Una nueva comunidad

LA ESCRITURA DE HOY: Hechos 2:42–47

«Y todos los que creían se reunían y tenían todas las cosas en común.» -Hechos 2:44

Maija, la hija de cinco años de mi amiga Carrie, tiene una forma interesante de jugar. Le encanta mezclar muñecas de diferentes juegos para crear una nueva comunidad. En el mundo de su imaginación, todo va junto. Esa es su gente. Cree que son más felices cuando están juntas, a pesar de tener tamaños y formas diferentes.

Su creatividad me recuerda el propósito de Dios para la Iglesia. El día de Pentecostés, Lucas nos dice: «En Jerusalén habitaban judíos, hombres piadosos de todas las naciones debajo del cielo» (HECHOS 2:5). Aunque estas personas procedían de culturas diferentes y hablaban lenguas distintas, la llegada del Espíritu Santo las convirtió en una nueva comunidad: la Iglesia. A partir de entonces, se considerarían un solo cuerpo, unificado por la muerte y resurrección de Jesús.

Los líderes de este nuevo cuerpo eran un grupo de hombres que Jesús reunió durante su estancia en la tierra: sus discípulos. Si Jesús no los hubiera unido, lo más probable es que nunca se hubieran reunido. Y ahora más personas, «unas 3.000» (2:41), se habían convertido en creyentes en Jesús. Gracias al Espíritu Santo, este grupo antes dividido lo tenía todo en común (V. 44). Estaban dispuestos a compartir con los demás lo que tenían.

El Espíritu Santo sigue reduciendo las diferencias entre los grupos de personas. Puede que no siempre nos llevemos bien, ni nos entendamos fácilmente, pero, como creyentes en Cristo, estamos unidos.

LINDA WASHINGTON

¿Cómo te ha ayudado el Espíritu Santo a amar mejor a otros creyentes? ¿Cómo puedes compartir hoy con los necesitados?

Espíritu Santo, por favor, lléname y ayúdame a vivir en unidad con otros creyentes y a compartir generosamente con ellos.

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