Bondad sin medida
Dos amigos estaban comprando una computadora en una tienda, cuando se encontraron con el gran basquetbolista Shaquille O’Neal. Como sabían que acababa de perder a su hermana y a un excompañero de equipo, le ofrecieron sus condolencias. Cuando siguieron con su compra, Shaq se les acercó y les dijo que eligieran la mejor computadora que encontraran. Luego, se las compró, solo porque ellos vieron que estaba atravesando un momento difícil, y su amabilidad lo había conmovido.
Amor sin límites
«¡Dios ha sido tan bueno con nosotros! Quiero agradecerle por nuestro aniversario». La voz de Terry era firme, y sus lágrimas mostraban su sinceridad. En nuestro grupo pequeño, todos estábamos profundamente conmovidos. Sabíamos lo que Terry y su esposo habían atravesado. Aunque era creyente, Robert sufrió la aparición repentina de una grave enfermedad mental y le había quitado la vida a su hija de cuatro años. Estuvo internado durante décadas, pero Terry lo visitaba, y Dios hizo una maravillosa obra de sanidad, ayudándola a perdonar. A pesar de la profunda angustia, el amor entre ellos creció.
Cuando creer es ver
«No puedo creer lo que veo». Mi esposa, Cari, me llamó y me mostró por la ventana una cierva en el bosque, justo fuera de nuestra cerca, que saltaba de un extremo a otros de nuestro patio. Lo mismo hacían nuestros perros grandes dentro del patio, pero sin ladrar. Corrieron de un lado a otro durante casi una hora. Cuando la cierva se detenía y los miraba, los perros también lo hacían, y se preparaban para volver a correr. No era un comportamiento de depredador y presa; ¡la cierva y los perros jugaban y disfrutaban juntos!
Convencido y liberado
«¡Yo no fui!». Era mentira, y casi me salgo con la mía, hasta que Dios me detuvo. En la escuela secundaria, formé parte de un grupo que disparaba pelotitas de papel detrás de la banda durante un acto. El director era un exmarino, famoso por la disciplina, y le tenía mucho miedo. Por eso, cuando mis compañeros me implicaron, le mentí. Y después le mentí a mi papá también.
Dedicados a la oración
«He estado orando por ti durante cincuenta años», dijo la anciana. Mi amigo Lou la miró con profunda gratitud. Estaba visitando la aldea búlgara donde creció su padre y que dejó cuando era adolescente. La mujer, creyente en Jesús, vivía al lado de sus abuelos y había empezado a orar por él cuando se enteró de su nacimiento. Ahora, más de medio siglo después, Lou visitó la aldea y, mientras estaba allí, le habló de su fe a un grupo de personas. Cuando esta mujer se acercó a él después de que hablara, se preguntó cómo habrían impactado sus oraciones para que él conociera a Cristo.
Dar y compartir generosamente
Cuando mi esposa Cari y yo terminamos la universidad, debíamos varios miles de dólares que teníamos que consolidar con un porcentaje de interés más bajo. Solicitamos un préstamo en el banco local, pero lo rechazaron porque no habíamos vivido ni trabajado en la ciudad mucho tiempo. Días después, le conté lo que había pasado a mi amigo Ming, que era anciano de nuestra iglesia. «Me gustaría mencionarle esto a mi esposa», dijo mientras salía.
La autoridad de Jesús
Después de que Jesús liberara a mi hijo Geoff de años de drogadicción, seguía preocupándome. Habíamos atravesado muchas cosas juntos y, a veces, mi foco seguía en su pasado difícil en lugar del futuro que Dios tenía para él. Los padres de adictos suelen preocuparse por las recaídas. Un día, en una reunión familiar, llamé a Geoff aparte y le dije: «Recuerda que tenemos un adversario y que es poderoso». «Lo sé, papá —respondió—. Tiene poder, pero no tiene autoridad».
El valle de la alabanza
El poeta William Cowper luchó con la depresión gran parte de su vida. Tras un intento de suicidio, fue internado en un psiquiátrico. Pero allí, gracias a un médico cristiano, llegó a tener una fe sincera en Jesús. Poco después, conoció al escritor de himnos John Newton, quien lo alentó a colaborar con un himnario para la iglesia. Uno de los himnos que escribió Cowper fue «Dios se mueve de formas misteriosas», con palabras salidas del crisol de la experiencia: «Ustedes, santos temerosos, renueven el ánimo; las nubes que tanto temen están llenas de misericordia y romperán en bendiciones sobre sus cabezas» (trad. lit.).
¿Dueño o administrador?
«¿Soy dueño o administrador?». El CEO de una compañía multimillonaria se preguntó esto mientras evaluaba qué era mejor para su familia. Preocupado por las potenciales tentaciones de una vasta riqueza, no quería cargar a sus herederos con ese desafío. Entonces, dejó su participación como dueño y colocó el 100 % de las acciones en un fideicomiso. Reconocer que todo le pertenece a Dios lo ayudó a tomar esa decisión, y a permitir que su familia se ganara la vida trabajando y usara los beneficios futuros para la obra de Dios.
Caminar con los zapatos de Jesús
¿Cómo sería caminar con los zapatos de la realeza? Angela Kelly, hija de un estibador y una enfermera, lo sabe. Fue la encargada de vestir a la reina Isabel II durante las últimas dos décadas de su vida. Una de sus responsabilidades era caminar con los zapatos nuevos de la reina, para ablandarlos. Había una razón para hacerlo: la compasión por una anciana que, a veces, debía estar parada durante mucho tiempo en las ceremonias. Como tenían la misma talla de zapatos, Kelly podía ahorrarle algunas molestias.