En el monte Calvario
A menudo, me encuentro pensando en los años cuando mis hijos eran pequeños. Algo que recuerdo con mucho cariño es nuestra rutina matinal para despertarlos. Todas las mañanas, entraba en sus cuartos y, con ternura, los llamaba por su nombre y les decía que era hora de levantarse y prepararse para las actividades del día.
Lo mejor
Durante una reunión en la iglesia, divisé a un bebé varios asientos más adelante. Mientras espiaba por encima del hombro de su padre, miraba maravillado y con los ojos bien abiertos a los miembros de la congregación. Les sonreía a algunos, babeaba y se chupaba los deditos regordetes, pero nunca encontraba su pulgar. Las palabras del pastor se alejaban cada vez más de mí mientras mis ojos seguían desviándose hacia aquel dulce bebé.
¡Empieza aquí!
El 6 de junio de 1944, tres oficiales norteamericanos reunidos en una playa de Normandía, en Francia, se dieron cuenta de que la marea los había arrastrado al lugar equivocado y tomaron una decisión improvisada: «Empezaremos la batalla desde aquí». Tuvieron que avanzar desde un punto de partida complicado.
Lo que hacemos
Cuando murió Roger Ebert, ganador del premio Pulitzer como crítico de cine, un periodista escribió: «Con toda su fama, honores y celebridad, todas sus entrevistas exclusivas y encuentros con grandes actores, Ebert nunca olvidó la esencia de lo que hacemos: críticas de películas. Él las reseñaba con un celo contagioso y un intelecto inquisitivo» (Dennis King, The Oklahoman).
Mi Padre está conmigo
Una amiga que luchaba contra la soledad, escribió en su muro de Facebook: «No es que me sienta sola por no tener amigos. Tengo muchos. Sé que cuento con personas que pueden sostenerme, animarme, hablar conmigo, interesarse en mis cosas y pensar en mí, pero no pueden estar conmigo todo el tiempo y para todo».
Luz en la oscuridad
Durante un viaje a Perú, visité una de las numerosas cuevas que se encuentran en ese montañoso país. Nuestro guía nos dijo que esa cueva en particular había sido explorada hasta una profundidad de casi 15 kilómetros, y que era más profunda. Vimos murciélagos increíbles, aves nocturnas e interesantes formaciones rocosas. Sin embargo, poco después, la oscuridad se tornó inquietante, casi sofocante. Sentí un gran alivio cuando volví a la superficie y a la luz del día.
El juego de la culpa
Me han culpado de muchas cosas, y tuvieron razón. Mi pecado, fracaso e incompetencia han causado tristeza, ansiedad e inconvenientes a amigos y familiares (y, probablemente, a desconocidos también). Asimismo, me han atribuido cosas que no eran culpa mía; cuestiones que yo no podía cambiar.
El don de las lágrimas
Cuando su madre murió, llamé a una amiga mía de años. Nuestras madres habían sido íntimas amigas, y ahora, las dos habían fallecido. Nuestra conversación se convirtió en una sucesión de emociones: lágrimas de tristeza por la muerte de su madre, y de risa, al recordar lo divertida que había sido.
Caminos misteriosos
Cuando mi hijo empezó a asistir a las clases de chino, me maravillaron las notas que llevó a casa después de la primera sesión. Como mi lengua nativa es el inglés, me resultaba difícil entender que esos caracteres se relacionaran con palabras habladas. Parecía increíblemente complejo… casi incomprensible.
Estoy perplejo
El acertijo me dejó perplejo: ¿Qué es más grande que Dios y más malo que el diablo? Los pobres lo tienen. Los ricos lo necesitan. Y, si lo comes, mueres.