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Las aves del cielo

LA ESCRITURA DE HOY: Mateo 6:25-33

eNo se preocupen por su vida. -Mateo 6:25

Salía el sol de verano y mi sonriente vecina, al verme en el jardín delantero, me susurró que fuera a echar un vistazo. «¿Qué?», le susurré, intrigada. Ella señaló hacia un móvil de viento en su porche delantero, donde una diminuta taza de té de paja descansaba sobre un aro de metal. «Un nido de colibrí —susurró—. ¿Ves las crías? Los dos picos, diminutos como alfileres, apenas se veían mientras apuntaban hacia arriba. «Están esperando a la madre». Nos quedamos allí, maravilladas. Levanté el teléfono para hacer una foto. «No demasiado cerca —dijo mi vecina—. No quiero asustar a la madre». Y así adoptamos, desde lejos, a una familia de colibríes.

Pero no duró mucho. En una semana, la madre y sus crías se habían ido tan silenciosamente como llegaron. Pero, ¿quién cuidaría de ellas?

La Biblia da una respuesta gloriosa pero familiar. Es tan familiar que podemos olvidar todo lo que promete: «No se preocupen por su vida», dijo Jesús (Mateo 6:25). Y añadió: «Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan, ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta…» (v. 26).

Así como Dios cuida de los aves, también se preocupa por nosotras y nos alimenta en mente, cuerpo, alma y espíritu. Es una promesa magnífica. Que podamos mirarle a Él cada día, sin preocupaciones, y remontar el vuelo.

Patricia Raybon

Dios amoroso, es una lección de humildad saber que Tú te preocupas por las necesidades de mi vida. Por favor, ayúdame a honrar tu promesa de provisión confiando más en ti cada día.

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