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Articles by Patricia Raybon

Administrar nuestros dones y talentos

En 2013, el actor británico David Suchet filmaba los últimos episodios de televisión y representaba en una obra teatral al amado detective belga de Agatha Christie, Hercule Poirot, cuando desempeñó «el mayor papel de [su] vida». Entre esos proyectos, grabó una versión en audio de toda la Biblia; más de 200 horas.

Su ayuda asombrosa

El comisario se maravilló por las oraciones, estimando que «cientos de miles o tal vez millones de plegarias fueron elevadas a Dios por ayuda durante el incendio en las montañas de Colorado en 2020, que arrasó más de 400 kilómetros cuadrados en doce horas, destruyendo bosques, quemando casas y amenazando ciudades enteras. Luego, llegó «el enviado de Dios», como lo llamó un meteorólogo. No fue lluvia, sino una oportuna nevada. Cayó en la zona del incendio, antes de temporada y alcanzando más de 30 centímetros de altura, reduciendo el fuego y, en algunos lugares, apagándolo.

Enfrenta tu tormenta

El 3 de abril de 1968, una feroz tormenta azotó Memphis, Tennessee. Agotado y sintiéndose enfermo, el reverendo Martin Luther King Jr. no había planeado dar su discurso en apoyo a los trabajadores de la salud en una iglesia, pero una sorpresiva llamada telefónica le informó que una gran multitud había enfrentado la tormenta para ir a escucharlo. Entonces fue y dio lo que algunos consideran su mejor discurso: «He estado en la cima de la montaña».

Nos oye desde el cielo

Con 18 meses de vida, Marcos nunca había oído la voz de su madre. Los médicos le colocaron su primer audífono, y su mamá le preguntó: «¿Puedes oírme?». El niño levantó los ojos. «¡Hola, bebé!», agregó ella. Un Marcos sonriente le respondió con suaves balbuceos. Entre lágrimas, Laura sabía que había presenciado un milagro, porque lo había dado a luz prematuramente después de que un ladrón le disparara tres veces al asaltar su casa. Con menos de medio kilo de peso al nacer, Marcos había pasado 158 días en terapia intensiva, sin esperanzas de que sobreviviera, y menos aún, de que oyera.

Mejor que el oro

Cuando el buscador de oro John Walker fue a California durante la Gran Fiebre del Oro en Estados Unidos, escribió a modo de advertencia: «Es la lotería más grande que alguien se pueda imaginar […]. No le recomiendo a nadie que venga».

Recordado en oración

En la gran iglesia africana, el pastor cayó de rodillas, orando a Dios. «¡Acuérdate de nosotros!». Mientras el pastor imploraba, la congregación respondía: «¡Acuérdate, Señor!». Al mirar este momento por YouTube, me sorprendió encontrarme derramando lágrimas también. Me recordó momentos de la infancia en los que oí a nuestro pastor hacer la misma súplica a Dios.

Nuestra verdadera identidad

En la pequeña tienda de su pueblo, el hombre escogió primero una caja de pesca, y luego la llenó de anzuelos, corchos, líneas y plomos. Por último, agregó carnada viva, una caña nueva y un carrete. «¿Ya pescó antes?», preguntó el dueño de la tienda. El hombre le dijo que no. «Mejor agregue esto», le advirtió el dueño. Un kit de primeros auxilios. El hombre aceptó y pagó, y partió hacia un día en que no pescó nada… excepto cortes en los dedos por los anzuelos.

No estás solo

«¡Qué bueno verte!»; «¡Cuánto me alegra que estés aquí!». Los saludos eran afectuosos. Los miembros de un ministerio nacional se reunieron en línea antes de su programa vespertino. Al ser yo la oradora, observaba en silencio mientras otros se unían a la videollamada. Como soy introvertida y no conocía a nadie, me sentía ajena al grupo. Entonces, de repente, se abrió una pantalla y allí estaba mi pastor. Luego, otra, y una vieja amiga de la iglesia se conectó. Al verlos, ya no me sentí sola. Al parecer, Dios había enviado apoyo.

Un tiempo para hablar

Durante 30 años, una mujer afroamericana trabajó para un gran ministerio global. Sin embargo, cuando procuraba hablar con sus colegas sobre la injusticia racial, nadie decía nada. Por fin, en 2020, cuando los debates sobre el racismo se extendieron por el mundo, sus amigos del ministerio «comenzaron a hablar abiertamente». Con sentimientos encontrados, estaba agradecida de que comenzaran los debates, pero se preguntaba por qué les había llevado tanto tiempo a sus colegas hablar.

Mueve tu cerca

El vicario del pueblo no podía dormir. En plena Segunda Guerra Mundial, le había dicho a un grupo de soldados norteamericanos que no podían enterrar a su camarada fallecido en el cementerio cercado que estaba junto a su iglesia. Entonces, los hombres enterraron a su amado amigo fuera de la cerca.

A la mañana siguiente, los soldados no podían encontrar la tumba.…