Y cuando le vieron [a Jesús], le adoraron; pero algunos dudaban. – MATEO 28:17

 
Lectura bíblica para hoy: Mateo 28:11-20

 

Nuestra experiencia nos dice que las personas no regresan de la tumba. La esencia de nuestra desolación cuando la muerte nos golpea es la terrible certeza de que no volveremos a ver a nuestros seres queridos en esta vida. Vamos a los funerales para honrar su memoria y llorar la pérdida, pero no esperamos que la persona que ha muerto nos salude a la entrada.

 

A la luz de esto, no debe sorprendernos que a los discípulos de Jesús les costara creer que Él había resucitado de entre los muertos. Después del testimonio de las mujeres que habían visto un ángel, un sepulcro vacío y a Jesús mismo (Mateo 28:1-10), «… los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban» (vv. 16-17).

 

Algunos de los que habían participado del círculo íntimo de Jesús y que habían escuchado su extraordinaria enseñanza y presenciado sus poderosos milagros dudaban que hubiese vuelto a vivir. Pero las dudas sinceras de los discípulos pronto se convirtieron en gozo y esperanza cuando aceptaron la realidad de que su Señor había resucitado.

 

¿Qué dudas tenemos hoy acerca de Jesús? ¿Acaso la experiencia nos dice que nuestros errores pasados, nuestras luchas presentes o nuestras perspectivas futuras no pueden cambiar? Con la esperanza de la Pascua, confiemos en que, para Él, no hay nada imposible.

 

Una mirada al Calvario puede disipar tus dudas.