Lectura bíblica para hoy: Juan 20:11–18

Ella giró hacia él y exclamó: —¡Raboní! (que en hebreo significa “Maestro”). -Juan 20:16

«¿Quién es este desconocido?». Un estudiante universitario de Georgia (EE. UU.) se hizo esa pregunta cuando un compañero le envió un mensaje diciéndole que una prueba de ADN demostraba que podían ser hermanos.

Separados por adopción casi veinte años antes, el joven envió un mensaje de respuesta en el que preguntaba qué nombre le habían puesto al otro estudiante al nacer. Inmediatamente contestó: «Tyler». Respondió el otro: «¡¡¡Sí!!! ¡Eres mi hermano!». Lo reconoció por su nombre.

Piensa en el papel fundamental que desempeña un nombre en la historia de la Semana Santa. María Magdalena acude a la tumba de Cristo y llora cuando descubre que falta su cuerpo. «Apreciada mujer, ¿por qué lloras? —le preguntó Jesús—. ¿A quién buscas?…» (JUAN 20:15). Sin embargo, ella no lo reconoció hasta que Él pronunció su nombre, «… ¡María!…» (v. 16).

Al oírlo, gritó: «… ¡Raboní! (que en hebreo significa “Maestro”)» (v. 16). Su reacción expresa la esperanza y la alegría que sienten los creyentes en Jesús en la mañana de Pascua, al reconocer que nuestro Cristo resucitado venció a la muerte por todos, conociéndonos a cad uno de nosotros como hijos suyos. Como le dijo a María: «… Voy a subir a mi Padre y al Padre de ustedes, a mi Dios y al Dios de ustedes» (v. 17).

En Georgia, dos hermanos reunidos, cuyo nombre los unía, juraron llevar «esta relación al siguiente nivel». En Semana Santa, alabamos a Jesús por haber dado ya el máximo paso para elevarse en amor sacrificial por aquellos que conoce como suyos. ¡Para ti y para mí, en verdad, Él está vivo!

Patricia Raybon

¿Qué se siente al saber que Jesús resucitó y te conoce por tu nombre? ¿Cómo puedes conocerle mejor?

Tu conocimiento de mí me hace sentir humilde, querido Jesús. Gracias por el regalo sacrificial de tu amor y la esperanza de la vida eterna contigo.