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Articles by Tom Felten

Dulce sueño

Recuerdos malos y acusadores inundaban la mente de Seba. El sueño lo eludía mientras el miedo llenaba su corazón y el sudor cubría su piel. Era la noche antes de su bautismo, y no podía detener la avalancha de pensamientos oscuros. Había recibido a Jesús como Salvador y sabía que sus pecados habían sido perdonados, pero la batalla espiritual continuaba. En ese momento, su esposa lo tomó de la mano y oró por él. Poco después, la paz desplazó su temor. Entonces, se levantó y escribió las palabras que diría antes de ser bautizado. Luego, pudo experimentar un dulce sueño.

Lugares extraños

Dios, ¿qué está pasando? ¿Este es tu plan para nosotros?

Muros derribados, unidad hallada

Desde 1961, familias y amigos estuvieron separados por el Muro de Berlín. Erigido ese año por el gobierno alemán oriental, la barrera evitaba que sus ciudadanos huyeran a Alemania occidental. El presidente estadounidense Ronald Reagan se paró sobre el muro en 1987 y declaró: «Derriben este muro». Sus palabras reflejaban una corriente de cambio que culminó con la demolición del muro en 1989, lo cual llevó a una gozosa reunificación de Alemania.

Confrontando con amor

Hacía muchas cosas bien, pero había un problema que todos veían. Sin embargo, como era tan eficaz en su función, el tema de su ira no se había tratado adecuadamente. Nunca lo habían confrontado de verdad. Lamentablemente, esto dejó heridas a muchas personas. Y al final, puso fin de forma prematura a una carrera que podría haber significado mucho más para este hermano en Cristo. Si tan solo lo hubiese confrontado con amor tiempo atrás.

Conocer y amar

En su impactante artículo «¿Mi hijo te conoce?», el periodista deportivo Jonathan Tjarks escribió sobre su batalla contra un cáncer terminal y su deseo de que otros cuidaran bien a su esposa y su pequeño hijo. Con 34 años de edad, lo escribió solo seis meses antes de morir. Tjarks, creyente en Jesús, compartió pasajes bíblicos que hablan del cuidado de Dios por las viudas y los huérfanos (Éxodo 22:22; Isaías 1:17; Santiago 1:27). Y a sus amigos les escribió: «Cuando te vea en el cielo, una sola cosa voy a preguntar: “¿Fuiste bueno con mi hijo y mi esposa? […]. ¿Mi hijo te conoce?”».

Darse un tiro en el pie

En 2021, un ingeniero ambicionaba lanzar una flecha más lejos que nadie en toda la historia. Acostado sobre una salina, estiró hacia atrás la cuerda del arco de pie diseñado por él y se preparó para lanzar el proyectil. Respirando profundamente, lanzó la flecha, pero no alcanzó a recorrer los 1.600 metros que esperaba. En realidad, fue a menos de 30 centímetros… hasta su pie y causándole una gran lesión. ¡Ayyy!

Responsabilidad personal

Los ojos de mi amigo revelaron lo que yo sentía: ¡miedo! Nos habíamos portado mal y estábamos asustados frente al director del campamento. El hombre, que conocía bien a nuestros padres, nos dijo, con amor pero enfáticamente, que ellos se decepcionarían muchísimo. El peso de la responsabilidad personal por la ofensa hizo que quisiéramos meternos bajo la mesa.

Obediencia que libera

La expresión de la adolescente reflejaba angustia y vergüenza. De cara a las Olimpíadas de invierno de 2022, su éxito como patinadora no tenía parangón y la hacía candidata segura a la medalla dorada. Pero luego, el resultado de un análisis de sangre reveló una sustancia prohibida. Agobiada por el enorme peso de las expectativas y la condena, se cayó varias veces durante la competición, y no hubo ni podio ni medalla. Antes del escándalo, había desplegado libertad artística y creatividad, pero ahora su sueño se había roto.

Gracia y cambio

El crimen era horrendo, y el hombre que lo cometió fue sentenciado a prisión de por vida. En los años siguientes, aquel hombre —en confinamiento solitario— empezó un proceso de sanidad mental y espiritual. Se arrepintió y restauró su relación con Jesús. Hoy le permiten interactuar un poco con otros presos. Y por gracia de Dios, a través de su testimonio, otros prisioneros recibieron a Cristo como Salvador.

Por debajo de la piel

José, un joven creyente en Jesús, visitó la iglesia de su hermano. Cuando entró, al hermano se le cayó la cara de vergüenza al verlo. Como vestía mangas cortas, los tatuajes de José se veían en ambos brazos. Su hermano le dijo que se fuera y se pusiera una camisa de mangas largas, ya que muchos de esos tatuajes reflejaban su pasado. De repente, José se sintió sucio. Pero otro hombre escuchó la conversación y llevó a José a ver al pastor, contándole lo sucedido. El pastor sonrió y desabrochó su camisa, y mostró un tatuaje grande en su pecho: algo de su pasado. Le aseguró a José que, como Dios lo había purificado interiormente, no necesitaba cubrirse los brazos.