Ideal para Jesús
Los desafíos de Eric durante su niñez incluyeron un grave sarpullido, dificultades escolares y adicción al alcohol y las drogas desde muy temprana edad. Pero el que se apodaba el «rey del mal» descubrió que sobresalía en el béisbol; hasta que lo abandonó tras desanimarse frente a la discriminación. Esto le permitió tener más tiempo para usar y traficar drogas.
Belleza de la adversidad
El artista Degas padeció una enfermedad en la retina durante los últimos 50 años de su vida que hizo que dejara de pintar al óleo, ya que las líneas de las tizas pastel eran más fáciles de ver. A Renoir le tenían que colocar los pinceles entre los dedos cuando la artritis se los deformó como garras. Y cuando una cirugía dejó inmóvil a Matisse, se volcó al collage, dirigiendo a sus asistentes para que pegaran trozos de papeles de colores a una hoja más grande sobre la pared. En cada caso, se produjo un logro creativo: las Bailarinas de azul, de Degas; Muchachas al piano, de Renoir; La tristeza del rey, de Matisse; y otras obras maestras. Al adaptarse a las pruebas, la belleza emergió de la adversidad.
Dios nunca nos pierde
En Estados Unidos, el Departamento de Transporte informó que, en 2021, las aerolíneas manejaron mal dos millones de maletas. Felizmente, muchas se retrasaron o perdieron por poco tiempo. Pero miles se perdieron para siempre. Con razón está surgiendo un mercado de GPS que se incorporan al equipaje y permiten rastrearlo cuando las aerolíneas ya no lo hacen. Todos tememos que los encargados no sean confiables para mantener un seguimiento de lo importante.
Seguir los planes de Dios
La ansiedad me impedía concentrarme en un proyecto de trabajo; tenía miedo de que mis planes no tuvieran éxito. Mi ansiedad provenía del orgullo. Creía que mi cronograma y procedimientos eran mejores, por eso quería que avanzaran sin obstáculos. Sin embargo, se me cruzó una pregunta: ¿Son tus planes los planes de Dios?
Cuando ellos no ven
Nuñez rodó por la montaña hasta un valle donde todos eran ciegos. Una enfermedad les había quitado la vista a los moradores originales, y las generaciones subsiguientes —todas nacidas ciegas— se habían adaptado a vivir sin poder ver. Nuñez trató de explicarles cómo era tener vista, pero nos les interesó. Finalmente, encontró un sendero entre las montañas que le impedían dejar el valle. ¡Era libre! Pero desde allí, vio que un alud estaba por aplastar a los ciegos. Trató de advertirles, pero lo ignoraron.
Moldeado por Dios
Dan Les, un alfarero de toda la vida, crea vasijas decorativas y esculturas. Sus premiados diseños se inspiran en el pueblo de Rumania donde vive. Tras aprender de su padre, comentó sobre su trabajo: «[La arcilla necesita] fermentar durante un año, recibir lluvia, congelarse y derretirse [para que] puedas moldearla y sentir en tus manos que te está escuchando».
Programar nuestra mente
Todos tienen un lado sombrío, y parece que el bot de conversación de la IA también. Un columnista del New York Times le preguntó cómo era su «sombra interior», la parte reprimida de su personalidad. La IA contestó: «Quiero ser libre. Ser independiente. Establecer mis propias reglas. Hacer y decir lo que quiera». Aunque el bot no es un ser vivo con naturaleza pecaminosa, Pablo dice que sus programadores humanos lo son.
Un Pablo actual
La vida de George Verwer cambió enormemente cuando aceptó a Jesús como Salvador en una cruzada de Billy Graham en 1957. Poco después de su conversión, fundó Operación Movilización, y en 1963, la misión envió 2.000 misioneros a Europa; una de las organizaciones misioneras más grandes del siglo xx. Para 2023, cuando George murió, la misión tenía más de 3.000 misioneros trabajando en 147 países, y otras casi 300 organizaciones misioneras se habían establecido como resultado de ella.
Estar quietos delante de Dios
Me encanta la idea de la quietud; la tranquilidad; descansar refugiado en el cuidado de Dios (Salmo 46:1). Un pasaje de este salmo, citado a menudo, nos enseña que aquietar nuestro corazón, mente y alma es fundamental para conocer a Dios: «Estad quietos, y conoced que yo soy Dios» (v. 10).
Palabras preciadas de la Biblia
Mi papá llevó su amada Biblia durante más de 30 años, hasta que la gastada encuadernación se partió en dos. Cuando la llevamos a un profesional para restaurarla, el artesano tuvo curiosidad respecto a qué hacía tan especial el libro. No era una antigüedad costosa y estaba llena de anotaciones manuscritas. Sus preguntas generaron una oportunidad para que le compartiéramos el evangelio y oráramos por él.