Lo que somos
Nunca olvido el día que llevé a mi futura esposa a conocer a mi familia. Guiñando sus ojos, mis dos hermanas mayores le preguntaron: «¿Qué le viste exactamente a este tipo?». Ella sonrió y les aseguró que, por la gracia de Dios, yo había llegado a ser el hombre a quien ella amaba.
Listo para ser restaurado
Mientras servía en el ejército en Alemania, me compré un Volkswagen Beetle 1969 nuevo. ¡Era hermoso! El verde oscuro del exterior complementaba el cuero marrón del interior. Pero con los años, comenzaron a suceder cosas, incluido un accidente que arruinó el estribo y destruyó una de las puertas. Con más imaginación, podría haber pensado: «¡Mi auto clásico era un candidato perfecto para una restauración!». Y con más dinero, podría haberlo arreglado… pero nada de eso ocurrió.
Todo por nada
La adicción a la heroína es dolorosamente trágica. Los adictos generan tolerancia, así que se requieren dosis más grandes para lograr el mismo efecto. Poco después, la dosis es suficiente para matarlos. Cuando los adictos oyen que alguien murió por una mezcla excepcionalmente poderosa, la primera reacción no es el miedo sino preguntar dónde pueden conseguirla.
Seguir avanzando para Dios
Los que se criaron en la aldea inglesa con Guillermo Carey (1761-1834) tal vez pensaron que no lograría mucho, pero hoy se lo conoce como el padre de las misiones. Hijo de tejedores, se convirtió en un maestro y zapatero poco exitoso, mientras aprendía solo griego, hebreo y latín. Años después, cumplió su sueño de ir como misionero a la India. Pero enfrentó dificultades: la muerte de su hijo, problemas de salud mental de su esposa, y durante años, falta de resultados en la obra.
Entrenamiento en campo
La gerente de una empresa en Brasil pidió un informe escrito sobre los conserjes de su edificio. Diariamente, quería saber quién limpiaba cada cuarto, cuáles quedaban sin tocar y cuánto tiempo pasaba cada empleado en ellos. El primer informe «diario» llegó una semana más tarde… y completo solo en parte.
Volver a unir las cosas
En un documental sobre su vida, el autor Wendell Berry habla de cómo el divorcio describe la condición de nuestro mundo. Estamos divorciados unos de otros, de nuestra historia, de nuestra tierra. Las cosas que deberían estar completas están separadas. Cuando le preguntaron sobre qué deberíamos hacer respecto a esta triste realidad, dijo: «No podemos recomponerlo todo de una vez. Solo tomamos dos cosas y las unimos». Volvemos a unir dos cosas que están separadas.
Apenas un soplo
La repentina muerte de mi amiga de la niñez me hizo recapacitar sobre la cruda realidad de la muerte y la brevedad de la vida. Tenía solo 24 años cuando perdió la vida en un trágico accidente automovilístico. Tras crecer en una familia disfuncional, hacía poco que había creído en Cristo y su vida había empezado a mejorar. ¿Cómo podía ser que su vida terminara tan pronto?
Algo de qué jactarse
¿Qué significa ser real? Esta es la gran pregunta que responde el libro para niños titulado El conejo de terciopelo. Cuenta la historia de juguetes en una guardería y la travesía de un conejo de peluche para volverse real al permitir que un niño lo ame. Entre los juguetes, está el viejo y sabio Caballo de tela, quien «había visto llegar una larga sucesión de juguetes mecánicos que se jactaban y fanfarroneaban, y que uno a uno se rompían […] y desaparecían». Su aspecto era impresionante, pero al final, su jactancia no servía de nada cuando se trataba de brindar amor.
Sembrando la palabra
Acabamos de publicar en español, inglés y portugués el libro para niños titulado La Reina Ester. Es una obra original en portugués y con ilustraciones del Famoso artista brasileño Ziraldo. Por medio de este libro traemos a los más jóvenes la idea del valor que tenemos como personas y que si seguimos la voluntad de Dios hay un plan hermoso para…
Ojos en la nuca
De pequeña, era tan traviesa como cualquier otro niño, y trataba de ocultar mi mal comportamiento para evitar caer en problemas. No obstante, mi madre solía descubrir lo que había hecho. Recuerdo cómo me asombraba lo rápido y precisamente que se enteraba de mis travesuras. Cuando le preguntaba cómo sabía, siempre respondía: «Tengo ojos en la nuca». Por supuesto, esto me llevaba a investigar su cuello cuando ella se daba vuelta… ¿eran ojos invisibles o estaban escondidos detrás de su cabello rojizo? Cuando crecí, dejé de buscar pruebas de su par de ojos extra y me di cuenta de que yo no era tan astuta como creía. Su mirada atenta era una muestra de su amor e interés por sus hijos.