Dios en las encrucijadas

LA ESCRITURA DE HOY: Deuteronomio 30:15-20

Deténganse en los caminos y miren; pregunten […] por el buen camino, ¡y sigan por él! -Jeremías 6:16

Después de varios días enfermo y de un pico de fiebre, estaba claro que mi marido necesitaba atención urgente. El hospital lo ingresó inmediatamente. Un día se convirtió en otro. Mejoró, pero no lo suficiente como para que le dieran el alta. Me enfrenté a la difícil decisión de quedarme con mi marido o cumplir con un importante viaje de trabajo en el que había muchas personas y proyectos implicados. Mi marido me aseguró que estaría bien. Pero mi corazón estaba dividido entre él y mi trabajo.

El pueblo de Dios necesitaba su ayuda en la encrucijada de las decisiones de la vida. Con demasiada frecuencia, no se habían atenido a sus instrucciones reveladas. Por eso Moisés imploró al pueblo que «eligiera la vida» mediante el cumplimiento de sus mandamientos (Deuteronomio 30:19). Más tarde, el profeta Jeremías ofreció palabras de orientación al pueblo descarriado de Dios, instándole a seguir sus caminos: «… Deténganse en los caminos y miren; pregunten por los senderos antiguos. Pregunten por el buen camino, ¡y sigan por él!…» (Jeremías 6:16). Los caminos antiguos de las Escrituras y la provisión de Dios en el pasado pueden orientarnos.

Me imaginé en una encrucijada física y apliqué el modelo de sabiduría de Jeremías. Mi marido me necesitaba. También mi trabajo. Solo entonces, mi supervisor me llamó y me animó a quedarme en casa. Respiré hondo y agradecí a Dios por su provisión en aquella encrucijada. La dirección de Dios no siempre viene tan claramente, pero llega. Cuando nos encontremos en una encrucijada, busquémosle.

Elisa Morgan

Querido Dios, cuando estoy insegura, ayúdame a pararme en la encrucijada y buscar tu provisión.

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