Empieza conmigo
Las llamo «Las notas de Mel»: breves comentarios que mi hija Melissa escribía en su Biblia para ayudarla a aplicar los pasajes a su vida.
Hormigas sabias
Según los investigadores de la Universidad de Bristol, la hormiga roja, oriunda de Europa, puede ser mejor que nosotros para dominar el mercado inmobiliario. Los investigadores han descubierto que las colonias de estos animalitos usan hormigas exploradoras para supervisar constantemente las condiciones de vida de sus hormigueros. Valiéndose de habilidades sociales lo suficientemente complejas como para asombrar a los científicos, estas hormigas trabajan juntas para encontrar el espacio adecuado para vivir, y la oscuridad y la seguridad necesarias para darles a la reina madre y a sus larvas la mejor vivienda disponible.
Todo tiene su tiempo
Si eres como yo, a veces te cuesta decir que no a una nueva responsabilidad; en especial, si es por una buena causa y se relaciona directamente con ayudar a los demás. Podemos tener buenas razones para seleccionar con cuidado nuestras prioridades. Sin embargo, a veces, al no acceder a asumir más responsabilidad, podemos sentirnos culpables o pensar que, de alguna manera, fallamos en nuestro andar de fe.
Arma mortal
El famoso boxeador Mohamed Ali usaba distintas tácticas en el cuadrilátero para vencer a sus contrincantes, y una era la provocación. En su pelea contra George Foreman, en 1974, lo provocó diciendo: «¡Pega más fuerte! Muéstrame algo, George. Eso no duele. ¿Acaso no eres malo?». Echando humo, Foreman arrojaba golpes furiosamente, gastando sus energías y debilitando su confianza en sí mismo.
Entender el costo
Hace poco, le regalamos a nuestro hijo de dos años un par de botas nuevas. Estaba tan contento que no se las sacó hasta la hora de dormir. Pero, al día siguiente, se olvidó por completo de ellas y se puso sus zapatillas viejas. Mi esposo dijo: «Ojalá supiera cuánto cuestan las cosas».
Todo se sabe
Un pastor contó esta historia sobre él en un periódico local. Estaba charlando con un hombre mayor a quien acababan de presentarle. Entonces, dijo: «Así que usted trabajaba en una empresa de servicios», y mencionó el nombre de la compañía. «Exacto», respondió el hombre. El pastor señaló que, cuando era chico, los cables de esa empresa pasaban por la propiedad de sus padres. «¿Dónde vivía?», preguntó el hombre. Cuando el pastor le dijo, el anciano respondió: «Recuerdo esa propiedad. Me costó muchísimo mantener colocados en su lugar los carteles de advertencia de los cables. Los niños los sacaban siempre». Cuando la cara del pastor se puso roja de vergüenza, el hombre preguntó: «Usted era uno de ellos, ¿verdad?». Y no se había equivocado.
Una vida coherente
Mientras estudiaba el libro de Daniel, me llamó la atención la facilidad con que él podría haber evitado que los arrojaran al foso de los leones. Los celosos rivales de Daniel, que trabajaban para el gobierno de Babilonia, le tendieron una trampa relacionada con su costumbre de orar diariamente a Dios (Daniel 6:1-9). Daniel era plenamente consciente del complot, y podría haber decidido orar en forma privada durante un mes, hasta que todo se tranquilizara. Pero él no era esa clase de persona.
Cambio de perspectiva
Mi esposa es madrugadora; le encanta la tranquilidad que hay antes de empezar las actividades en la casa, y usa ese momento para leer la Biblia y orar. Hace poco, se instaló en su silla favorita, pero se encontró con un sillón bastante desordenado que «alguien» había dejado así la noche anterior, tras mirar un partido de fútbol por televisión. Al principio, el desorden la distrajo, y su frustración conmigo le interrumpió la calidez del momento.
Su elección
Cuando nuestros hijos eran pequeños, solía orar con ellos cuando los acostábamos. Pero, antes de orar, a veces me sentaba al borde de la cama y charlábamos. Recuerdo decirle a nuestra hija: «Si pudiera poner en fila a todas las niñas de cuatro años que hay en el mundo, te buscaría a ti. Recorrería toda la fila y te elegiría para que fueras mi hija». Eso siempre le ponía una sonrisa en el rostro, porque sabía que ella era especial.
El mundo invisible
¿Sabías que los microbios que tienes en una mano superan la cantidad de personas que habitan la Tierra? ¿O que millones de ellos pueden encontrarse en el ojo de una aguja? Estos organismos vivientes unicelulares son demasiado pequeños para verlos sin un microscopio; aun así, viven en el aire, la tierra, el agua e, incluso, nuestro cuerpo. Interactuamos constantemente con ellos, aunque su mundo está completamente fuera de nuestra percepción.