Solo con oración
Mi amiga me llamó una noche, tarde, durante su tratamiento contra el cáncer. Angustiada por su llanto descontrolado, pronto sumé mis propias lágrimas y una oración silenciosa: Señor, ¿qué puedo hacer?
Gloria al que hace crecer
Un día, noté una mancha inesperada de amarillo a la derecha de la rampa de entrada al garaje. Seis ramas de narcisos habían brotado entre dos piedras. Como yo no las había plantado, fertilizado ni regado, no imaginaba cómo y por qué habían crecido allí.
No nos vamos a romper
Por ser nativa de California y amante de todo lo soleado, no me gusta el frío. Pero sí me encantan las fotos donde hay nieve. Por eso, no pude evitar sonreír cuando una amiga que vive en una zona de frío me mandó una foto invernal de una planta junto a su ventana. La admiración se convirtió en tristeza cuando noté sus ramas deshojadas y dobladas por el peso de destellantes carámbanos.
Dar sin temor
Cuando mi hijo Xavier tenía seis años, una amiga trajo a su niño pequeño de visita, y Xavier quiso darle unos juguetes. Me encantó la generosidad de nuestro pequeño, hasta que le ofreció un animal de peluche que mi esposo había buscado en varias tiendas de diferentes ciudades hasta conseguirlo. Como sabía que era un juguete muy buscado, mi amiga trató delicadamente de rechazarlo. Aun así, Xavier puso el regalo en las manos de su hijo y dijo: «Mi papi me da muchos regalos para compartir».
Capaz y disponible
Mientras mi esposo estaba en el trabajo, me enteré de que a mi madre le habían diagnosticado cáncer. Le dejé un mensaje y llamé a algunos amigos y familiares, pero no encontré a nadie. Con manos temblorosas cubriendo mi rostro, sollocé: «Señor, ayúdame». La seguridad de que Dios estaba conmigo me consoló en esos momentos en que me sentí tremendamente sola.
El borrador de deudas
Retuve las lágrimas mientras revisaba la factura del médico.
Debido a la enorme reducción del salario de mi esposo, después de un extenso período de desempleo, solo pagar la mitad de la deuda requeriría años de pequeñas cuotas mensuales. Oré antes de llamar al consultorio del médico para explicarle nuestra situación y pedirle un plan de pago.
Después de esperar…
Recuerdos reforzadores de la fe
Entré a la iglesia inundada de música y miré a la multitud reunida para la fiesta de fin de año. Mi corazón se regocijó al recordar las oraciones elevadas por la congregación durante el año: el dolor colectivo por hijos descarriados, muertes de seres amados, pérdidas de trabajo, relaciones rotas, pero también la alegría por corazones arrepentidos y vínculos restablecidos, bodas, graduaciones, bautismos, nacimientos, adopciones, consagraciones al Señor… y tantas cosas más.
Esperanza eterna
Dos meses después de la muerte de mi madre, las compras y decoraciones de la semana anterior a la Navidad no eran mi prioridad. Resistía los intentos de mi esposo de consolarme. Estaba callada y malhumorada mientras mi hijo colocaba luces navideñas en las paredes de nuestra casa. Sin pronunciar palabra, él conectó el cable antes de irse con su padre a trabajar.
Confiar en Dios aunque…
Por una lesión que tuve en 1992, sufro dolor crónico en la espalda, los hombros y el cuello. No siempre es fácil confiar en el Señor y alabarlo cuando me siento más dolorida y desanimada. Pero, justamente, en esos momentos insoportables, la presencia constante de Dios me consuela y me fortalece, al asegurarme de su bondad inmutable, su poder ilimitado y su gracia sustentadora. Y, en los momentos de duda, la fe de Sadrac, Mesac y Abed-nego me alientan, ya que ellos adoraron a Dios y confiaron en Él aun cuando su situación parecía sin salida.
Obras de arte
Mi padre crea aljabas personalizadas para arqueros, y talla imágenes silvestres sobre cuero antes de coser el material.