Lectura bíblica para hoy: Juan 11:1–14, 40–44
Y el que había muerto salió… -Juan 11:44
Henry Ossawa Tanner floreció en el escenario del arte en 1896 con su obra maestra La resurrección de Lázaro. La pintura ganó una medalla en el Salón de París, lo que convirtió a Tanner en un fenómeno. La característica más asombrosa de la obra son las expresiones en los rostros de los que rodean a Jesús y a Lázaro. Tanner explicó su deseo de iluminar la narrativa bíblica, agregando el toque humano «que emparenta a todo el mundo».
Tanner sabía que al margen de nuestras diferencias, a todos nos une la inevitabilidad de la muerte. Y todos también podemos encontrar nuestra esperanza en Jesús, quien venció la muerte. En Juan, «estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro», pero la verdad es que todos estamos enfermos (11:1). Todos, de una manera u otra, estamos condenados a la tumba. Lázaro murió antes de que llegara Jesús; por lo tanto, ese era seguramente el final de la historia. Todos sabían que la muerte tenía la última palabra.
Pero Jesús no estaba de acuerdo. Ante la tumba del hombre muerto y la multitud asombrada, exclamó: «¡Lázaro, ven fuera!» (v. 43). Y Lázaro salió.
Todos conocemos el agobio y el temor que genera la muerte. La muerte de nuestros cuerpos, y de nuestras relaciones y esperanzas. Pero Jesús tiene la última palabra, trayendo luz y vida a nuestro mundo. Abre el enlace siguiente para ver la conversación de Nizar y Motis, y cómo Dios transforma vidas por medio de Cristo. –Winn Collier
¿Cómo has experimentado los efectos amargos de la muerte? ¿En qué áreas percibes que Dios está poniendo vida a tu existencia?
Jesús, en medio de tanta muerte, dame de tu vida.