Year: 2022

Éxito y sacrificio

Durante un programa de estudio de verano, mi hijo leyó un libro sobre un muchacho que quería escalar una montaña en los Alpes suizos. Aquel joven ocupaba casi todo su tiempo entrenando para eso. Cuando finalmente partió hacia la cima, las cosas no salieron como planeaban. Un compañero se enfermó, y él decidió quedarse a ayudar en lugar de alcanzar su meta.

Búsqueda egoísta

Aaron Burr esperaba ansiosamente el resultado de la votación. Pulseando con Thomas Jefferson en la carrera por la presidencia en 1800, Burr tenía razones para creer que lo declararían ganador. Sin embargo, perdió, y la amargura atrapó su alma. Tras sentirse agraviado porque Alexander Hamilton no había respaldado su candidatura, lo mató en un duelo años después. Indignado por el asesinato, su país le dio la espalda, y Burr murió viejo y amargado.

Un sueño dulce

Cuando mi amiga Floss se despierta por la noche, piensa en la letra del himno Mi Jesús, te amo. Lo llama su canción de «mitad de la noche», porque la ayuda a recordar las promesas de Dios y las muchas razones por las cuales lo ama.

No que nos sintamos bien

Daniel iba en su motocicleta cuando un auto lo embistió y lo arrojó hacia el tráfico que venía en dirección contraria. Dos semanas después, cuando se despertó, estaba «hecho polvo». Una lesión en la columna vertebral lo había dejado parapléjico. Oró por sanidad, pero nunca ocurrió. Cree que Dios, en su compasión, le ha enseñado que «el propósito de esta vida es ser conformados a la imagen de Cristo. Lamentablemente, eso no ocurre cuando todo es color de rosa, sino […] cuando la vida es dura; cuando somos obligados a depender de Dios en oración para simplemente llegar al final del día».

La maravilla de la creación

Mientras Tim, un profesional especializado en el estudio de glaciares, caminaba por el glaciar Root, en Alaska, se cruzó con algo que no había visto nunca: una gran cantidad de pequeñas esferas de musgo. Después de rastrear durante años las brillantes esferas verdes, Tim y sus colegas descubrieron que, a diferencia de los musgos en los árboles, los «ratones glaciares» no están adheridos; y lo más sorprendente es que se mueven al unísono, como un rebaño. Al principio, pensaron que los movía el viento o rodaban cuesta abajo, pero sus investigaciones lo descartaron.

Un nuevo comienzo

El Año Nuevo chino está ligado al calendario lunar. Generalmente entre finales de enero y mediados de febrero, las reuniones familiares incluyen algunas tradiciones muy significativas. Comprar y donar ropa nueva, limpiar a fondo la casa y saldar deudas nos recuerdan que dejamos el pasado atrás y comenzamos el nuevo año con borrón y cuenta nueva.

Una postura humilde

«Mantén las manos en la espalda. Estarás bien». Este es el consejo amoroso que el esposo de Julia le da siempre antes de que ella vaya a hablarle a un grupo. Cuando se encontraba intentando impresionar a la gente o buscando controlar una situación, adoptaba esa postura porque la colocaba en un marco mental receptivo y enseñable. Lo empleaba para recordarse amar a los que estaban delante de ella, ser humilde y permitir que el Espíritu Santo obrara.

Amar dondequiera que vayas

Durante unas vacaciones, me senté en el muelle, mientras leía la Biblia y miraba a mi esposo pescando. Un joven se acercó y le sugirió que usara una carnada diferente. Me miró de reojo, y moviéndose inquieto dijo: «Estuve preso». Señaló mi Biblia y suspiró: «¿Piensa que a Dios realmente le interesan personas como yo?». Abrí en Mateo 25 y leí en voz alta donde Jesús hablaba de que sus seguidores visitaban a los presos.

Lágrimas justificadas

«Perdón», dijo Carolina, disculpándose por llorar. Después de la muerte de su esposo, se dedicó a cuidar a sus hijos adolescentes. Cuando la iglesia ofreció llevarlos de excursión un fin de semana para entretenerlos y que ella descansara, lloró de gratitud, disculpándose una y otra vez por sus lágrimas.

Oraciones sin respuesta

¿Ya llegamos? / Todavía no. / ¿Ya llegamos? / Todavía no. Este fue el juego de ida y vuelta que mantuvimos en el primer viaje de 16 horas de regreso a casa cuando nuestros hijos eran pequeños. Los dos más grandes no dejaban de jugarlo, y si yo hubiese tenido un dólar por cada vez que preguntaban, la pila sería enorme. Estaban obsesionados con esa pregunta, pero yo (el conductor) no dejaba de preguntarme lo mismo: ¿Ya llegamos? Y la respuesta era: Todavía no, pero pronto.