Preguntar a Dios primero
Durante los primeros tiempos de nuestro matrimonio, luchaba para descubrir cuáles eran las preferencias de mi esposa. ¿Quería una cena tranquila en casa o ir a un restaurante elegante? ¿Estaba bien que saliera con mis amigos o ella esperaba que dedicara el fin de semana para estar con ella? Una vez, en lugar de adivinar y decidir antes, le pregunté: «¿Qué quieres hacer?».
El gozo de dar
Era una semana deprimente. Me sentía aletargada y apática, pero no me daba cuenta del motivo. Cerca del fin de la semana, me enteré de que una tía mía tenía insuficiencia renal. Sabía que debía ir a visitarla, pero, para ser sincera, no tenía ganas. De todos modos, fui y almorzamos, charlamos y oramos juntas. Una hora después, salí de su casa, sintiéndome más animada por primera vez en días. Centrar mi mente en otra persona, en lugar de en mí misma, había mejorado mi estado de ánimo.
Juego limpio
Cuando el corredor de Singapur, Ashley Liew, se encontró a la cabeza del pelotón durante una maratón en los Juegos del Sudoeste Asiático, supo que algo andaba mal. De inmediato, se dio cuenta de que los corredores de adelante habían tomado una curva equivocada, y ahora venían detrás. Ashley podría haber sacado ventaja de ese error, pero una fuerte sensación de integridad deportiva le dijo que no sería una victoria genuina. Él quería ganar por ser el más rápido, no porque los otros se habían equivocado. Fiel a sus convicciones, redujo la velocidad para permitir que lo pasaran.
Una promesa doble
Desde que tuvo cáncer hace varios años, Ruth no ha podido comer, beber ni tragar bien. También ha perdido gran parte de su fuerza física; y numerosas cirugías y tratamientos la han dejado solo una sombra de lo que solía ser.
Perdido, pero hallado
Cuando nos enteramos de que mi suegra se había perdido mientras iba de compras con una pariente, mi esposa y yo nos desesperamos. Sufría de pérdida de memoria y de confusión, y no se sabía qué podría hacer. ¿Se quedaría por la zona o subiría a un autobús, pensando que la traería a casa? Los peores escenarios resonaban en nuestra mente cuando empezamos a buscarla, y clamábamos a Dios: «Por favor, encuéntrala».
Amar a todos
Asisto a una iglesia ubicada en un campo grande y abierto; algo raro en la isla de Singapur, que mide apenas 40 kilómetros de largo por casi 25 de ancho. Hace un tiempo, personas extranjeras que trabajan en mi país empezaron a hacer pícnics los domingos en el terreno de la iglesia.
Restauración tras el fracaso
Una orquesta que nos visitaba, lideraba el canto en nuestra iglesia, y su pasión por el Señor era conmovedora. Podíamos ver —y sentir— su entusiasmo.
Dios sabe
Cuando Denise conoció a una jovencita de su iglesia que estaba sufriendo, se compadeció e intentó ayudarla. Todas las semanas, pasaba tiempo aconsejándola y orando con ella. Sin embargo, algunos líderes de la iglesia no notaron los esfuerzos de Denise y decidieron asignar a un miembro del personal de la iglesia para que la ayudara.
Entrenamiento para la vida
Mi entrenamiento para una carrera de fondo no iba bien, y la última práctica había sido particularmente decepcionante. Había caminado la mitad del tiempo e incluso tuve que sentarme en cierto momento. Sentía que había reprobado una miniprueba.
Acceso privilegiado
Aunque era solo una réplica, el tabernáculo en el sur de Israel inspiraba reverencia. Construido de tamaño real y lo más cerca posible de las especificaciones de Éxodo 25–27, se erguía en el desierto del Neguev.