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La cita

El 22 de noviembre de 1963, el presidente estadounidense John F. Kennedy, el filósofo y escritor Aldous Huxley y el apologista cristiano C. S. Lewis murieron. Tres hombres famosos con cosmovisiones radicalmente diferentes. Huxley, agnóstico, incursionaba en el misticismo oriental. Kennedy, aunque era católico romano, defendía una filosofía humanista. Y Lewis, exateo, como anglicano se volvió un declarado creyente en Jesús. La muerte no hace acepción de personas, y estos tres enfrentaron una cita con ella el mismo día.

Habla a otros de Jesús

Pablo había ido al templo para la ceremonia judía de purificación (Hechos 21:26), pero algunos agitadores que creían que estaba enseñando contra la ley buscaban matarlo (v. 31). Los soldados romanos aparecieron de inmediato y lo arrestaron, lo ataron y lo llevaron a la zona del templo, mientras la multitud gritaba: «¡Muera!» (v. 36).

Apoyo fuerte en Cristo

Un corredor en la Maratón de Londres experimentó por qué es vital no correr una carrera larga solo. Después de una rigurosa preparación, quería terminar fuerte, pero, mientras se tambaleaba para llegar a la meta, se sentía exhausto y al borde de colapsar. Antes de que se cayera, dos compañeros maratonistas lo tomaron de los brazos, uno de cada lado, y ayudaron al agotado corredor a terminar el recorrido.

La obediencia es una elección

Los inviernos en los Países Bajos raras veces traen mucha nieve, pero puede volverse lo suficientemente frío como para congelar los canales. Cuando mi esposo, Tom, crecía allí, sus padres tenían una regla familiar: «No pisen el hielo hasta que esté lo suficientemente grueso como para sostener el peso de un caballo». Como los caballos dejaban muestras de haber estado por allí, Tom y sus amigos decidieron tomar un poco de excremento del camino y arrojarlo arriba del hielo delgado, y luego aventurarse sobre la superficie. No sufrieron ningún daño ni se descubrió lo que habían hecho, pero sabían en su interior que habían desobedecido.

Condición espiritual

Tomás es habitué del gimnasio, y es evidente. Tiene hombros anchos, músculos voluminosos y brazos casi del tamaño de mis muslos. Su estado físico me llevó a entablar una conversación espiritual con él. Le pregunté si su estado físico reflejaba de algún modo una relación saludable con Dios. Aunque no profundizó mucho, reconoció que tenía «a Dios en su vida». Hablamos lo suficiente como para que me mostrara una foto de él con unos 180 kilos de peso, fuera de forma y mala salud. Un cambio en su estilo de vida había obrado maravillas físicamente.

Entregar ayuda

Cuando Elena tuvo que ir a entregar la vianda en la casa de Tim, él le pidió que lo ayudara a desatar el nudo del paquete. Años antes, Tim había sufrido un ACV y no podía hacerlo solo. Elena lo ayudó con agrado. Durante el resto del día, pensó en él con frecuencia, y eso la impulsó a armarle un paquete adecuado para su condición. Más tarde, cuando Tim encontró el chocolate caliente y una manta roja con una nota de aliento que ella había dejado a su puerta, lo hizo llorar.

Escoger la vida

Natán creció en una familia cristiana, pero en la universidad, empezó a alejarse de su fe de la infancia. «Sin merecerlo, Dios me trajo de regreso a Él», dijo. Al tiempo, dedicó un verano para testificar de Jesús en las calles de una ciudad importante en Estados Unidos, y ahora, está terminando una residencia en ministerio juvenil en su iglesia. Su meta es ayudar a los jóvenes a no desperdiciar su tiempo viviendo lejos de Cristo.

Persistir en la oración

Mila, una asistente de cocina, se sintió incapaz de defenderse cuando su supervisora la acusó de robar pan de pasas. La acusación infundada y la deducción en el salario fueron solo dos de muchos actos equivocados de su jefa. «Dios, por favor, ayúdame —oraba Mila todos los días—. Es tan difícil trabajar con ella, pero necesito este trabajo».

Bondad sin medida

Dos amigos estaban comprando una computadora en una tienda, cuando se encontraron con el gran basquetbolista Shaquille O’Neal. Como sabían que acababa de perder a su hermana y a un excompañero de equipo, le ofrecieron sus condolencias. Cuando siguieron con su compra, Shaq se les acercó y les dijo que eligieran la mejor computadora que encontraran. Luego, se las compró, solo porque ellos vieron que estaba atravesando un momento difícil, y su amabilidad lo había conmovido.

Un puñado de arroz

El estado de Mizoram, en el noreste de India, está saliendo lentamente de la pobreza. A pesar de su falta de ingresos, desde que el evangelio llegó a esa zona, los creyentes en Jesús practican una tradición llamada «puñado de arroz». Antes de cocinar el arroz, apartan cada día un puñado y lo dan a la iglesia. Esas iglesias, pobres para los estándares mundiales, han ofrendado millones a las misiones y enviado misioneros al mundo entero. Muchos, allí donde nacieron, han conocido a Cristo.