Mes: abril 2012

Un nuevo nombre

En el artículo Leading by Naming [El liderazgo y los nombres], Mark Labberton escribió sobre el poder de un nombre. Dijo: «Todavía puedo sentir el impacto que me produjo un amigo experto en música cuando me llamó “músico”. Nunca nadie me había llamado así. Yo no tocaba ningún instrumento ni tampoco era solista. Sin embargo, […] al instante me sentí conocido y amado […]. Notó, confirmó y apreció algo profundamente cierto acerca de mí».

Manchada

Para mí, sostener una Biblia en mi propio idioma es casi algo en lo que ni siquiera pienso. No debe ser así.  Pensé en mi rica herencia espiritual cuando derramé café en una de mis Biblias la semana pasada. A pesar de secar el líquido rápidamente, quedó una débil mancha marrón en el borde de las páginas. La mancha fue…

El amor inalterable de Dios

El libro de Oseas, en el Antiguo Testamento, es la historia del amor fiel de Dios hacia su pueblo infiel. De un modo que nos parece extraño, el Señor le ordenó a Oseas que se casara con una mujer que quebrantaría los votos matrimoniales y lo haría sufrir (Oseas 1:2-3). Después de que ella abandonó al profeta por otro hombre, el Señor le dijo a Oseas que la recibiera de nuevo: un cuadro del «amor del Señor para con los hijos de Israel» (3:1).

Una mirada hacia el futuro

Mudarse es algo espantoso. Hay demasiados detalles que tomar en cuenta. Unos cuantos días antes de mudarme de la Universidad Campbell en Carolina del Norte a la Universidad Auburn en Alabama, leí Zacarías 14 como parte de mi tiempo devocional matutino. En ese momento, los detalles de la transición eran abrumadores. Al estar sentado en una casa llena de cajas…

La muerte como ganancia

¿Por qué es que cuando surge el tema del cielo tengo muy poco que ofrecer? Rara vez estimula mi interés, y estoy bastante conforme con que la conversación se ajuste a un tema más adecuado y más tangible. Por cierto, yo creo en el cielo. Me alegra ir rumbo a ese destino final. Pero ahora, en estos momentos en que…

Cicatrices hermosas

Hace varios años, estaba haciendo una caminata junto al Río Salmón y me encontré con una arboleda de pinos que tenían el tronco parcialmente descortezado. Un amigo mío, que es guardabosques, me había contado que los aborígenes norteamericanos que cazaban en esta zona mucho tiempo atrás habían quitado la corteza de los troncos y sacado la capa subyacente para hacer goma de mascar. Algunas de las marcas eran horribles, pero otras, llenas de sabia cristalizada y pulidas por el viento y el clima, se habían transformado en figuras de una extraña belleza.

Dondequiera y en ningún sitio

Entre nuestras amistades familiares hay una pareja que, al igual que mi esposa y yo, está luchando por encontrarle sentido a la muerte de su hija adolescente ocurrida por un accidente automovilístico. Lindsay murió el 11 de septiembre del 2001, y nuestra hija Melissa murió casi nueve meses después.

Ambas se conocían y habían ido a la misma escuela y…

¿De quién es el mérito?

Siempre me llamó la atención una poesía para niños llamada El pequeño Jack Horner: «El pequeño Jack Horner está sentado en el rincón, comiendo un pastel de Navidad. Mete un dedo en el pastel, saca una ciruela y dice: “¡Qué niño bueno que soy!”».

Límites en la energía

Mi esposa y yo vivimos en un sencillo departamento de dos dormitorios en el sexto piso. Nos encanta la vista que tiene de la ciudad desde su balcón y su distribución básica. ¡Y no hay que cortar el césped ni hacer trabajo de jardinería!

Pero nuestro pequeño hogar tiene sus limitaciones. Una en particular es un severo problema con el…

Corazón agradecido

De niño, mi ídolo era el explorador norteamericano Davy Crockett. En el libro Vida y aventuras de David Crockett, este personaje se enfrenta con una vista maravillosa que lo hace estallar en alabanza al Creador. El autor lo describe así: «Justo detrás de la espesura, había otra pradera inmensa y sin árboles, tan verde, tan hermosa, tan radiante de flores, que hasta el Coronel Crockett, totalmente desacostumbrado a todo sentimiento devocional, frenó su caballo y, mirando fascinado el paisaje, exclamó: “¡Oh, Dios, qué mundo tan bello has hecho para el hombre! Y sin embargo, ¡cuán pobremente te recompensa por ello! Ni siquiera te retribuye siendo agradecido”». Crockett reconocía que la obra de las manos del Creador demandaba reaccionar con gratitud; respuesta que suele pasarse por alto o ignorarse.