Trabajar desde casa o hacer “home office”, es algo que la mayoría de nosotros probablemente hemos comenzado a hacer para minimizar la propagación de Covid-19 en nuestras comunidades.
Esto significa que nuestro trabajo y nuestra vida en el hogar ahora están entrelazados. Estamos trabajando en un entorno lleno de comodidades: un confortable sofá, Netflix a un clic de distancia, o al hacer viajes interminables a nuestra heladera para buscar refrigerios.
Es tentador aflojar y tomar atajos cuando nadie está mirando. Sin embargo, las Escrituras dicen que debemos trabajar con todo nuestro corazón, como si trabajáramos para el Señor y no para los hombres (Colosenses 3:23). Entonces, ¿cómo honramos lo que dice la Escritura, mientras mantenemos un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida en el hogar?
Hemos reunido una lista de consejos prácticos que, con suerte, nos ayudarán a todos a tener un trabajo desde casa que sea productivo y beneficioso.
Puede ser tentador trabajar en pijama. Es suave y acogedor, pero podría engañar a nuestros cerebros para que piensen que todavía estamos en modo de suspensión. ¿Por qué no intercambiarlos con ropa cómoda, como pantalones casuales o bermudas con una camiseta (y un cárdigan si hace frío en donde vives)? El simple hecho de cambiar nuestra ropa de cama por ropa de casa normal crea una separación mental entre la hora de dormir y el trabajo, ¡preparando así nuestras mentes para un productivo día de trabajo por delante!
Trabajar desde casa podría significar que ahora somos capaces de hacer realidad nuestros sueños de trabajar en la cama. ¡Hurrah! Sin embargo, tirados en la cama, rodeados de nuestras almohadas y mantas, podríamos vernos en el país de los sueños más rápido de lo que podamos presentar ese informe tan importante para nuestros jefes. En cambio, ¿por qué no crear una estación de trabajo improvisada que permita una mayor productividad? Una mesa de comedor podría convertirse en una estación de trabajo. Como una alternativa, puedes comprar o pedir prestadas una mesa y silla plegables y colocarlas en un rincón de tu hogar.
Ahora pasamos una mayor cantidad de tiempo en casa, por lo que también es cada vez más difícil ignorar las numerosas tareas domésticas que deben ser atendidas, así como las interminables distracciones que acechan en cada rincón. Inconscientemente o no, terminamos haciendo múltiples tareas, ya sea doblando la ropa mientras respondemos correos electrónicos, descargando el lavavajillas mientras esperamos que comience una reunión de Zoom, o incluso viendo el último episodio de “Love is Blind” en Netflix en un segundo plano mientras trabajamos.
Sin darnos cuenta, pasamos una gran parte de nuestro tiempo de trabajo haciendo tareas y distrayéndonos, y todavía tenemos trabajo por hacer. Pero, ¿qué pasa si cada día reservamos un horario y lo dedicamos a lavar la ropa y a hacer actividades de ocio, dejándonos el resto del día para concentrarnos en nuestro trabajo? Hagamos lo que normalmente haríamos en el trabajo y no inventemos excusas.
Además de cambiarnos y configurar un espacio de trabajo adecuado, ajustarnos al trabajo desde casa puede requerir que cambiemos intencionalmente la forma en que hablamos con nuestros colegas, que ahora están encerrados de manera similar en sus respectivos hogares. Probablemente todos anhelamos ese “toque humano”. ¿Por qué no intercambiar correos electrónicos y chats de Hangouts de Google por una videollamada de cinco o 10 minutos para discutir ideas de trabajo o preguntar cómo va su día o semana? Llamar para escuchar una voz humana es un cambio agradable en nuestro día, que ya es largo y solitario.
Al principio puede parecer divertido, pero puede comenzar a ser agotador después de varias semanas. Para algunos de nosotros, nuestra situación puede no ser la más ideal. Podemos estar en un punto de quiebre al tener que cuidar simultáneamente a nuestros niños pequeños, o tener claustrofobia al trabajar en nuestras viviendas pequeñas.
De pronto, trabajar desde casa puede comenzar a parecer una pesadilla, y sin un final a la vista, las cosas pueden volverse abrumadoras. En momentos como estos, ¿por qué no dedicar unos minutos a entregar nuestra ansiedad a Dios y orar por su fortaleza para ayudarnos a superar nuestra situación? Dios recibe nuestras oraciones y promete darnos su paz (Filipenses 4: 6-7).
CRÉDITOS
Escrito y creado por :YMI X Citra Marina
Originalmente publicado en YMI que es parte de Ministerios Nuestro Pan Diario en inglés. Traducido y republicado con permiso.