Saber y hacer
El filósofo chino Han Feizi hizo esta observación sobre la vida: «Saber verdades es fácil. Saber cómo actuar en función de esas verdades es difícil».
Alabanza de corazones puros
Una amiga mía viajó a otro país y visitó una iglesia. Allí observó que, cuando la gente entraba, se arrodillaba y oraba, de espalda a la parte delantera de la iglesia. Luego, se enteró de que los miembros de esa iglesia confesaban sus pecados a Dios antes de empezar la reunión.
Solo se muere una vez
Nacida en la esclavitud y maltratada de niña, Harriet Tubman (aprox. 1822-1913) encontró un rayo de esperanza en las historias bíblicas que le narraba su madre. El relato de la liberación de la esclavitud en Egipto le mostró un Dios que deseaba que su pueblo fuera libre.
Él se puso en nuestro lugar
Para ayudar a su equipo de arquitectos jóvenes a entender las necesidades de sus clientes, David Dillard los envía a «pijamadas». Se ponen sus pijamas y pasan 24 horas en un centro para personas de la tercera edad, en las mismas condiciones que ellos: con audífonos para simular pérdida de audición, dedos pegados con cintas para limitar la destreza manual y gafas para representar problemas visuales. Dillars declara: «Lo más beneficioso es que, cuando envío jóvenes de 27 años, vuelven con un corazón diez veces más grande. Conocen a las personas y entienden sus dificultades».
Paz abundante
«No me sorprende que lideres retiros —dijo alguien en mi clase de gimnasia—. Tienes un aura positiva». Su comentario me sorprendió, pero también me agradó, ya que me di cuenta de que lo que ella veía como un «aura» en mí, yo lo consideraba la paz de Cristo. Cuando seguimos a Jesús, Él nos da una paz que supera todo entendimiento (Filipenses 4:7) y que brota de nuestro interior… aunque quizá no nos demos cuenta.
Como las ovejas
Una de mis tareas diarias, cuando vivía con mi abuelo en Ghana, era cuidar ovejas. Las llevaba a pastar todas las mañanas, y volvía al anochecer. Allí noté por primera vez lo tercas que pueden ser las ovejas. Por ejemplo, cuando veían una granja, el instinto las llevaba hacia allí, lo cual me ocasionó varios problemas con los granjeros.
Los bosques se despiertan
En medio de los inviernos helados y con nieve, la esperanza de la llegada de la primavera sostiene a quienes viven en regiones muy frías del mundo. El primer mes de primavera, esa esperanza tiene su recompensa, ya que los cambios son notorios. Los tallos que parecían inertes se convierten en ramas con hojas verdes que, poco después, saludan ondulantes. Aunque el cambio diario es imperceptible, para finales del primer mes, los paisajes grises se llenan de verde.
No te inquietes
En medio de un agradable viaje en avión, la voz del capitán interrumpió el servicio a bordo y pidió a los pasajeros que se colocaran los cinturones de seguridad. Al momento, el avión comenzó a sacudirse como un barco en un océano azotado por el viento. Mientras los pasajeros hacían lo que podían para enfrentar las turbulencias, una niña seguía sentada leyendo su libro. Cuando aterrizamos, le preguntaron por qué había permanecido tan tranquila, y ella respondió: «Mi papá es el piloto, y me estaba llevando a casa».
¿Por qué yo?
Rut era extranjera, viuda y pobre. En muchas partes del mundo actual, se la consideraría alguien insignificante; sin futuro ni esperanza.
Remar hasta casa
Me encanta Reepicheep, el firme ratoncito que habla en Las Crónicas de Narnia, de C. S. Lewis. Decidido a llegar hasta el «extremo este» y unirse al gran león Aslan (símbolo de Cristo), Reepicheep declara: «Mientras pueda, navegaré hacia el este en el Viajero del Alba. Cuando me falle, voy a remar hacia el este en mi barquilla [que es un barco pequeño], y cuando ella se hunda, nadaré al este con mis cuatro patas. Y cuando ya no pueda nadar, si no he llegado al país de Aslan, me hundiré apuntando con mi nariz hacia la salida del sol».