Dios te llama a volver a formar parte de su historia y a reconectarte con la redención y la restauración que corren a lo largo del drama.

Me encanta ver el programa de televisión Extreme Makeover: Home Edition [Reconstrucción total: Edición del hogar], tan solo para ver el final, cuando la multitud grita: «¡Chófer, mueva ese autobús!». El programa cuenta la historia de una familia que está pasando tiempos difíciles y cuya casa tiene una necesidad urgente de reparación. Después, le sigue un equipo de personas que viene en rescate de la familia a reconstruir su hogar y dejarlo como nunca imaginarían. Se me hace un nudo en la garganta cada vez que veo la mirada de gozo en los rostros de los miembros de la familia. Es una poderosa imagen de la profunda restauración que todos anhelamos (Romanos 8).

Si tu corazón y tu vida están en mal estado debido a una obsesión con la pornografía, uno de los primeros pasos hacia la restauración es confesarle a Dios y a otras personas que tienes un problema.

Admite tu secreto. Rara vez, un hombre atrapado en la pornografía se libera solo. Debes comenzar por hablar de tu problema secreto con alguien experimentado en lidiar con adicciones sexuales. Además, ayuda descargar la conciencia con unos cuantos hombres dignos de confianza. Habrá momentos en que extrañarás el vicio de la pornografía tanto que la participación de los demás en tu vida será lo único que te mantenga centrado y consciente de la realidad. La transformación que perdura siempre supone la confesión de pecado y la lucha con la ayuda de los demás (Gálatas 6:1; Santiago. 5:16).

Si tu problema sale a la luz antes de que lo confieses, tienes que dejar de mentir y reconocerlo. Debes admitir hasta dónde has llegado, dejar de quitarle importancia y no culpar a los demás. Satanás sabe que, si un hombre no asume toda la responsabilidad de sus elecciones, permanecerá aprisionado en la mentira de que su problema es culpa de los demás. Al igual que Adán, quien le echó la culpa a su esposa y a Dios cuando lo atraparon en el primer pecado (Génesis 3:11-12), un hombre que señala con el dedo echándole la culpa a todos termina sintiéndose atrapado como una víctima indefensa.

Quizá, admitir que tienes una lucha sexual fuera de control te resulte sumamente difícil. Satanás quiere que escondas tu lucha para que pueda tenerte aislado y engañarte con mentiras tales como «no es tan malo» o «esta vez sí que has ido demasiado lejos» o «realmente te mereces un descanso». Satanás será implacable en su ataque. Tratará de acabar contigo porque sabe que un hijo de Dios tiene a su disposición gran poder para resistirlo, y que el perdón está solo a una oración de distancia (Santiago 4:7; 1 Juan 1:9).

Abrirse a los demás puede ser arriesgado. Debes tener cuidado al elegir en quiénes vas a confiar. Tienes que hablar con hombres que sean conscientes de su propio estado pecaminoso y su capacidad para la lujuria; hombres que no te calificarán por tu pecado ni te arrojarán piedras de condenación con pretensiones de superioridad moral. Necesitas comunión con un grupo de hombres que estén de tu lado, que mantengan tu lucha en secreto y que oren contigo, te desafíen y confíen en ti.

Esta clase de rendición de cuentas requiere una inversión de tiempo y esfuerzo, donde las conversaciones van más allá del trabajo, los deportes y otros pasatiempos. A veces, será dolorosamente incómodo. Pero habiendo otros hombres involucrados, tendrás un grupo de hermanos de quienes podrás obtener fortaleza y que te ayudarán a proyectar el hombre que podrías llegar a ser para los demás y para Cristo (1 Tesalonicenses 2:11-12).

Lucha con tu historia. Una vez que admitas tu adicción sexual, tendrás que luchar con la historia de cómo llegaste a esta situación y comprenderla. Los patrones de mal comportamiento a menudo señalan la larga historia de un corazón herido y vacío, en busca de «felicidad» en todos los lugares equivocados (Juan 4:13-18).

Aunque este no es momento para excusas, a menudo hay relaciones y eventos dolorosos en tu historia que tienes que explorar con la ayuda de los demás y de Dios. La mayoría de los hombres que están atrapados en la telaraña de la pornografía ha aprendido a negar las heridas que sufrieron en la vida. Aun si llegan a admitir que han recibido algunos golpes, tratan de convencerse de que no fue nada del otro mundo. La verdad es que recibir heridas es parte de la vida en un mundo caído. Y algunas de las heridas que sufrimos a menudo son un problema más grande de lo que querríamos creer.

