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Articles by Philip Yancey

Mantener la fe

Es tentador pensar en la fe como una especie de fórmula mágica. Si reúnes bastante, tendrás riquezas y salud, vivirás satisfecho y recibirás automáticamente respuestas a todas tus oraciones. Pero la vida no funciona así. Para probarlo, el autor de Hebreos repasa la vida de algunos gigantes de la fe del Antiguo Testamento, para brindar un conmovedor recordatorio de qué es la fe verdadera (Hebreos 11).

Red de seguridad

Durante años, pensé que el Sermón del Monte (Mateo 5–7), como la guía para la conducta humana, era un estándar inalcanzable. ¿Cómo pude dejar de ver su verdadero significado? Las palabras de Jesús no fueron para frustrarnos, sino para mostrarnos cómo es Dios.

Comienzo pascual

Siempre me ha intrigado un detalle de la historia de la Pascua. ¿Por qué Jesús mantenía las cicatrices de su crucifixión? Se supone que podría haber tenido el cuerpo resucitado que quisiera, pero escogió uno que podía identificarse; especialmente, por las marcas que era posible ver y tocar. ¿Por qué?

Quédate quieto

Hace años, respondía a las pocas semanas las cartas que recibía. Después, llegó la máquina de fax, y todos parecían contentarse con recibir una respuesta a los dos días. Hoy, con el email, los mensajes instantáneos y los teléfonos celulares, ¡la gente espera que responda el mismo día!

Comenzar donde nace

Mi casa está al costado de un arroyo, en un desfiladero junto a una gran montaña. En primavera, el deshielo y las fuertes lluvias hacen que esta corriente que nace en la cima descienda y actúe más como un río que como un arroyo.

Primeros pasos


El otro día, una amiga me detuvo para darme una noticia emocionante: pasó diez minutos contándome cómo había dado el primer paso su sobrino de un año. ¡Podía caminar! Después, pensé en lo raro que le hubiese sonado eso a algún entrometido que estuviera escuchándonos. Casi todos pueden caminar. ¿Qué tiene de extraordinario?


Maestro de ajedrez

En la escuela secundaria, estaba orgulloso de mi talento para jugar al ajedrez. Me uní al club de ajedrecistas; y, en cada tiempo libre, leía detenidamente libros clásicos sobre distintas jugadas. Estudié técnicas, gané la mayoría de las partidas y dejé de jugar durante 20 años. Después, conocí a un ajedrecista realmente bueno, quien había seguido perfeccionando su juego, y descubrí cómo es jugar contra un maestro. Aunque yo tenía libertad de hacer cualquier movimiento, ninguna de mis estrategias importó mucho, ya que su superioridad garantizaba que todas sirvieran siempre a su objetivo.


Personas como nosotros


A finales del siglo xix, William Carey sintió el llamado a viajar a la India como misionero, para compartir la buena noticia de Jesús. Algunos pastores se mofaron, diciendo: «Joven, si Dios quiere salvar [a alguien] en India, ¡lo hará sin tu ayuda ni la nuestra!». No entendían el concepto de la coparticipación. Dios hace muy poco en la Tierra sin personas como nosotros.


Fe sobre roca sólida


Mi esposa y yo tenemos abuelas que han vivido más de 100 años. Al hablar con ellas y sus amigos ancianos, detecto una tendencia casi generalizada en sus reminiscencias: recuerdan con un toque de nostalgia los momentos difíciles. Hablan con agrado de situaciones complicadas, tales como el baño fuera de la casa, y los años de estudio cuando comían sopa enlatada y pan duro durante semanas.


Acceso ilimitado

Cuando John F. Kennedy era presidente de los Estados Unidos, los fotógrafos a veces captaban una escena encantadora: sentados alrededor del escritorio del presidente, en el Despacho Oval, miembros del gabinete debaten cuestiones que traen consecuencias mundiales. Mientras tanto, un niñito de dos años, John-John, pasa gateando alrededor y por debajo del inmenso escritorio, completamente ajeno al protocolo de la Casa Blanca y a los críticos asuntos de estado. Él simplemente está visitando a su papá.