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Articles by Randy Kilgore

Honor en todo momento

Siempre me llamó la atención el cambio de la guardia en la Tumba al Soldado Desconocido en el Cementerio Nacional de Arlington. La ceremonia con una esmerada coreografía es un tributo a los soldados cuyos nombres y sacrificio «solo Dios conoce». Igualmente conmovedor es ver a los que caminan por allí cuando las multitudes ya no están: van y vienen, día tras día, incluso con mal clima.

Día 10: Sorpresa divina

Y a Aquel que es poderoso para hacer
todas las cosas mucho más abundantemente de lo
que pedimos o entendemos… EFESIOS 3:20

Después de diez años de alquilar una casa en un lugar encantador, nos enteramos de que el dueño tenía que venderla de inmediato. Le pedí a Dios que permitiera que mi esposa y yo nos quedáramos en ese lugar…

Actos de gratitud

…qué pide el Señor de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios. — Miqueas 6:8

Pocas personas me conocen tanto de niño como Francis Allen, el pastor que me guió a Jesucristo. Un predicador fervoroso y ardiente en el púlpito, fuera de allí era un ejemplo casi perfecto de la bondad del amor de Dios.

Desde…

Siempre amado y valorado

Servimos a un Dios que nos ama más a nosotros que lo que hacemos.

El poder de las palabras sencillas

L os que visitábamos a mi padre hospitalizado nos reíamos a carcajadas: dos viejos choferes de camiones, un ex cantante de música country, un artesano, dos mujeres de granjas vecinas y yo.

El mejor regalo de todos

En un retiro espiritual de invierno, un hombre preguntó: «¿Cuál fue el mejor regalo de Navidad que recibiste?».

Amor sin fronteras

Durante el levantamiento de los bóxer en China, en 1900, los misioneros rodeados en una casa en T’ai Yüan Fu decidieron que la única esperanza de sobrevivir era correr entre la multitud que gritaba que murieran. Ayudados por sus armas, escaparon de la amenaza inmediata. Sin embargo, Edith Coombs, al notar que dos de sus alumnos chinos heridos no habían escapado, volvió. Rescató a uno, pero, al regresar por el otro, tropezó y la mataron.

Un cambio de corazón

Cuando terminó la Guerra Civil Norteamericana, los soldados de la Unión estaban parados a ambos lados de un camino por donde marcharían los soldados derrotados de la Confederación. Una palabra equivocada o una actitud beligerante podían convertir la largamente anhelada paz en una matanza. En un acto tanto notable como conmovedor, ¡un oficial de la Unión ordenó a su tropa saludar al enemigo! Ni burlas ni insultos; solo armas en alto en señal de respeto.

A un tiro de piedra

Cuando un grupo de líderes religiosos llevó a una mujer adúltera a Jesús, no sabían que estaban colocándola a un tiro de piedra de la gracia. Esperaban desacreditar al Señor. Si Él les decía que la dejaran ir, podrían aducir que estaba quebrantando la ley mosaica. Pero, si la condenaba a morir, las multitudes que le seguían habrían desechado sus palabras de gracia y misericordia.

Una influencia mansa

A lgunos años antes de convertirse en presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt se enteró de que su hijo mayor estaba enfermo. Aunque se recuperaría, la causa de esa enfermedad golpeó duramente a Roosevelt: los doctores le dijeron que era por él. Su hijo padecía «agotamiento nervioso», tras haber sido implacablemente presionado por su padre para que se convirtiera en el héroe valeroso que Roosevelt mismo no había sido durante su frágil niñez. Entonces, prometió: «De ahora en adelante, nunca lo volveré a presionar, ni mental ni corporalmente». Y así lo hizo.