Imprudente y descuidado
Lindisfarne, conocida también como Isla Santa, es una isla mareal en Inglaterra, conectada al continente por un camino angosto. Dos veces al día, el agua cubre el vado. Unos carteles advierten del peligro de cruzar durante la marea alta. Pero, por lo general, los turistas no prestan atención a las advertencias y terminan sentados en el techo de autos sumergidos o nadando a refugios donde puedan ser rescatados. La marea es predecible, tal como la salida del sol. Y las advertencias están en todas partes; es imposible no verlas. Pero, como describió alguien, Lindisfarne es «donde los imprudentes tratan de ganarle a la marea».
Confesión limpiadora
Hay un hombre al que algunas personas contratan cuando están por morir, y le pagan para que vaya a sus funerales y revele secretos que nunca compartieron en vida. Ha interrumpido elogios, pidiéndoles a los atónitos participantes que se sentaran cuando comenzaban a protestar. Una vez, explicó que el fallecido había ganado la lotería, pero que nunca se lo dijo a nadie y había simulado ser un empresario exitoso. Varias veces ha confesado infidelidad a cónyuges viudos. Cualquiera que haya sido el objetivo buscado, es obvio que la gente está ávida de ser absuelta de pecados pasados.
Tiempo para celebrar
Nuestra iglesia en Virginia realizaba los bautismos en el río Rivanna, donde el sol suele brillar con calidez, pero el agua es helada. Después del servicio en la iglesia, íbamos a un parque donde los vecinos arrojaban discos voladores y los niños abarrotaban el área de juegos. Éramos una especie de espectáculo en la ribera del río. Parado en el agua helada, yo leía las Escrituras y sumergía a los que se bautizaban, en esa expresión tangible del amor de Dios. Cuando salían, calados hasta los huesos, brotaban exclamaciones y aplausos. Al llegar a la orilla, familiares y amigos abrazaban a los recién bautizados… todos empapados. Compartíamos pasteles, bebidas y bocadillos. Los que miraban no siempre entendían qué pasaba, pero sabían que era una celebración.
Dios de libertad
El presidente norteamericano Abraham Lincoln había emancipado a esclavos dos años y medio antes de que los Confederados se rindieran, pero el estado de Texas aún no había reconocido esa liberación. No obstante, el 19 de junio de 1865, Gordon Granger, general del ejército de la Unión, entró en Galveston, Texas, y exigió que se liberara a todos los esclavos. Imagina la sorpresa y la alegría cuando las cadenas cayeron y los esclavizados escucharon la declaración de libertad.
Desiertos florecientes
Hace un siglo, un bosque frondoso cubría alrededor del 40 % de Etiopía, pero hoy apenas un 4 %. Esta poda para cultivos, sin proteger los árboles, ha generado una crisis ecológica. La vasta mayoría de superficies verdes que quedan están protegidas por iglesias. Durante siglos, las iglesias Tewahido Ortodoxas Etíopes han nutrido esos oasis en medio del desierto árido. Imágenes aéreas muestran islas verdes rodeadas de arena marrón. Los líderes de las iglesias insisten en que cuidar los árboles es parte de obedecer a Dios como mayordomos de su creación.
Jesús: el verdadero pacificador
El 30 de diciembre de 1862 se desató la Guerra Civil Estadounidense. Las tropas de la Unión y de los Confederados acamparon a unos 650 metros de distancia a ambos lados del río Stones, en Tennessee. Mientras se calentaban junto a fogatas, los soldados de la Unión tomaron sus flautas y armónicas, y comenzaron a tocar Yankee Doodle. En respuesta, los Confederados tocaron Dixie. Lo maravilloso fue que todos se unieron para un final, tocando juntos Home, Sweet Home. Sin embargo, la tregua melódica duró poco. Por la mañana, dejaron sus instrumentos y tomaron sus armas, y 24.645 soldados murieron.
Alegría en la ciudad
Cuando Argentina y Francia se enfrentaron en la final de la Copa del Mundo en 2022, muchos consideraron que ese partido increíble fue «el mejor en la historia de los mundiales de fútbol». Luego de terminar empatados 3 a 3, tuvieron que definir con penaltis. Cuando Argentina logró el gol del triunfo, toda la nación saltó para celebrar. Más de un millón de argentinos se concentraron en Buenos Aires. Las imágenes de los drones se difundieron en las redes sociales, mostrando esas escenas estridentes de alegría. Un informe de la BBC lo describió como «una explosión de alegría”.
Errar en lo básico
Durante años, McDonald´s dominó la comida rápida con su hamburguesa Cuarto de libra. En la década de 1980, una cadena rival maquinó una idea para destronar a la empresa de los arcos dorados. A&W ofreció la hamburguesa Tercio de libra —más grande— y la vendía al mismo precio. Pero no funcionó. Finalmente, la retiraron del menú. Las investigaciones revelaron que los consumidores malinterpretaron la matemática y pensaron que era más pequeña. Una gran idea fracasó por errar en lo básico.
Confianza feliz
Una mujer rescató a Rudy de un refugio de animales y el perro se volvió su compañero. Durante diez años, durmió tranquilamente junto a la cama de Linda, pero luego, empezó a saltar a su lado y lamerle la cara. Linda lo regañaba, pero todas las noches, Rudy hacía lo mismo. «Poco después, saltaba sobre mi falda y me lamía la cara cada vez que me sentaba», dijo ella.
Usar lo que Dios provee
La Municipalidad de Brisbane, en Australia, fue un proyecto deslumbrante en 1920. Las escaleras blancas eran de mármol de la misma cantera que usó Miguel Ángel para su escultura de David. La torre imitaba la de la basílica de San Marcos en Venecia, y su cúpula era la más grande del hemisferio sur. Los constructores querían adornar el pináculo con un enorme Ángel de la Paz, pero hubo un problema: no quedaba dinero. El fontanero Fred Johnson salió al rescate: fabricó la esfera que corona la torre desde hace casi 100 años con una cisterna de inodoro, un viejo poste de luz y trozos de chatarra.