Lectura bíblica para hoy | Juan 6:32–51

Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. -Juan 6:33

Vivo en una pequeña ciudad mexicana donde cada mañana y cada tarde se puede escuchar un grito distintivo: «¡Pan!». Un hombre con una enorme cesta en su bicicleta ofrece una gran variedad de panes frescos dulces y salados a la venta.

Solía vivir en una ciudad más grande, donde tenía que ir a la panadería a comprar pan. Así que, me gusta que me traigan pan fresco a mi puerta.

Jesús trajo el pan del cielo a la puerta de Israel cuando dijo: «Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre» (Juan 6:51). Habiendo comido lo que Jesús proveyó “cinco panes de cebada y dos pececillos” (v. 9), la gente esperaba la siguiente comida, pero Él vino para satisfacer el hambre espiritual.

Alguien ha dicho que el evangelismo es realmente un mendigo que le dice a otro dónde encontró pan.

Muchos de nosotros podemos decir: «Una vez tuve hambre espiritual; desfallecía espiritualmente por culpa de mis pecados. Entonces escuché las buenas noticias. Alguien me dijo dónde encontrar pan: en Jesús. ¡Y mi vida cambió!».

Ahora tenemos el privilegio y la responsabilidad de guiar a otros a este Pan de vida. Podemos compartir a Jesús en nuestro vecindario, en nuestro lugar de trabajo, en nuestra escuela, en nuestros lugares de ocio. Podemos hablar de Jesús en la sala de espera, en el autobús o en el tren. Podemos llevar las buenas nuevas a los demás a través de las puertas de la amistad.

Jesús es el Pan de vida. Vamos a contarles a todos la gran noticia.

Keila Ochoa

¿Por qué es importante compartir a Cristo con los demás? ¿Con quién puedes compartir hoy el Pan de vida?

Señor Jesús, quiero ser tu testigo dondequiera que vaya. Ayúdame a compartir tu regalo con todos los que me rodean.