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Nuestra nueva naturaleza en Cristo

A nuestra pícea azul se le caían las piñas y las agujas. El experto en árboles la miró y dijo: «Las píceas son así». Había esperado una explicación mejor… o un remedio. Pero el hombre se encogió de hombros y volvió a decir: «Las píceas son así». Por naturaleza, los árboles dejan caer agujas. No se puede cambiar.

La presencia de Dios ahora y siempre

Mónica estaba luchando. Tenía amigos que eran creyentes en Jesús, y respetaba su manera de manejar las luchas de la vida. Incluso les tenía un poco de celos. Pero no creía que pudiera vivir como ellos; pensaba que tener fe en Cristo era seguir reglas. Por fin, una compañera de estudios la ayudó a ver que Dios no quería arruinar su vida, sino que deseaba lo mejor para ella en medio de sus vaivenes. Cuando entendió esto, estuvo dispuesta a aceptar a Jesús como su Salvador y abrazó la magnífica verdad del amor de Dios por ella.

En los brazos de Dios

El sonido del torno aterrorizó a Sara, de cinco años de edad. Saltó de la silla del dentista y no quiso volver a sentarse. Entendiendo la situación, el dentista le dijo al papá: «Papá, siéntate tú». Julio pensó que quería mostrarle a su hija qué fácil era. Pero el dentista miró a la niña y le dijo: «Ahora, sube y siéntate en el regazo de papá». Entonces, acunada por los brazos confiables de su papá, Sara se relajó completamente y el dentista pudo continuar.

¡Te oigo, Dios!

El bebé Gabriel se movía y se quejaba mientras su madre lo sostenía para que los doctores le colocaran su primer audífono. En cuanto el médico encendió el artefacto, Gabriel dejó de llorar. Abrió grande los ojos y sonrió. Podía oír la voz de su mamá que lo consolaba, lo alentaba y decía su nombre.

Líderes estilo Salmo 72

En julio de 2022, el primer ministro británico fue obligado a dimitir porque muchos dudaron de su integridad. El suceso se desencadenó cuando el ministro de salud asistió a un desayuno de oración anual parlamentario, sintió la necesidad de tener una vida pública íntegra y renunció. Cuando otros ministros también lo hicieron, el primer ministro entendió que debía irse. Fue un momento notable, originado por una pacífica reunión de oración.

Congregarse en Jesús

Cuando atravesaba un largo período de angustia y lucha emocional y espiritual debido a circunstancias difíciles en mi vida, habría sido fácil alejarme de la iglesia, pero me sentí impulsada a asistir todos los domingos.

¡Jesucristo ha resucitado hoy!

Antes de que Charles Simeon asistiera a la universidad en Cambridge, Inglaterra, le encantaban los caballos y la ropa, y gastaba sumas enormes en su atuendo todos los años. Pero como la universidad requería que asistiera regularmente a la reunión de la Cena del Señor, comenzó a explorar sus creencias. Después de leer libros escritos por creyentes en Jesús, experimentó una dramática conversión un Domingo de Pascua. Despertándose temprano el 4 de abril de 1779, exclamó: «¡Jesucristo ha resucitado hoy! ¡Aleluya! ¡Aleluya!». Su fe fue creciendo mientras se dedicaba al estudio de la Biblia, la oración y la asistencia a las reuniones en la capilla.

La pasión de Cristo

Antes de que Jim Caviezel protagonizara a Jesús en el filme La Pasión de Cristo, el director, Mel Gibson, le advirtió que el papel sería extremadamente difícil y podría afectar de forma negativa su carrera en Hollywood. Caviezel lo aceptó de todos modos, diciendo: «Pienso que tenemos que hacerlo, aunque sea difícil».

Jesús, nuestro sustituto

Un muchacho rico de 20 años corría en una carrera de velocidad con su auto, cuando atropelló y mató a un peatón. Aunque lo condenaron a tres años de prisión, algunos creen que el hombre que compareció en la corte (y que después fue a la cárcel) fue un sustituto contratado por el conductor que cometió el delito. Este tipo de cosas ocurren en algunos países donde las personas alquilan a dobles para evitar pagar por sus delitos.

Un nuevo mandamiento a amar

El Reino Unido tiene una tradición que comenzó allá por el siglo xiii, en la que los miembros de la familia real entregan regalos a los necesitados el día antes al Viernes Santo, llamado Jueves de Maundy [Maundy Thursday]. La práctica surge del significado de la palabra maundy, del latín mandatum, «mandamiento». El mandamiento que se conmemora es el nuevo que Jesús les dio a sus amigos la noche antes de morir: «Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros» (Juan 13:34).