Estén quietas

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Te veo

LA ESCRITURA DE HOY: Salmo 121

«El SEÑOR guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre.» -SALMO 121:8

Cuando mi hijo tenía dos años, corría de un pasillo a otro en una pequeña zapatería. Escondido detrás de pilas de cajas de zapatos, soltó una risita cuando mi marido, Alan, dijo: «Te veo». Momentos después, vi a Alan correr frenéticamente de pasillo en pasillo, llamándolo por su nombre. Corrimos hacia la entrada de la tienda. Nuestro hijo, que seguía riendo, corrió hacia la puerta abierta que daba a la concurrida calle. En cuestión de segundos, Alan lo cogió en brazos. Nos abrazó mientras yo daba gracias a Dios, sollozaba y besaba las mejillas rellenitas de nuestro pequeño.

Un año antes de quedarme embarazada de él, había perdido a nuestro primer hijo durante el embarazo. Cuando Dios nos bendijo con nuestro hijo, me convertí en una madre miedosa. Nuestra experiencia en la zapatería demostró que no siempre iba a ser capaz de ver o proteger a nuestro hijo. Pero descubrí la paz cuando aprendí a acudir a mi única fuente segura de ayuda, Dios, cada vez que luchaba contra la preocupación y el miedo.

Nuestro Padre celestial nunca aparta los ojos de sus hijos (SALMO 121:1-4). Aunque no podemos evitar las pruebas, la angustia o la pérdida, podemos vivir con fe confiada, descansando en un Ayudador y Protector siempre presente que velará por nuestras vidas (VV. 5-8).

Puede que nos encontremos con días en los que nos sintamos perdidos e impotentes. También podemos sentirnos indefensos cuando no podemos proteger a nuestros seres queridos. Pero podemos confiar en que nuestro Dios omnisciente nunca nos pierde de vista: sus preciosos y amados hijos.

XOCHITL DIXON

¿Cómo te ayuda la presencia de Dios a afrontar tus preocupaciones y temores? ¿Qué significa para ti saber que Dios tiene sus ojos puestos en ti y en tu familia?

Padre celestial, gracias por velar por mí y por los que amo.

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Cuando las tareas diarias de la maternidad parecen volverse cada vez más ajetreadas, la Biblia nos mantiene ancladas en nuestra verdadera identidad y propósito. Celebra cómo Dios sigue haciendo algo nuevo en tu vida por la forma en que amas, crías y lideras.