Tomar cartas
En 1992, el huracán Andrés dañó terriblemente la casa de Norena en el sur de Florida, en los Estados Unidos. Entonces, le pagaron un seguro y comenzaron la tarea de reparación. Sin embargo, cuando se terminó el dinero, los constructores se fueron y dejaron una casa incompleta y sin electricidad. Durante 15 años, Norena se las arregló con una pequeña refrigeradora y unas pocas lámparas conectadas con extensiones de cables. Lo sorprendente era que los vecinos parecían no darse cuenta del problema. Al tiempo, el alcalde se enteró y decidió tomar cartas en el asunto: contactó un electricista que, a las pocas horas, le devolvió la electricidad a la casa.
El gran milagro
Leonard Ravenhill (1907–1994), un evangelista británico, dijo una vez: «El milagro más grandioso que Dios puede realizar hoy es sacar a un hombre impuro de un mundo impuro, hacer a ese hombre puro, volver a colocarlo en el mundo impuro y mantener puro al hombre en ese entorno». Al parecer, Dios hizo esto con Isaías cuando lo llamó para que le hablara a Su pueblo.
Vivir con humildad
Dwight L. Moody dijo: «Cuando un hombre piensa que tiene mucha fuerza y confía en sí mismo, puedes anticipar su caída. Tal vez pasen años antes de que salga a la luz, pero ya ha comenzado». Esto ciertamente le sucedió al rey Uzías.
Más que pan
Isaac Pennington, líder cuáquero del siglo xvii, dijo: «El Señor me ha estado enseñando a vivir en Él; no de nada que me haya dado, sino de la vida en sí». Las personas de Juan 6 querían vivir de Jesús, pero no por la misma razón; no porque sus corazones fueran leales a Él, sino fieles a lo que pensaban que el Señor podía proveerles: alimentos y liberación de la opresión romana.
Bondad sin fronteras
Uno de los mayores obstáculos para mostrar compasión es prejuzgar sobre quién creemos que la merece. Jesús relató una parábola para responder la pregunta: «¿Y quién es mi prójimo?» (Lucas 10:29). Es decir, ¿quién merece nuestras acciones bondadosas?
Cuarto de seguridad
En algunas casas, los dueños han construido cuartos de seguridad; lugares especiales donde pueden ir para protegerse si alguien entra a robar.
Discipulado básico
Como no soy la clase de hombre «arregla todo», hace poco tuve que llamar a un amigo que es sumamente habilidoso, para hacer algunas reparaciones en mi casa. Cuando llegó, le entregué la lista que había preparado, pero, para sorpresa mía, ¡me dijo que yo mismo haría los arreglos! Me mostró cómo hacerlos, me dio instrucciones mientras los hacía y se quedó a mi lado. Seguí su ejemplo y reparé todo con éxito. Este proceder se asemeja a lo que Jesús hizo cuando llamó a Sus primeros discípulos.
Acatar la orden
Estuve leyendo sobre el capitán Ray Baker, integrante del Comando Aéreo Estratégico, durante la Guerra de Vietnam. La fuerza aérea lo entrenó, junto con los otros pilotos, para correr desde las barracas a sus aviones ante el sonido de un timbre. Muchas veces, mientras comía, tenía que dejar los utensilios y salir disparado hacia su bombardero. Había sido entrenado para responder al llamado con obediencia inmediata. Estaba tan bien capacitado que, un día, mientras estaba de licencia, salió corriendo de un restaurante cuando oyó sonar un timbre.
Nada de palabrotas
En noviembre de 2008, la Corte Suprema de los Estados Unidos debatió sobre los límites constitucionales del lenguaje profano. El Comité Federal de Comunicaciones citó a una empresa de radiodifusión nacional por haber permitido que dos animadores usaran al aire dos palabrotas de uso corriente. La compañía argumentó que las palabrotas «fugaces» sin una evidente connotación sexual no debían sancionarse. Otros replicaron diciendo que nuestro deber es proteger a los niños de dicho lenguaje.
Cópienme
Un día, al sentarnos a la mesa, mi hijo mayor comenzó a protestar diciendo que su hermanita «siempre» copiaba lo que él hacía. Cuando ella lo imita al reírse o al comer las papas fritas antes que la hamburguesa, él se enoja. Mi esposa y yo tratamos de hacerle entender que esa era su oportunidad de influir en ella al ser un buen ejemplo.