accedió a apoyarlos, aunque no los conocían. Años después, Daniel aún no puede entenderlo. Escribe: «¿Puedes creerlo? Totalmente a ciegas, lo hicieron. Y si hubiéramos resultado ser villanos, habrían sufrido las consecuencias. Es casi lo más valiente, amable e insensato que se puede ser».
Caminar con los zapatos de Jesús
¿Cómo sería caminar con los zapatos de la realeza? Angela Kelly, hija de un estibador y una enfermera, lo sabe. Fue la encargada de vestir a la reina Isabel II durante las últimas dos décadas de su vida. Una de sus responsabilidades era caminar con los zapatos nuevos de la reina, para ablandarlos. Había una razón para hacerlo: la compasión por una anciana que, a veces, debía estar parada durante mucho tiempo en las ceremonias. Como tenían la misma talla de zapatos, Kelly podía ahorrarle algunas molestias.