Sustentador de bendiciones
El 15 de enero de 1919, un enorme tanque de melaza explotó en Londres. Una ola de 4,5 metros de más de 7.5 millones de litros de melaza corrieron por las calles a casi 50 km/h, arrastrando vagones, edificios, personas y animales. La melaza puede parecer inocua, pero ese día fue mortal: 21 personas murieron y más de 150 resultaron heridas.
Perdido, hallado… gozo
Durante una caminata por la playa con mi esposa Cari, nos pusimos a conversar con un anciano que estaba usando un detector de metales cerca de la orilla del mar. «A veces, los anillos tienen nombres —explicó—, y me encanta ver la cara de los dueños cuando se los devuelvo. Lo publico en línea y me fijo si alguien contactó a objetos perdidos». Cuando mencionamos que a mí también me gusta detectar metales, pero que no lo hago con frecuencia, se despidió diciendo: «¡Nunca lo experimentarás a menos que vayas!».
Pero yo te digo…
«Sé lo que dicen. Pero yo te digo…». De niño, oí a mi madre decir esto miles de veces. El contexto era siempre la presión de los pares. Ella trataba de enseñarme que no siguiera al rebaño. Ya no soy un niño, pero la mentalidad de rebaño continúa viva y provocadora. Un ejemplo actual es esta frase: «Solo rodéate de gente positiva». Aunque esto se oiga con frecuencia, debemos preguntarnos: «¿Es esta una actitud cristiana?».
Oración atesorada
El cascanueces de Clark es un ave asombrosa. Cada año, antes del invierno, esconde provisiones de cuatro o cinco semillas de pino, llegando a reunir hasta 500 por hora. Meses más tarde, vuelve para desenterrar las semillas, aun de debajo de la nieve espesa. Puede recordar hasta 10.000 lugares donde las ha escondido; una hazaña asombrosa (sobre todo, pensando que a los humanos nos resulta difícil recordar dónde pusimos las llaves del auto o las gafas).
Dios nos persigue
Hace unos años, un hombre caminaba una cuadra delante de mí, con los brazos llenos de paquetes. De pronto, tropezó y se le cayó todo. Una pareja lo ayudó a pararse y a juntar las cosas. Pero dejaron algo: su billetera. La levanté y corrí, siguiendo al desconocido y esperando devolverle ese importante artículo. Grité: «¡Señor, señor!», hasta que capté su atención. Se dio vuelta justo cuando lo alcanzaba. Nunca olvidaré su expresión de sorpresa, alivio e inmensa gratitud cuando le di la billetera.
Pensamientos y oraciones
«Estarás en mis pensamientos y oraciones». Tal vez te preguntes si la persona que afirma esto lo dice de verdad. Pero cuando Edna Davis lo decía, nadie cuestionaba su veracidad. Todos en el pueblito conocían bien el cuaderno amarillo de la «Srta. Edna», lleno de nombres. Por la mañana, bien temprano, la anciana oraba a Dios. En su funeral, varios testificaron que algo maravilloso había sucedido en sus vidas y lo adjudicaban a las oraciones de la Srta. Edna.
Entender la Palabra de Dios
Un anillo de hierro colgaba del marco de la puerta de la casa rural de mi tío abuelo. A más de treinta metros de distancia, había otro anillo, firmemente fijado al granero. Cuando había una tormenta de nieve, mi tío conectaba una soga entre los anillos para encontrar el camino entre la casa y el granero, y no perder el rumbo en medio de la nieve cegadora.
El verdadero hogar del corazón
«Bobby, el perro maravilla» era un collie mestizo que se perdió mientras su familia estaba de vacaciones a más de 4.000 kilómetros de su casa. Buscaron a su amada mascota por todas partes, pero regresaron con el corazón roto.
Observa el fruto
En un programa de entretenimiento de la televisión estadounidense, un panel de cuatro celebridades formula preguntas a tres individuos que declaran ser la misma persona. Por supuesto, dos son impostores, los cuales tergiversan la verdad y hacen que a los panelistas les resulte difícil adivinar quién es la persona correcta.
Fe imaginativa
«¡Mira, abuelo! ¡Esos árboles están saludando a Dios!». Mientras observábamos las ramas dobladas por el viento, el entusiasmado comentario de mi nieto me hizo sonreír. Y también hizo que me preguntara: ¿Tengo esa clase de fe imaginativa?