La luz de Cristo
Con mi esposo, siempre hemos disfrutado del servicio de Nochebuena en nuestra iglesia. Cuando recién nos casamos, teníamos una tradición especial: vestirnos con ropa abrigada después del servicio y subir a una colina cercana donde 350 luces en forma de estrella brillaban desde unos postes altos. Allí, mirando la ciudad, reflexionábamos sobre el nacimiento milagroso de Jesús. Mientras tanto, muchas personas miraban desde el valle la estrella iluminada.
Ambición solidaria
Gregorio de Nazianzo y Basilio de Cesarea fueron líderes renombrados de la iglesia del siglo iv, y también eran amigos íntimos. Se conocieron cuando estudiaban filosofía, y según Gregorio, se volvieron como «dos cuerpos con un solo espíritu».
Amor tangible
Mientras estaba sentada junto a la cama de mi amiga Margaret en el hospital, observé el trajín de los otros pacientes, del personal médico y de las visitas. Una joven que estaba sentada cerca, junto a su madre enferma, le preguntó a Margaret: «¿Quiénes son todas estas personas que te visitan todo el tiempo?». Ella respondió: «¡Son miembros de la familia de mi iglesia!». La joven remarcó que nunca había visto algo así; que sentía que tantas visitas eran «expresiones tangibles de amor». Margaret respondió sonriendo: «¡Todo se reduce a nuestro amor a Dios a través de su Hijo Jesucristo!».
Una ventana a lo maravilloso
Al fotógrafo Ronn Murray le gusta el clima frío. «Frío significa cielos claros —explica—, ¡y eso puede abrir una ventana a lo maravilloso!».
La verdad nunca cambia
Cuando mi hijo Xavier era pequeño, leímos juntos un cuento para niños sobre un muchachito que se rebeló contra su maestra al referirse a un bolígrafo con un nombre inventado. El alumno convenció a sus compañeros de quinto grado de usar ese nuevo nombre. La noticia sobre el reemplazo de nombre se extendió por todo el pueblo. Al final, todo el país cambió la manera de referirse a los bolígrafos, solo porque otros aceptaron como una verdad universal la realidad inventada por un niño.
Cómo nos ve Dios
Era 1968. Estados Unidos estaba atrapado en una guerra con Vietnam, la violencia racial estallaba en las ciudades y dos figuras públicas habían sido asesinadas. Un año antes, un incendio había acabado con la vida de tres astronautas en el despegue y la idea de ir a la luna parecía un sueño imposible. Sin embargo, la Apolo 8 se pudo lanzar unos días antes de Navidad.
A quién escuchamos
«Tengo que informar una emergencia. Mi piloto falleció», dijo nervioso Doug White a la torre de control. Minutos después de despegar, el piloto del avión privado que Doug había rentado murió de forma súbita. Doug entró en la cabina, con solo tres meses de entrenamiento para pilotar aviones menos sofisticados. Entonces, escuchó atentamente a los controladores de un aeropuerto local, que lo guiaron para aterrizar. Más tarde, dijo: «Salvaron a mi familia de una muy posible muerte atroz».
Jesús, nuestro Rescatador
Lo que comenzó como un trayecto normal en un teleférico en un valle paquistaní se volvió una experiencia terrible. Poco después de partir, dos cables se cortaron y ocho pasajeros quedaron suspendidos a varios metros del suelo. Eso desencadenó una ardua operación de rescate, en la que unos soldados usaron cables con arneses, helicópteros y otros elementos para rescatarlos.
Ánimo en Cristo
Una maestra sugirió a sus alumnos que escribieran notas de ánimo a sus compañeros. Días después, cuando hubo una tragedia escolar en otra parte del país, esas notas alentaron el espíritu de sus compañeros de escuela mientras enfrentaban el miedo y la angustia resultantes de algo que podría haberles sucedido a ellos también.
La fe de una abuela
Estábamos sentados a la mesa, cuando mi nieto de nueve años dijo sonriendo: «Soy igual a la abuela. ¡Me encanta leer!». Me alegró el corazón. Pensé en el año anterior, cuando él había estado enfermo y sin poder ir a la escuela. Después de que dormía una larga siesta, nos sentábamos uno al lado del otro a leer. Yo estaba feliz de transmitirle el legado del amor a los libros que yo había recibido de mi madre.