Fuerza para abandonar
Conocido una vez como el hombre más fuerte del mundo, el levantador de pesas Paul Anderson estableció un récord mundial en las Olimpíadas de 1956, en Melbourne, Australia, a pesar de estar con una grave infección de oído y mucha fiebre. Lejos de los primeros puestos, su única chance para una medalla dorada era lograr un nuevo récord.
Seguido por la bondad de Dios
Durante la escuela secundaria, trabajé en una tienda de ropa para mujeres, donde una guardia de seguridad se vestía de compradora y seguía a mujeres que creía que podrían robar algo. A las que no se las consideraba una amenaza, nadie las seguía. A mí misma me han registrado y seguido en algunas tiendas; una experiencia interesante porque reconozco la táctica.
Un bocadillo humilde
La bolsa de papas fritas era pequeña, pero le enseñó una gran lección a una misionera norteamericana. Una noche, mientras trabajaba en República Dominicana, llegó a una reunión de la iglesia y, cuando abrió su bolsa de papas, una mujer que apenas conocía extendió la mano y se sirvió algunas. Otros también lo hicieron.
Entregarle a Dios mi trabajo
La revista para la que escribía me parecía «importante», así que me esforcé para presentar el mejor artículo posible al editor en jefe. Presionada por satisfacer sus estándares, reescribía una y otra vez mis pensamientos e ideas. Pero ¿cuál era mi problema? ¿El tema desafiante? ¿O mi verdadera preocupación personal: Me aprobaría el editor a mí y no solo mis palabras?
Plantado en Dios
«El viento agita las lilas»; así comienza el poema de Sara Teasdale titulado May [Mayo], donde describe una visión de los arbustos de lilas que se sacuden con las fuertes ráfagas. Pero se lamentaba de un amor perdido, y su poema pronto se volvió triste.
Aumenta la temperatura
La temperatura donde vivimos puede cambiar abruptamente; a veces, en minutos. Por eso, mi esposo Dan tenía curiosidad por saber las diferencias de temperatura dentro y fuera de casa. Fanático de los dispositivos, desempacó su último «juguete»: un termómetro que detectaba la temperatura en cuatro «zonas» de nuestra casa. Burlándome de su dispositivo «tonto», me sorprendió ver que yo también verificaba las diferencias. ¡Era fascinante!
Siervos en la noche
Son las tres de la mañana en un hospital de cuidados intensivos. Un paciente presiona por cuarta vez en una hora el botón de llamada. La enfermera del turno noche responde sin quejarse. Poco después, otro paciente grita para que lo atiendan. Ella no se sorprende. Había pedido ese turno hacía cinco años para evitar el frenesí diurno del hospital. Luego, la realidad de la noche la golpeó: a menudo, implicaba tareas adicionales, como levantar o girar a pacientes ella sola, y monitorearlos en caso de urgencias.
Mantenerlo sencillo
El email era corto pero urgente: «Pedido de salvación. Me gustaría conocer a Jesús». ¡Qué asombroso! A diferencia de amigos y familiares reacios a Cristo, esta persona no necesitaba ser convencida de pecado. Mi tarea era compartirle verdades bíblicas y fuentes confiables que respondieran a su ruego. Después, por fe, Dios dirigiría su camino.
Administrar nuestros dones y talentos
En 2013, el actor británico David Suchet filmaba los últimos episodios de televisión y representaba en una obra teatral al amado detective belga de Agatha Christie, Hercule Poirot, cuando desempeñó «el mayor papel de [su] vida». Entre esos proyectos, grabó una versión en audio de toda la Biblia; más de 200 horas.
Su ayuda asombrosa
El comisario se maravilló por las oraciones, estimando que «cientos de miles o tal vez millones de plegarias fueron elevadas a Dios por ayuda durante el incendio en las montañas de Colorado en 2020, que arrasó más de 400 kilómetros cuadrados en doce horas, destruyendo bosques, quemando casas y amenazando ciudades enteras. Luego, llegó «el enviado de Dios», como lo llamó un meteorólogo. No fue lluvia, sino una oportuna nevada. Cayó en la zona del incendio, antes de temporada y alcanzando más de 30 centímetros de altura, reduciendo el fuego y, en algunos lugares, apagándolo.