La ciudad justa
En vísperas de Año Nuevo de 2000, unos oficiales en Detroit abrieron una cápsula del tiempo de 100 años de antigüedad. Adentro había predicciones de algunos líderes de la ciudad, que expresaban visiones de prosperidad. Sin embargo, el mensaje del alcalde era diferente. Escribió: «Quisiera [… que] se den cuenta como nación, pueblo y ciudad, de que han crecido en justicia, porque esto exalta a una nación».
Victoria final de Jesús
Durante la Segunda Guerra Mundial, en unos campamentos militares en Europa, se arrojó con paracaídas un tipo inusual de suministro para los soldados que echaban de menos sus tierras: pianos verticales. Fabricados de forma especial, eran toscos y simples, pero brindaban horas de entretenimiento alentador para los soldados que se reunían a su alrededor para cantar canciones conocidas de sus países.
Un documento vivo
Para conmemorar la obra de su abuelo, Peter Croft escribió: «Deseo profundamente que toda persona que tome su Biblia no solo entienda sino que también experimente la Escritura como un documento vivo; igual de relevante, peligroso y emocionante hoy como hace miles de años». El abuelo de Peter era J. B. Phillips, un pastor que tradujo una nueva paráfrasis de la Biblia en inglés durante la Segunda Guerra Mundial, para lograr que la Escritura cobrara vida para los estudiantes en su iglesia.
Caminar con Jesús
Alimentos magros, botas impermeables y un mapa son algunos elementos esenciales que llevan los excursionistas en el sendero de John Muir. Este es un camino de 340 kilómetros que atraviesa arroyos, bordea lagos y bosques, y sube y baja montañas. Como se requieren unas tres semanas para completar el sendero, es fundamental llevar la cantidad correcta de provisiones. Si empacas demasiado, no te alcanzará la fuerza para llevarlo; si es demasiado poco, no tendrás suficiente para el viaje.
Dios nos lleva en sus brazos
En 2019, el huracán Dorian arrasó Bahamas, considerado el peor desastre natural de la historia del país. Refugiado en su casa con su hijo adulto paralítico cerebral, Bernardo sabía que debía irse. Aunque era ciego, tenía que salvar a su hijo. Con cuidado, lo colocó sobre sus hombros y salió, y con el agua hasta el mentón, lo llevó en sus brazos hasta un lugar seguro.