Testigos donde trabajamos
«¿Todavía estás molesta porque quiero reducir el tamaño de tu departamento favorito?», preguntó el gerente de Evelina. «No», dijo ella apretando los dientes. Se esforzó por contener las lágrimas, y decidió hacer lo que su gerente le pidiera. Quizá no podría llevar a cabo los cambios que esperaba, pero haría su trabajo lo mejor posible.
Ser visto
En un artículo sobre consejería, Hannah Schell explica que los mentores necesitan apoyar, desafiar e inspirar, pero «primero, y quizá más que nada, un buen mentor te ve […]. El reconocimiento, no en términos de recompensa o promoción sino en el sentido de simplemente “ser vistos”, es una necesidad humana básica». Las personas necesitan que las reconozcan, las conozcan y crean en ellas.
Cuidar a los necesitados
Elvis Summers respondió a la puerta y encontró a Smokey, una mujer que pedía latas vacías para cambiar por dinero. Esta era su principal fuente de ingreso. A Elvis se le ocurrió una idea. «¿Podrías mostrarme adónde duermes?», le preguntó. Smokey lo llevó a un lugarcito polvoriento junto a una casa. Movido a compasión, Summers le construyó una «casita», un refugio que le daba espacio para dormir segura. Summers siguió adelante con esa idea. Inauguró una página de GoFundMe para reunir fondos y se asoció con iglesias locales para conseguir terrenos y construir refugios para otras personas sin casa.
Paz en el caos
Juana se despertó al oír algo parecido al ruido de petardos. Un vidrio se rompió. Como vivía sola y no le quedaba opción, se levantó para ver qué sucedía. La calle oscura estaba vacía y la casa parecía estar bien… pero después, vio el espejo roto.
El amor de Dios es más fuerte
En 2020, Alyssa Mendoza recibió un sorprendente email de su padre con instrucciones sobre qué hacer por su madre en su 25.° aniversario de casados. ¿Por qué fue extraño? Su padre había fallecido diez meses antes. Alyssa descubrió que él lo había escrito y programado para enviarlo mientras estaba enfermo, sabiendo que quizá ya no estaría. También había arreglado y pagado para que le enviaran flores a su esposa para su cumpleaños, futuros aniversarios y días de San Valentín de los años siguientes.
Está bien lamentarse
Caí de rodillas y mis lágrimas llegaron hasta el suelo. Clamé: «Dios, ¿por qué no te ocupas de mí?». Fue durante la pandemia de COVID-19 en 2020. Hacía un mes que me habían despedido del trabajo y algo no había funcionado con mi seguro de desempleo. El dinero que prometió el gobierno no había llegado. Pero en lo profundo, confiaba en que Dios solucionaría todo. Sabía que Él me amaba y que se ocuparía de mí, pero en ese momento, me sentí abandonada.
En cuarentena por el miedo
En 2020, una pandemia de coronavirus dejó al mundo en pánico. La gente quedó en cuarentena, se cerraron los países, y se cancelaron vuelos y eventos importantes. Graham Davey, un experto en ansiedad, cree que los boletines de noticias negativos «suelen empeorar la tristeza y la ansiedad en la gente». Un meme mostraba a un hombre que miraba las noticias por televisión y preguntaba cómo dejar de preocuparse. En respuesta, alguien se acercaba y apagaba el televisor, ¡sugiriendo que la respuesta podría ser un cambio de enfoque!
Conocer su voz
Un verano, para la escuela bíblica de vacaciones, la iglesia de Carlos decidió llevar animales vivos para ilustrar la historia bíblica. Cuando llegó para ayudar, le pidieron que hiciera entrar una oveja. Tuvo que hacer un enorme esfuerzo para entrarla al gimnasio. Pero a medida que avanzó la semana, todo fue más sencillo; simplemente, llamaba a la oveja y esta lo seguía, sabiendo que podía confiar en él.
Nunca demasiado pecador
«Si tocara una Biblia, se prendería fuego en mis manos», dijo mi profesora de inglés de la universidad. Me sentí descorazonada. La novela que habíamos estado leyendo esa mañana mencionaba un versículo bíblico, y cuando saqué mi Biblia para buscarlo, ella vio y comentó eso. Al parecer, pensaba que era demasiado pecadora para ser perdonada. Aun así, no fui lo suficientemente valiente como para hablarle del amor de Dios y de que la Biblia nos dice que siempre podemos buscar su perdón.
La herencia no se gana
«Gracias por la cena, papá», dije mientras ponía mi servilleta en la mesa del restaurante. Había vuelto a casa durante unas vacaciones de la universidad, y después de haberme ido desde hacía tiempo, me pareció extraño que mis padres pagaran por mí. «De nada, Julie —respondió mi padre—; pero no tienes que agradecerme todo el tiempo. Sé que te has…