Lectura bíblica para hoy: Salmo 51
Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. -Salmo 51:2
Cuando salió de la cárcel, Miguel estaba ansioso por empezar una nueva vida. Al reinsertarse en la sociedad, quiso quitarse los tatuajes de pandillas que cubrían su cuerpo, ya que le recordaban la manera en que había vivido antes de pasar 15 años preso. Borrárselos lo ayudó a avanzar en un nuevo camino.
Cuando acudimos a Dios para que nos perdone, nosotros también comenzamos una nueva vida. Él nos limpia el corazón, borrando así los «tatuajes» de nuestros pecados. El rey y salmista David describe su limpieza interior en el Salmo 51. Dolorosamente consciente de cómo había ofendido a Dios, reconoce: «he hecho lo malo delante de tus ojos» (v. 4). Con fe, pide al Señor que lave esas manchas: «Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve» (v. 7).
No podemos ver evidencias físicas de la limpieza interior que Dios hace en nosotros. No obstante, cuando confiamos en el sacrificio que hizo Jesús para comprar nuestro perdón, podemos estar seguros de que hemos sido lavados. Aunque quizá queden consecuencias de nues- tras acciones —como sucedió con la muerte del hijo que nació del adulterio de David—, nuestros corazones son liberados de los «tatuajes» de nuestro pasado. –Kirsten Holmberg
¿Qué «tatuaje» te gustaría borrar? ¿Cómo has sido lavado interiormente?
Señor, hemos hecho lo malo ante tus ojos. Ayúdanos a acudir a ti por limpieza y perdón. ¡Por favor, lávanos!