Al reflexionar con sinceridad sobre los momentos clave de tu historia, menciona las heridas reales de tu vida que te dejaron sintiéndote confundido e inseguro. Anota lo que sucedió y cómo te afectó. Muchos hombres tienen que anotar cómo quedaron afectados al quedar expuestos a la pornografía a una edad temprana. Otros deben enfrentar y poner en papel la decepción de un padre ocupado que los hizo sentirse sin apoyo o los ataques de un padre humillador que los hacía sentirse como perdedores.

Será difícil considerar detenidamente y anotar los eventos que formaron tu historia personal, pero te ofrecerá la oportunidad de comenzar a desafiar la veracidad de lo que has creído acerca de ti mismo. Si, por ejemplo, otras personas te ignoraron o te humillaron, probablemente se creó en ti un sentimiento de inseguridad en cuanto a tu propia aptitud y fortaleza. Pero, con la ayuda de tu Padre celestial y algunos hombres buenos en tu vida, puedes explorar el dolor de tu propia historia, confirmar quién eres en Cristo y definir tu fuerza y potencial verdaderos. Entonces, podrás ver tu verdadera valía como hombre y dejar de creer en los mensajes falsos que te mantuvieron oprimido tanto tiempo.

Llegar a ver la verdad tomará tiempo, pero Jesús afirmó que conocer la verdad nos haría libres (Juan 8:32). Por eso, el maligno no quiere que descubras esto. Teme que revivir los momentos que definieron tu historia de una manera dolorosa exponga sus mentiras y te libre de ellas. También sabe que te ofrece la oportunidad de reconstruir tu fe en Dios.

Los hombres que con frecuencia buscan la pornografía se encuentran en una grave crisis de fe. Puede que lo disimulen bien y parezcan estar satisfechos con su vida cristiana, pero su lucha secreta delata cuán vacíos se sienten y lo que realmente creen acerca de Dios. Sin embargo, cuando consideras detenidamente tu historia, también creas un contexto sincero para desafiar tu incredulidad y luchar con ella.

Al igual que Jacob o el profeta Jeremías, hay momentos para que luches abiertamente con Dios (Jueces 6:1-22; Jeremías 20:7-12). Ponerte a la altura de Dios para expresar lo que piensas y sientes sobre los sufrimientos de la vida puede prepararte para ver al Señor bajo una luz totalmente nueva. Cuando le hablas a tu Padre desde el corazón, puedes comenzar a escuchar su voz profunda de verdad, la cual restaurará tu fe en Él.

Aunque tal vez vuelvas a luchar con Dios y sigas teniendo dudas persistentes, puedes llegar a tener una mayor certeza de que el Señor realmente ofrece muchísimo más de lo que has encontrado en el mundo para adultos. Al captar una mayor visión de la vida que Dios quiere restaurar en ti, comenzarás a creer que realmente hay buenas razones para dejar de buscar respuestas en el sórdido mundo de la pornografía.

 

Aléjate de tu falsa búsqueda

Parte de la promesa del cristianismo es que puedes ser restaurado y vivir según la fuerza y el propósito que Dios te ha dado. Si realmente has llegado a darte cuenta de todo lo que eres y tienes en Cristo, y de los planes que Dios tiene para que ayudes en la extensión de su reino, te desharás del material pornográfico que tienes y jamás volverás a buscarlo. Serás como el hombre que encontró un gran tesoro en un campo, y luego fue y vendió todo lo que tenía para comprar el campo (Mateo 13:44).

Alejarse de la pornografía no es fácil; pero, si te rindes a Dios y te permites encontrar la vida que tu Creador quería para ti, verás que hay muchas cosas interesantes que pueden alejarte de ella… no solo porque es algo inmoral y falso, sino también porque Dios ha hecho para ti una vida muchísimo mejor que aquella con la que te has estado conformando.

Jesús resucitó de entre los muertos para darnos libertad y ayudarnos a vivir de gloria en gloria, y nos liberó para vivir más cerca del propósito para el que fuimos originalmente diseñados. Esta es la razón por la que un hombre cristiano no se desanima, sino que quiere renunciar a «lo oculto y vergonzoso» (2 Corintios 3:17–4:2). Cuando abras tu corazón para creer que en verdad hay una vida honesta de fortaleza, aventura y propósito para ti en el reino de Dios, querrás hacer lo que sea necesario para mantenerte alejado de la pornografía.

En resumen, Dios tiene algo completamente superior para ofrecerte, pero no lo encontrarás si sigues aferrándote al ídolo de la pornografía. El profeta Jonás lo entendió mientras huía de Dios: «Los que confían en vanos ídolos, su propia misericordia abandonan» (Jonás 2:8). A veces, puede ser difícil creer que en esta vida haya algo más de lo que nos ofrecen nuestros ídolos, en especial cuando no podemos verlo de inmediato como una imagen en alguna pantalla. Y Satanás no está dispuesto a ceder con sus mentiras. Él va a seguir intentando convencerte de que el mundo de las imágenes sexualmente explícitas es igual de bueno; pero por eso mismo la fe es tan importante. Algunas veces, la fe en la promesa de algo mejor es lo único que tenemos para salir adelante (2 Corintios 5:7; Hebreos 11:39-40).

