No te desanimes
Cocinar puede convertirse en una tarea tediosa cuando lo hago tres veces por día y semana tras semana. Me canso de pelar, cortar, trozar, mezclar y esperar que la comida se hornee, se ase o hierva. No obstante, ¡comer nunca es tedioso! En realidad, es algo que disfrutamos, aunque lo hagamos día tras día.
El que sirve
«¡Yo no soy sirvienta de nadie!», grité. Esa mañana, las exigencias de mi familia parecían superarme, mientras ayudaba a mi esposo a buscar su corbata azul, le daba de comer a mi bebé y sacaba de abajo de la cama el juguete perdido de nuestro hijito de dos años.
Disfrutar su comida
No tiene que ver con que la mesa sea cuadrada o redonda ni que las sillas sean de plástico o de madera; tampoco importa la comida, si fue hecha con amor. Una buena comida se disfruta cuando apagamos el televisor y los teléfonos celulares, y nos concentramos en las personas con quienes la compartimos.
Atajos peligrosos
Hace poco, cuando hubo elecciones en mi país, una madre necesitada a quien conozco cambió su voto por una bolsa de pañales. Ya habíamos hablado de los beneficios de cada candidato, así que su decisión me desilusionó. «¿Qué pasa con tus convicciones?», le pregunté.
Entender el costo
Hace poco, le regalamos a nuestro hijo de dos años un par de botas nuevas. Estaba tan contento que no se las sacó hasta la hora de dormir. Pero, al día siguiente, se olvidó por completo de ellas y se puso sus zapatillas viejas. Mi esposo dijo: «Ojalá supiera cuánto cuestan las cosas».