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Articles by Mart De Haan

Maravilla invisible

En el ocaso de su vida, los pensamientos de la Sra. Goodrich aparecían y se perdían junto con los recuerdos de una vida intensa y llena de gracia. Sentada al lado de una ventana que daba a la gran bahía Traverse, en Michigan, tomó su libreta. En palabras que poco después no reconocería que eran suyas, escribió: «Aquí estoy en mi sillón favorito, y mi corazón flota. La olas golpeadas por el sol allí abajo en el agua se mueven constantemente… no sé hasta dónde. ¡Pero te doy gracias, querido Padre en las alturas, por tus bendiciones innumerables y tu amor eterno! Siempre me asombra pensar cómo puede ser que esté tan enamorada de Alguien a quien no puedo ver».

Ser humano

«Señor Singerman, ¿por qué llora?», preguntó el joven aprendiz mientras observaba a su maestro que elaboraba una caja de madera.

¿Buen tiro?

Cuando Bambi, de Walt Disney, fue reeditada, madres y padres evocaron con sus hijos recuerdos de su niñez. Una joven madre, cuyo esposo era amante de la caza y tenía trofeos impresionantes, fue una de ellos. Junto con sus hijos, expresó su conmoción cuando Bambi perdió a su madre tras el disparo de un cazador. Hasta hoy, en los encuentros familiares, le recuerdan la vergüenza que pasó cuando, con total inocencia, su hijito exclamó en el cine: «¡Buen tiro!».

El hermano mayor

El escritor Henri Nouwen recuerda una visita a un museo en San Petersburgo, Rusia, donde pasó horas reflexionando ante el retrato de Rembrandt del hijo pródigo. Con el paso de las horas, los cambios en la iluminación natural que entraba por una ventana le daban la impresión a Nouwen de que veía muchos cuadros diferentes. Cada uno parecía revelar otro aspecto del amor del padre por su hijo quebrantado.

Buena noticia para los pies

La publicidad me hizo sonreír: «Los calcetines más cómodos en la historia de los pies». Luego, ampliando la afirmación sobre la buena noticia para los pies, el anunciante decía que como las medias siguen siendo el artículo más requerido en los refugios para personas sin techo, por cada par comprado, la compañía donaría otro par a alguien que lo necesitara.

El Nombre de nombres

El nombre de Antonio Stradivari (1644-1737) es legendario en el mundo de la música. Sus violines, chelos y violas son tan apreciados por su artesanía y claridad de sonido que muchos han recibido su propio nombre. Uno de ellos, por ejemplo, se conoce como Stradivarius El Mesías. Después de haberlo tocado en él, el violinista Joseph Joachim escribió: «El sonido del Strad, ese “Messie” singular, vuelve una y otra vez a mi mente, con su combinación de dulzura y grandeza».

Ver la luz

En las calles de Los Ángeles, un hombre sin techo que luchaba contra las adicciones entró en una misión de rescate para pedir ayuda. Así comenzó el largo recorrido de Brian para recuperarse.

Cantar en el Espíritu

Durante los avivamientos en Gales a principios del siglo xx, el autor y maestro bíblico G. Campbell Morgan describió lo que observaba. Estaba seguro de que la presencia del Espíritu Santo de Dios se movía en «ondulantes olas de canciones sacras». Había visto en las reuniones la influencia unificadora de la música, que despertaba plegarias, confesiones y cantos espontáneos. Si la emoción hacía que una persona orara demasiado largo o hablara de una manera que no hacía eco en los demás, alguien comenzaba a cantar suavemente. Luego, otros se le sumaban, y el coro aumentaba de volumen hasta ahogar todos los demás ruidos.

Mudanzas del corazón


Según la Oficina del Censo de Estados Unidos, los ciudadanos se mudan de un lugar a otro un promedio de once a doce veces durante toda su vida. Hace poco, 28.000.000 de personas empacaron, se mudaron y desempacaron bajo un nuevo techo.


La gloria más grande


Augusto César es recordado como el primero y más grande emperador romano. Con habilidad política y poder militar, eliminó a sus enemigos, expandió el imperio y transformó la desordenada Roma en una ciudad de templos y estatuas de mármol. Los romanos se referían a él como el padre divino y el salvador del género humano. Al concluir sus 40 años de reinado, sus últimas palabras oficiales fueron: «Encontré Roma una ciudad de arcilla, pero la dejé una ciudad de mármol». Sin embargo, según su esposa, sus últimas palabras fueron: «¿Hice bien mi papel? Entonces, aplaudan cuando salgo».