Mansedumbre
Los problemas de la vida pueden ponernos de mal humor, pero nunca deberíamos excusar las explosiones de mala conducta, ya que podrían descorazonar a quienes amamos y entristecer a los que nos rodean. Recién habremos cumplido nuestro deber ante los demás cuando hayamos aprendido a ser agradables.
El verdadero hogar del corazón
Durante años, tuvimos una terrier blanca. Estos perritos son fuertes y la raza fue creada para cavar en los túneles de los tejones y enfrentar al «enemigo» en su guarida. Una vez, nuestra perra se obsesionó con un animalito que se escondía debajo de una roca en nuestro patio. Nada podía disuadirla. Escarbó y escarbó hasta que hizo un túnel que pasaba varios metros debajo de la roca.
Espera tu turno
En nuestro patio, tenemos un antiguo cerezo. Como lucía caído y moribundo, llamé a un arbolista. El hombre lo revisó y declaró que estaba «excesivamente estresado» y que necesitaba atención inmediata. «Espera tu turno», murmuró mi esposa Carolyn. Había sido una de esas semanas.
Cuidar la creación
Las «grandes marrones» están desovando en el Río Owyhee; son truchas de ese color que comienzan su ritual de anidación en otoño. Puedes verlas excavando sus nidos entre las piedras superficiales.
Prestar atención
John Newton escribió: «Si, mientras vuelvo a casa, veo que un niño perdió una moneda y, al darle otra, puedo secar sus lágrimas, siento que hice algo. Tendría que aspirar a hacer cosas más grandes, pero no dejaré pasar esta».
Eres un original
Cada uno de nosotros es un original de la mano de Dios. Nadie se hace solo. No existe persona que se haya vuelto talentosa, experta o brillante por sus propios medios. Dios nos hizo a cada uno. Pensó en nosotros y nos formó con su inefable amor.
El rostro de nuestro Padre
Recuerdo el rostro de mi padre. Era difícil de leer. Era un hombre bondadoso, pero estoico y reservado. Cuando era pequeño, solía mirar su cara en busca de una sonrisa u otra muestra de afecto. Nuestros rostros nos «delatan»: un ceño fruncido, una mirada hosca, una sonrisa o unos ojos arrugados revelan lo que sentimos por los demás.
¡Perdonado!
Cuando regresaba a casa del trabajo, a veces, mi amigo Norm gritaba: «¡Están perdonados!». No era que sus familiares le hubieran hecho daño y necesitaran su perdón. Simplemente, les recordaba que, aunque habían pecado durante el día, la gracia de Dios les garantizaba su perdón.
Considera las nubes
Un día, hace muchos años, mis hijos y yo estábamos acostados en el patio, mirando cómo pasaban las nubes. «Papá —me preguntó uno—, ¿por qué flotan las nubes?». «Bueno, hijo —empecé, con la intención de brindarle mi vasto conocimiento, pero después, me quedé en silencio—. La verdad que no lo sé— admití—, pero lo averiguaré».
Un amigo de verdad
El poeta Samuel Foss escribió: «Déjame vivir junto al camino y ser amigo del hombre» (The House by the Side of the Road [La casa junto al camino]). Eso es lo que quiero ser: un amigo para los demás. Quiero estar junto al camino, a la espera de los viajeros cansados. Quiero buscar a los que han sido maltratados, que llevan la carga de un corazón atribulado y desilusionado. Deseo sustentarlos y renovarlos con una palabra de ánimo antes de despedirlos. Quizá no pueda «arreglarlos» a ellos o sus problemas, pero puedo dejarles una bendición.