Palabras que permanecen
A comienzos del siglo xix, Thomas Carlyle le dio un manuscrito al filósofo John Stuart Mill para que lo revisara. Accidental o intencionalmente, el manuscrito cayó al fuego… la única copia de Carlyle. Sin inmutarse, se puso a trabajar para reescribir los capítulos perdidos. Las llamas no pudieron detener la historia, que permanecía intacta en su mente. De esa gran pérdida, produjo su monumental obra La revolución francesa.
El mejor maestro
«¡No entiendo!», dijo mi hija mientras arrojaba el lápiz contra el escritorio. Trataba de resolver una tarea de matemáticas, y yo acababa de comenzar mi «trabajo» como mamá y maestra en casa. Teníamos un problema. No podía recordar lo que había aprendido hacía 35 años ni enseñarle algo que no sabía. Entonces, vimos a un maestro en línea que explicaba el tema.
A la mesa del Rey
«Va a vivir —dijo el veterinario—, pero hay que amputarle la pierna». Al perro callejero que llevó mi amiga lo había atropellado un auto. El veterinario le preguntó si era la dueña, porque el precio de la cirugía sería elevado y el animal necesitaría cuidados para recuperarse. «Ahora lo soy», contestó. Su bondad le dio a ese perro un futuro en un hogar amoroso.
Por el bien de los demás
Durante la pandemia de COVID-19, muchos en Singapur se quedaron en su casa para no contagiarse, pero yo seguí yendo a nadar, creyendo que era seguro. Pero mi esposa temía que me contagiara en una piscina pública y le pasara el virus a mi suegra, la cual, por su edad, era más vulnerable. «¿No podrías dejar de nadar por un tiempo, por mi bien?», preguntó.
La necesidad de sabiduría
Al crecer sin un padre, Roberto sintió que se había perdido mucha de la sabiduría práctica que los padres suelen transmitirles a sus hijos. Como no quería que nadie careciera de habilidades importantes para la vida, grabó una serie de videos llamados «Papá, ¿cómo lo hago?», donde mostraba desde cómo colocar un estante hasta cambiar un neumático. Con su estilo compasivo y cálido, se ha convertido en una sensación en YouTube, con millones de suscriptores.
Lo común y corriente no existe
Cuando Anita murió mientras dormía, a los 90 años, la tranquilidad de su partida reflejó la de su vida. Al quedar viuda, se había dedicado a sus hijos y nietos, y a ser amiga de las mujeres más jóvenes de la iglesia.
Batallas presentes
Cuando conectas tu tostadora, te beneficias de los resultados de una fuerte discusión entre los inventores Tomás Edison y Nikola Tesla, quienes peleaban sobre qué clase de electricidad era mejor desarrollar: la corriente continua, como la que va de una batería a una linterna, o la corriente alterna, la cual obtenemos de un tomacorriente.
Ayuda mutua
Mientras jugaba básquet con sus amigas, Ámbar vio que sería beneficioso para la comunidad tener una liga femenina. Entonces, comenzó una organización sin fines de lucro para fomentar el trabajo en equipo e impactar a la generación siguiente. Las líderes de Ladies Who Hoop [Mujeres que encestan] se esfuerzan para desarrollar confianza y carácter en mujeres y niñas, y las alientan a volverse importantes contribuyentes de sus comunidades locales. Una de las primeras jugadoras dijo: «Hay tanta camaradería entre nosotras. Era algo que me faltaba. Nos apoyamos unas a otras de tantas maneras. Me encanta ver a las chicas crecer y triunfar».
Con nosotros en el valle
Cuando Hannah Wilberforce (tía del abolicionista británico William Wilberforce) estaba por morir, escribió una carta en la que dijo haber oído sobre la muerte de un hermano en Cristo: «Bienaventurado es el querido hombre que partió a la gloria; ahora en la presencia de Dios, a quien sin verlo amaba. Mi corazón parecía saltar de gozo». Luego, describió su propia situación: «Yo, mejor y peor; Jesús, tan bueno como siempre».
Dondequiera que adoremos
Un dolor de cabeza y cuerpo intenso y debilitante me impidió asistir a la reunión en mi iglesia… otra vez. Lamentando perderme la adoración comunitaria, miré el mensaje en línea. Al principio, la pobre calidad del sonido y el video me amargaron, pero luego, una voz entonó un himno conocido, y las lágrimas me brotaron mientras cantaba: «Sé tú mi visión, oh Señor de mi corazón. […] Mi mejor pensamiento de día y de noche. Despierto o durmiendo, tu presencia es mi luz». Enfocada en la presencia constante de Dios, lo adoré estando en mi casa.