Aunque los continuos problemas y dolores de la vida en un mundo imperfecto pueden hacerlo difícil de creer, Dios tiene y quiere muchísimo más para nosotros. Pertenecemos a una historia más grande. Y, si confiesas tu pecado y te alejas de la pornografía, puedes regresar al Señor, encontrar tu lugar en su historia, y comenzar a vivir de verdad.

 

Vive para la historia más grande de Dios

Una vez que te alejes del falso mundo de las imágenes pornográficas, no encontrarás a un Dios que está esperando para reñirte, avergonzarte y condenarte. Como en la parábola del hijo pródigo, cuando te vuelvas al Señor, encontrarás a un Padre bondadoso que te acepta con amor y te llena de perdón (Lucas 15:22-24). Y no se detiene allí. De manera similar al padre del hijo pródigo, Dios restaurará a un hombre arrepentido a su posición original de honra e importancia, dándole el privilegio de desempeñar un papel vital en su historia más grande de rescate y renovación.

La historia más amplia de Dios tiene proporciones épicas. El bien está en una guerra constante contra el mal, el peligro acecha en cada esquina, y las obras de sacrificio y gloria esperan a que alguien las lleve a cabo. Seamos conscientes de ello o no, eso es lo que estamos viviendo.

Es emocionante darnos cuenta de que hay cosas más grandes sucediendo a nuestro alrededor. Y más emocionante aún es que nos unamos a la acción. No fuimos hechos para ser espectadores pasivos que simplemente leen y conocen los hechos de la historia de Dios. Estamos llamados a ser participantes del gran drama que se está desarrollando (2 Corintios 5:18-21).

Mientras estás enredado y perdido en el mundo de la pornografía, aprendes a conformarte con muy poco. Pero, cuanto más te alejes de esa vida, más en contacto estarás con las cosas más profundas de la existencia. Sin importar tu empleo o tus recursos financieros o incluso tus fallas morales, en la historia de Dios, encontrarás una dirección renovada para tu vida (Jeremías 29:11). Comenzarás a verte de una manera nueva y emocionante como esposo, padre, amigo o vecino.

Dios te llama a volver a formar parte de su historia y a reconectarte con la redención y la restauración que corren a lo largo del drama. Aun cuando tus decisiones pasadas de permitirte ver pornografía pueden hacer que sufras algunas consecuencias dolorosas, Dios todavía te invita a unirte a la misión y a la aventura de alistarte para una causa mayor a la de tus propios intereses (2 Corintios 5:15).

Recibir el honor de asociarte con Dios para extender su reino volverá a imprimir un sentido de vida y propósito en tu corazón. ¡Tan solo imagínalo! El Rey de reyes te llama a ser un guerrero que luche por ver a otros rescatados, restaurados y liberados para su reino.

Con el tiempo y una cuidadosa reflexión, comenzarás a adquirir una comprensión más profunda del propósito único de Dios para tu vida. Al prestar mucha atención a aquellas cosas buenas que te hacen sentir vivo o a las situaciones de la vida que te asustan o te destrozan el corazón, comenzarás a ver con mayor claridad la posición en la que has sido llamado a servir y a intentar grandes cosas para Dios. No importa si esto supone un amor por el aire libre o las artes, una injusticia o dolor que tú o alguien más cercano a ti haya sufrido, o incluso alguna actividad específica que juraste no volver a intentar jamás, cuando empieces a usar tu fuerza y compasión por Dios y por los demás, irá definiéndose el lugar dónde Él te quiere.

La historia de Dios no es una historia común. Y, si bien desempeñar tu papel en ella puede ser arriesgado y te costará acostumbrarte, participar en lo que importa para la eternidad transforma la vida en una aventura real y llena de significado. Comenzarás a ver que la libertad y la vida que has estado buscando en todos los lugares equivocados se encuentran en una amistad íntima con Jesucristo (Juan 15:15).

Seguir a Jesús te llevará por direcciones donde hay mucho en juego; pero el verdadero peligro está en ignorar su llamado. Lo cierto es que solo en Jesús y por medio de Él puedes encontrar el perdón y la capacidad espiritual para vivir de verdad.

 

Extrato do libreto – “El valor el estres”  de la serie Tiempo de Buscar de Ministerios Nuestro Pan Diario.