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Articles by Joe Stowell

¡No quiero!

Cuando nuestros hijos eran pequeños, uno de ellos dijo rotundamente que no cuando le pasamos unas arvejas en la cena. Ante eso, replicamos: «¿No qué?». Esperábamos que dijera: «No, gracias», pero su respuesta fue: «¡No quiero arvejas!». Eso nos llevó a hablar de la importancia de los buenos modales. En realidad, tuvimos conversaciones similares en varias ocasiones…

En la huerta


Mi amor a la agricultura tal vez tenga sus raíces en mis antepasados, quienes dedicaron su vida a esta tarea como un medio para mantener a la familia. Mi padre creció en una granja, y trabajar en la huerta también era su pasión. En mi caso, cultivar plantas que dan flores hermosas y cuidar rosas que llenan de perfume y belleza nuestro jardín es un pasatiempo maravilloso. Si no fuera por las malezas, ¡todo sería perfecto!


El chequeo


En esta época del año, voy siempre al médico para hacerme un chequeo físico. Aunque me siento bien y tengo buena salud, sé que estos chequeos de rutina son importantes porque pueden revelar problemas que, si no se descubren, pueden convertirse en enfermedades graves. Sé que permitir que mi médico encuentre y solucione esos problemas puede prolongar mi bienestar.


En el monte Calvario


A menudo, me encuentro pensando en los años cuando mis hijos eran pequeños. Algo que recuerdo con mucho cariño es nuestra rutina matinal para despertarlos. Todas las mañanas, entraba en sus cuartos y, con ternura, los llamaba por su nombre y les decía que era hora de levantarse y prepararse para las actividades del día.


Buscadores de sabiduría


Cada fin de año, los colegios y las universidades tienen ceremonias de graduación para celebrar el éxito de los alumnos que han terminado sus estudios y obtenido un diploma. Después de atravesar el escenario, esos graduados entrarán en un mundo que los cambiará. El simple conocimiento académico no será suficiente, y la clave para el éxito será aplicar sabiamente lo que han aprendido.


El acceso a Dios


La tecnología es una bendición en varios aspectos. ¿Necesitas información sobre un problema de salud? Solamente entra en Internet, y allí encontrarás de inmediato una lista para guiarte en tu búsqueda. ¿Tienes que comunicarte con un amigo? Envías un mensaje de texto, un correo electrónico o una nota en Facebook. No obstante, a veces puede ser frustrante. El otro día, tenía que acceder a información en mi cuenta bancaria, y tuve que responder una serie de preguntas. Como no las recordaba bien, bloquearon la cuenta. Piensa también cuando se interrumpe una conversación importante porque se termina la batería del teléfono, y no puedes volver a conectarte hasta encontrar una toma de corriente para recargarla.


Vida fragante


Estoy agradecido de que Dios me haya dado el sentido del olfato, para disfrutar de las fragancias de la vida. Pienso en cuánto me gusta algo tan sencillo como el aroma refrescante y atractivo de la loción para después de afeitar o el agradable olor del césped recién cortado en primavera. En especial, me encanta sentarme en el patio de mi casa, cuando el delicado perfume de mis rosas favoritas inunda el aire. Y, por supuesto, también está el sabroso aroma de una comida deliciosa.


Confianza absoluta

Cuando nuestros hijos eran pequeños, llevarlos al consultorio del médico era una experiencia interesante. La sala de espera estaba llena de juguetes con los que podían jugar, y de revistas infantiles para leerles. Hasta ahí, íbamos bien. Pero, apenas los levantaba para entrar, todo cambiaba. De repente, cuando la enfermera se aproximaba con la aguja para la vacuna que necesitaban, la diversión se transformaba en miedo. Cuanto más se acercaba, con más fuerza me abrazaban del cuello. Se aferraban a mí para encontrar consuelo; probablemente, esperando que los rescatara, pero sin saber que lo que sucedía era por su propio bien.

Poder para sobrevivir

Cuando yo era chico, tenía un juguete que era un muñeco plástico inflable para darle puñetazos. Era casi tan alto como yo y tenía un rostro sonriente. Mi desafío era pegarle con suficiente fuerza como para que quedara tirado en el suelo. Pero, por más fuerte que le pegara, siempre se levantaba. ¿El secreto? Tenía un peso de plomo en la parte inferior, que lo mantenía de pie. Los veleros operan con el mismo principio. El peso del plomo en la quilla proporciona el lastre que los mantiene equilibrados en medio de vientos fuertes.

Su elección

Cuando nuestros hijos eran pequeños, solía orar con ellos cuando los acostábamos. Pero, antes de orar, a veces me sentaba al borde de la cama y charlábamos. Recuerdo decirle a nuestra hija: «Si pudiera poner en fila a todas las niñas de cuatro años que hay en el mundo, te buscaría a ti. Recorrería toda la fila y te elegiría para que fueras mi hija». Eso siempre le ponía una sonrisa en el rostro, porque sabía que ella era especial.