Volvamos a la mesa

Lectura bíblica para hoy: Deuteronomio 6:1-9

Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes (Deuteronomio 6:7). NVI

Hace unos años construimos, con nuestros hijos, una mesa rústica de cedro para nuestro patio. Allí hemos compartido innumerables momentos con familiares y amigos.

Esa mesa ha sido testigo de conversaciones profundas, noches de lágrimas, muchas risas y recuerdos de nuestro legado familiar.

Construimos esa mesa para crear momentos sagrados y recordarnos que este espacio es para la comunión y el encuentro con Aquel a quien necesitamos acudir para poder seguir tejiendo juntos nuestra historia.

A través de los siglos, compartir comidas con la familia y los amigos ha sido una de las principales tradiciones familiares y sociales de todas las culturas.

Sin embargo, en tiempos recientes, nuestras vidas, cada vez más ocupadas, distraídas y apresuradas, han diluido la riqueza de esta práctica. La mesa da un sentido de pertenencia, fomenta el diálogo y el encuentro.

En ella, nuestros hijos pueden aprender el arte de la conversación y los buenos hábitos, como compartir, escuchar, tomar la palabra por turnos, expresar sus ideas, como tratar con las diferencias y como discutir sin ofender o sentirse ofendidos.

En Deuteronomio, Dios les dijo a los israelitas que compartieran su fe a propósito. No quería que el pueblo olvidara todo lo que Dios había hecho por ellos, y deseaba que transmitieran estas historias de fe a sus hijos.

Dios ordenó que el pueblo debía hablar de su fe en sus hogares, mientras viajaban, al acostarse y al levantarse (v. 7). Al compartir constantemente los mandamientos de Dios, los padres los «imprimirían» en los corazones de sus hijos. Al compartir historias de la fidelidad de Dios, los padres compartirían su confianza y fe en Dios. Y estas historias se convertirían también en parte de la vida de sus hijos.

¿Qué mejor momento hay para tener conversaciones de fe sino al estar en casa con la familia alrededor de la mesa?

Así como es todo lo que tiene significado, compartir en la mesa exige intencionalidad. Intenta coincidir los horarios y comer juntos al menos una vez al día. Este ritual puede forjar la identidad de tu familia y crear grandes recuerdos.

¡Te animamos a volver a la costumbre de comer juntos en familia! Practica la fe, la enseñanza e integra la oración y la lectura de las Escrituras en las rutinas familiares.

Sergio y Carina Valerga

¿Cuántas comidas comparten en familia alrededor de la mesa durante la semana? ¿Qué cambios, por pequeños que sean, podrían hacer para pasar más tiempo de calidad en familia alrededor de la mesa?

Dios amoroso, ayúdanos a buscar momentos de encuentro en la mesa para profundizar nuestras relaciones familiares contigo.

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