Perfecto como Jesús
«Perfeccionismo es una de las palabras más aterradoras que conozco», escribe Kathleen Norris, reflexionando en el contraste entre el perfeccionismo actual y la «perfección» que se describe en el libro de Mateo. Actualmente, se define como «una aflicción psicológica grave que intimida mucho a la gente para tomar riesgos necesarios». Pero la palabra que se usa en Mateo significa maduro, completo o pleno. Norris concluye: «Ser perfecto […] es hacer lugar para desarrollar [y experimentar] una madurez suficiente para brindarnos a los demás».
En Dios ponemos nuestra confianza
Faltaban seis semanas para que el bebé naciera, pero el médico diagnosticó que Julia padecía colestasis, un problema hepático común en el embarazo. Angustiada, la llevaron al hospital, donde la trataron y dijeron que ¡inducirían el parto en 24 horas! En otra área del hospital, estaban ubicando respiradores y otros equipos para casos de COVID-19. Por esta razón, la enviaron a su casa. Julia decidió confiar en Dios y sus planes, y pocos días después, dio a luz a un bebé saludable.
No guardar rencor
En un evento publicitario en 2011, dos exjugadores de 73 años de edad de la Liga de Fútbol Canadiense empezaron a darse trompadas en el escenario. En un partido controversial por el campeonato en 1963, habían tenido una pelea y habían quedado «con la sangre en el ojo». Cuando uno de ellos sacó al otro del escenario de un puñetazo, la multitud exclamó que «lo dejara»; es decir, que «hiciera las paces».
Felicidad verdadera
En el siglo x, Abd al-Rahman III gobernaba Córdoba, España. Después de 50 años de reinado exitoso («amado por mis súbditos, temido por mis enemigos y respetado por mis aliados»), evaluó más profundamente su vida. «Riquezas, honores, poder y placer han estado a mi disposición», dijo de sus privilegios. Pero cuando contó sus días de felicidad verdadera durante ese tiempo, sumaron solo catorce. ¡Qué aleccionador!
Dios amoroso
En cada ocasión, el profesor terminaba su clase en línea en una de dos maneras. Decía: «Hasta la próxima» o «buen fin de semana». Algunos estudiantes respondían: «Gracias, igualmente». Pero un día, uno contestó: «Lo quiero mucho». Sorprendido, respondió: «¡Yo también!». Esa tarde, los compañeros acordaron crear una «cadena te quiero» para mostrar su aprecio al profesor que tenía que dar clase a una pantalla en su computadora; no en persona, como habría preferido. Días después, cuando terminó de enseñar, el profesor dijo: «Hasta la próxima»; y uno tras otro los alumnos respondieron: «Lo quiero mucho». Así siguieron durante meses. El profesor dijo que eso había creado un vínculo poderoso con sus alumnos y que ahora los siente como «familia».
La rueda del alfarero
En 1952, para prevenir que personas descuidadas rompieran artículos en una tienda, el dueño de un local en Miami Beach colocó un cartel que decía: «Lo rompes, lo pagas». Esta frase pegadiza era una advertencia para los clientes. Ahora, también se puede ver en muchas boutiques.
Esto es gracia
Los miserables comienza con el convicto bajo libertad condicional Jean Valjean robándole artículos de plata a un sacerdote. Lo atrapan y espera ser regresado a las minas, pero el sacerdote sorprende a todos cuando declara que él se los había dado. Cuando la policía se va, mira al ladrón y le dice: «Ya no perteneces al mal sino al bien».
Esconderse de Dios
Cerré los ojos y empecé a contar en voz alta. Mis compañeros de tercer grado salieron corriendo a buscar un lugar para esconderse. Después de revisar cada gabinete, baúl y armario durante lo que me parecieron horas, no podía encontrarlos. Me sentí ridícula cuando una saltó finalmente de detrás de un helecho que colgaba del techo. La planta solo le tapaba la cabeza… ¡el resto del cuerpo había estado a la vista todo el tiempo!
Dar en vida
Un exitoso empresario multimillonario pasó las últimas décadas de su vida haciendo todo lo posible para repartir su fortuna. Donó dinero a varias causas, como llevar paz a Irlanda del Norte y modernizar el sistema de salud en Vietnam. Y poco antes de su muerte, gastó 350.000.000 de dólares para convertir la isla Roosevelt, en la ciudad de Nueva York, en un polo tecnológico. Dijo: «Creo firmemente en dar en vida. Veo pocas razones para posponer dar […]. Además, es mucho más divertido dar mientras vives que hacerlo cuando estás muerto». Dar mientras vives… ¡qué actitud asombrosa!
Amar aprender
Cuando le preguntaron cómo se había vuelto periodista, un hombre contó sobre la dedicación de su madre para que él aprendiera. Cada día, cuando viajaba en el metro, recogía los periódicos que dejaban en los asientos y se los daba a él. Aunque lo que más le gustaba eran los deportes, también empezó a saber sobre el mundo, lo que finalmente aumentó su interés en muchos temas diversos.