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Ánimo en Cristo

Una maestra sugirió a sus alumnos que escribieran notas de ánimo a sus compañeros. Días después, cuando hubo una tragedia escolar en otra parte del país, esas notas alentaron el espíritu de sus compañeros de escuela mientras enfrentaban el miedo y la angustia resultantes de algo que podría haberles sucedido a ellos también.

La fe de una abuela

Estábamos sentados a la mesa, cuando mi nieto de nueve años dijo sonriendo: «Soy igual a la abuela. ¡Me encanta leer!». Me alegró el corazón. Pensé en el año anterior, cuando él había estado enfermo y sin poder ir a la escuela. Después de que dormía una larga siesta, nos sentábamos uno al lado del otro a leer. Yo estaba feliz de transmitirle el legado del amor a los libros que yo había recibido de mi madre.

Amor tan fuerte como la muerte

Si caminaras por el antiguo muro de ladrillos entre los cementerios protestante y católico en Roermond, Países Bajos, descubrirías una vista curiosa. A cada lado, empotradas en la pared, se levantan dos lápidas idénticas: una de un esposo protestante y la otra de su esposa católica. Las reglas culturales durante el siglo xix requerían que fueran sepultados en cementerios separados. Pero ellos no aceptaron ese destino. Las inusuales lápidas son lo suficientemente altas como para superar la división, de modo que, en la parte superior, hay apenas 30 a 50 centímetros de separación. Arriba de cada lápida, están esculpidas unas manos extendidas asidas entre sí. La pareja se negó a ser separada, aun en la muerte.

La presencia protectora de Dios

Mis nietos miraban mi anuario de la escuela secundaria y se maravillaban de los cortes de cabello, la ropa fuera de moda y los autos «antiguos» en las fotos. Yo vi algo diferente: sonrisas de compañeros de hace tiempo, algunos todavía amigos. Pero, más que eso, vi el poder protector de Dios. Su presencia y su bondad me rodearon y cuidaron en una escuela donde luché para adaptarme; bondad que concede a todos los que lo buscan.

Lugar para Jesús

Me encantó pasar el fin de semana en Nueva Orleans: un desfile en el Barrio Francés, una visita al Museo de la Segunda Guerra Mundial y probar ostras a la parrilla. Pero, mientras me dormía en la habitación de huéspedes de mi amigo, extrañé a mi esposa e hijos. Disfruto predicar en otras ciudades, pero más disfruto estar en casa.

Dios responderá

Cuando el pastor Timothy lleva su cuello de predicador mientras viaja, desconocidos suelen detenerlo en el aeropuerto y decirle: «Por favor, ore por mí». Hace poco, en un vuelo, una mujer se arrodilló junto a su asiento y le rogó: «¿Es pastor? ¿Podría orar por mí?». Y él lo hizo.

El regalo perfecto

Mientras estaba en un viaje misionero para evangelizar en Perú, un joven me pidió dinero. Por razones de seguridad, habían instruido a mi equipo a no dar dinero, así que, ¿cómo podía ayudarlo? Entonces, recordé la respuesta de los apóstoles Pedro y Juan al paralítico en Hechos 3. Le expliqué que no podía darle dinero, pero que sí podía compartirle la buena noticia del amor de Dios. Cuando dijo que era huérfano, le dije que Dios quería ser su Padre. Eso lo hizo llorar. Lo puse en contacto con un miembro de nuestra iglesia para ver cómo ayudarlo.

Alentado por las promesas de Dios

Fue un largo día en el hospital. Todavía no había respuestas sobre la enfermedad que aquejaba al brillante joven de 19 años de edad. Al llegar a casa, la familia se sentía desanimada. Se sorprendieron al ver una caja hermosamente adornada en el escalón, con Isaías 43:2 impreso adelante. Adentro, había diversos versículos bíblicos alentadores que sus amigos habían escrito a mano. Pasaron la hora siguiente siendo alentados por las Escrituras y el gesto amable de los amigos de la familia.

Nueva vida en Jesús

Mientras crecían juntos en Asia Central, Baheer y Medet eran íntimos amigos. Pero, cuando Baheer creyó en Jesús, todo cambió. Medet lo denunció a las autoridades gubernamentales, y Baheer fue terriblemente torturado. El guardia gruñó: «Esta boca nunca volverá a pronunciar el nombre de Jesús». Aunque sangraba muchísimo, Baheer alcanzó a decir que podrían impedirle hablar de Cristo, pero que nunca podrían cambiar lo que Él había hecho en su corazón.

Tentado y probado

A Esteban le encanta la libertad y flexibilidad que le da su trabajo como chofer de alquiler privado. Entre otras cosas, puede comenzar y dejar en cualquier momento, y no tiene que rendir cuentas a nadie de su tiempo y movimientos. Pero dijo que, irónicamente, esa es la parte más difícil.